Capítulo 45

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Sin dudar le di un empujón que apenas lo movió.

-No me toques -exclamé.

Él se alteró y me tomó de ambos brazos, de un tirón me bajó de la camilla.

- Martina , tú eres tan sexy -dijo de forma sádica y morbosa, tomó mi rostro a regañadientes y puso sus labios sobre los míos. Me tomó con todas sus fuerzas y no pude hacer nada, me tenía aprisionada.

-Suéltame, baboso imbécil -balbuceé bajo sus labios. El chico puso sus manos en mis muslos y quiso levantar mi falda.

- Xabiani, déjame en paz -volví a balbucear tratando de empujarlo o golpearlo.

Jorge por poco no tumbó la puerta y entró enfurecido. Xabi palideció.

Jorge saltó hacia el chico asustado, lo tomó del cuello de su camisa y lo levantó con las dos manos, Xabi tenía los pies en el aire ya que estaba alzado por Jorge.

-Vuelves a tocarla y te asesino con mis propias manos -amenazó Jorge en tono bastante creíble y luego arrojó al chico que voló por la habitación y quedando estampado contra una vidriera en la que habían medicinas y otras cosas. Los cristales se rompieron y cayeron en la alfombra. Corrí fuera de la sala de enfermería siguiendo a Jorge y dejando solo al tarado de Xabiani.

- Jorge -lo llamé al ver que él me dejaba atrás y no me tomaba en cuenta, parecía bastante
disgustado. Él ni siquiera volteó. Corrí más rápido hasta que pude interponerme en su camino. Me coloqué frente a él y se detuvo. Me miró y yo me arrojé a sus brazos, lo envolví con fuerza entre mis brazos pero reparé que Jorge no me miraba ni correspondía al abrazo. Me retiró de su camino de forma brusca sin hablarme, ni mirarme, y siguió con su camino tan tranquilo como siempre.

 Me trató como si fuera una desconocida, sentí un vacío en el corazón, un muy doloroso vacío, sentí ganas de echarme a llorar. ¿Qué hice mal? Me pregunté. ¿Por qué me trataba así? Miré con el rabillo del ojo su espalda musculosa mientras se alejaba por los pasillos. Soporté sin ganas las siguientes clases, literatura, ciencias, violín, gimnasia, historia y francés. La misma rutina de bañarme, comer, vivir y luego dormir. Como de costumbre no podía sacar a Jorge de mi cabeza, cada vez ese comportamiento se volvía más obsesivo, y pecho me dolía al recordar lo grosero que se había comportado Jorge conmigo y sin ninguna razón, después de haberme defendido de Xabiani me ignoraba y se comportaba como un tonto. Siempre era él quien me rechazaba, siempre él era quien me pedía que me aleje. Era él quien no parecía quererme tanto como yo a él. Y siempre yo arrastrándome a sus pies de forma patética y humillante, siempre yo la tonta que andaba tras él esperando que nunca me deje. 


Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora