Capítulo 17

1.4K 107 6
                                    

–Según lo que he leído ellos... Son almas malignas que pagan condena en el infierno pero...
Algunas veces salen del infierno y poseen cuerpos humanos, se remontan a las épocas más antiguas y según dicen, aún rondan entre nosotros, hay diferentes tipos de estos... Existen los que se le alimentan de almas, casi la mayoría, y algunos otros presentan poderes y los utilizan para hacer el mal, pero... Sólo son leyendas sobre el cielo y el infierno, nada es cierto.-Recordé algunas palabras de Jorge... "Soy un demonio nacido en el cuerpo de un mortal".

–¿Y qué hay sobre... Aquellos que nacen siendo demonios? –me aventuré a preguntar.

–No lo sé, no he escuchado nada sobre eso.

–¡Bien! –exclamé–. Continuemos con la lectura, los vampiros también son interesantes.

Intenté disimular mi vago interés específico en los demonios y me concentré en la lectura que por cierto cada vez se me hacía más fácil y estaba empezando aprender nuevas cosas.

Por otra parte Diego cada vez comenzaba a tener más dinero, Ruggero me confesó que Diego estaba haciendo negocios sucios con personas peligrosas, negocios basados en robos grandes y pequeños e incluso secuestrando personas, de Diego sí lo creía, él había estado años intentando obligarme a robar para comprar comida en nuestros días de más miseria y yo siempre me rehusé, viéndose obligado a robar con sus propias manos y lo hacía cada vez que podía. 

 Ése fue el segundo día entero que pase junto a Ruggero, esa noche él se quedó en casa de su abuelo y Diego yo en un hotel . Mientras Diego dormía aquella madrugada yo sin poder dormir escapé de la cama y rebusqué entre los libros que me dejó Ruggero para encontrar información sobre demonios y esas cosas, me acerqué a la ventana para aprovechar la luz de la luna, ahora que podía leer con menos dificultad sería más fácil encontrar algo por mi propia cuenta. 

Revisé entre páginas libros con nombres tenebrosos o algo por el estilo pero lo único que solía encontrar eran novelas románticas y libros de historia griega o europea, nada alusivo a demonios ni nada parecido. Al amanecer yo seguía despierta lidiando con mi temor de volver a soñar con Jorge y con el cansancio de mi cuerpo. Diego seguía durmiendo en la cama cuando escuché que tocaban la puerta, fui a abrirla y del otro lado se encontraba Ruggero con una pequeña maleta en sus manos.

–Hola –me saludó–. He venido a traerte esto.

Él extendió su mano para darme aquella maletita.

–esto... ¿Qué es?

–Es ropa que te he comprado y un par de zapatos.

–Ruggero, no tenías que molestarte –dije sorprendida y extremadamente feliz.

–No fue molestia, en serio.

–Gracias... Realmente te lo agradezco –le di un abrazo amistoso.

–No fue nada, en serio –correspondió al abrazo–. Tengo que irme ahora pero te veo luego,
¿está bien?

–De acuerdo, adiós –le lancé una sonrisa llena de gratitud y él me la devolvió.

–Adiós, Tinita.

El caos se desató minutos después cuando Diego despertó y me vio con nuevos jeans y calzada con unos Converse negros recién comprados. Mientras yo me sentía realmente feliz, Diego me gritaba.

–¿Por qué demonios el infeliz de Pasquerelli te trae ropa? –me gritó enfurecido–. Él no tiene
por qué hacer eso, tú no te mereces ropa nueva ni bonita y en tal caso soy yo quien debería
dártela no un maldito al que le pago para que te dé clases.

–Rugge es un caballero y él sí me trata bien, no como tú, Diego –susurré mirando al
suelo.–

—¡JA! –canturreó Diego –. Seguramente crees que el niñito prematuro ese te quiere o algo así. La única razón por la que te trata bien es porque yo le pago para que le tenga paciencia a una salvaje como tú. A ti nadie te quiere ni te va a querer nunca, nadie quiere a una niña de la calle como tú, ¿lo entiendes? El único que puede amarte soy yo, ¿entiendes o tengo que repetírtelo?

Fruncí el ceño y lo miré con odio.

–No me odies, princesa –me sonrió con malicia–. No me odies por amarte.

Se acercó hasta mí y me tomó por la cintura a la fuerza, intenté empujarlo pero solo conseguí que se enojara.

–A mí nadie me rechaza, linda –me besó a la fuerza.

Me resistí todavía más a sus besos empujándolo por el pecho para que se alejara. Diego al notar mi rechazo se enojó, su mirada se enfureció mas, casi destilaba fuego de sus ojos. Temí cuando lo vi enrojecer por efecto de su furia, Diego me tomó de los hombros y me sacudió con fuerza, supe que estaba comenzando a perder los estribos y probablemente me golpearía. Lo miré con los ojos entrecerrados conteniéndome de lloriquear como una bebita, no iba a permitirme llorar otra vez por un tipo como Diego. Firme como una roca vi a Diego alzar su puño para golpearme pero antes de que el golpe pudiera impactarme me zafé de su agarre y corrí hasta la puerta, miré a Diego y giré la manilla de la puerta, sin dudar corrí a través del pasillo hasta el ascensor pero supe que tardaría demasiado en llegar y Diego me atraparía, así que decidí lanzarme a correr escaleras abajo hasta que llegué al vestíbulo del hotel , Diego no me golpearía en un lugar atestado de personas por doquier de modo que me sentí segura.

Reconocí a Ruggero, él seguía aún en las instalaciones del hotel , estaba sentado en un amplio sofá con una taza de café en sus manos que humeaba. Lo primero que hice fue acercarme a él.

–¿Qué haces aquí aún? –le pregunté alterada, temiendo que Diego apareciera salvaje de
repente desde algún rincón del hotel. Ruggero alzó las cejas mostrándome que no se esperaba verme aparecer de un momento a otro.

–Me quedé por un café –respondió Ruggero después de que casi escupe su trago al verme.

–Ruggero , debo confesarte algo –lo intrigué–. Diego está furioso y temo que me golpee, él
lo hace siempre. El no pareció sorprenderse al mínimo. En ese momento el elevador se abrió y tras sus puertas apareció Diego atemorizante. Nos miró fijamente y fue acercándose con pasos relajados para disimular su rabia, casi intenté esconderme tras las espaldas de Ruggero pero supe que no iba funcionar.

–Buenos días, joven Pasquerelli –dijo Diego para disimular su rabieta, su carácter de perro y su mal humor.

–Buenos días –respondió Rugge con cortesía.


Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora