Capítulo 9

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—Eres toda una niñita salvaje y con pocos modales... y aquí entra Diego... El chico vivía fuera de la isla solo y conocía a tus padres desde joven, todos los meses viajaba a la isla a brindarles apoyo económico y ayudarlos con los que podía, pero Diego nunca fue un buen tipo. Tus padres murieron en condiciones misteriosas y fuiste raptada por Diego, tu tía Angie con tu tía Pablo se adueñaron de tu casa en la isla y hasta entonces tú y Diego se han dedicado a recorrer el mundo, sabes que viven a duras penas y él te hace creer que ha sacrificado todo por ti, pero realmente sabes que te maltrata, te obliga a servirlo y hacer lo que él quiera que hagas, te golpea y nunca te ha tratado como te mereces. ¿Me equivoco o no?.—dijo.

Tragué saliva al escuchar cada palabra de Jorge. ¿Cómo sabia toda mi vida si en la mañana estaba preguntándome todo? ¿Acaso era un loco acosador que estuvo investigando sobre mí? ¿Cómo supo que yo estaba en esa casa? ¿Me siguió? ¿En qué momento averiguó toda mi vida tan rápido? ¿O será que había estado mintiéndome y realmente él si me conocía y lo sabía todo sobre mí por alguna extraña razón? Definitivamente sea cual fuera la razón por la que Jorge sabia sobre mi triste vida me ponía los pelos de punta.

—Dime, Tini... ¿él te toca? ¿Te besa? ¿Te obliga a acostarte con él?.—siguió hablando sin que yo emitiera sonido alguno más que el de mí agitada respiración—.Quiero saberlo.

Fue acortando la distancia entre nosotros acercándose con pasos lentos cada vez más. Jorge parecía estar diciendo un monólogo ya que yo estaba enmudecida y sin habla.

—Sé que has sufrido mucho, Diego te ha maltratado desde siempre, y no conforme con eso, sé que escuchas cosas, ellos te aterrorizan todo el tiempo, vives cada noche atormentada por eso ¿no es cierto?.—la voz de Jorge se escuchaba tranquila y pacífica—. ¿Alguna vez te han tratado bien? ¿Alguna vez alguien te ha dicho que te ama y lo hermosa que realmente eres?

Cada paso que daba hacia mí me hacia tambalearme sobre mis pies por el efecto del temblor de mi cuerpo y la debilidad que crecía mas y mas. Realmente yo sentía mucho miedo.

—¿Alguna vez te miraron sin lujuria desde que te convertiste en una mujercita?.—Jorge me miraba como si algo lo estuviera lastimado mientras hablaba— ¿Han acariciado tu mejilla de esta forma sin pensar en acostarse contigo?

Se acercó demasiado y tocó mi mejilla acariciándome con sus dedos, el contacto fue relajante y se sentía increíblemente bien, me hipnotizó con su caricia y ni siquiera pensé en lo me él me estaba preguntando, mejor dicho, ni siquiera pensé en nada más que en la absoluta perfección de ese joven.

—Tini , ¿te han invitado a bailar alguna vez?.—ésa fue la única pregunta a la que respondí negando con la cabeza.— ¿Quieres bailar conmigo, preciosa?

Sus palabras hicieron volar mi corazón hacia otra dimensión, nunca me habían pedido una pieza de baile, nunca nadie se había preocupado porque alguna persona me diera un buen trato. Jorge tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya, con su otra mano acarició mi brazo para luego tomar mi otra mano y colocarla sobre su hombro y para finalizar terminó de acomodar su postura rodeando con su brazo mi cintura mientras su otra mano seguía alzada entrelazando la mía. Jorge empezó a tararear una canción que sonaba melodiosa y perfecta de forma inimaginable, el sonido que emitía su garganta era como escuchar un coro de ángeles. Mi cuerpo no respondía, no logré hacer nada más que dejarme llevar por el hipnótico movimiento del cuerpo de Jorge.

Yo jamás en la vida había bailado y mucho menos con alguien, solo lo había visto en películas o en la televisión, pero no tuve que hacer demasiado, puse mis pies sobre los de él y el moviendo de su cuerpo me guiaba, me hacía sentir como si estuviera flotando en el cielo, era como si sentirlo tan cerca me drogara y me hiciera ver por primera vez en mi vida cosas realmente hermosas, estando tan cerca de él me sentía espectacularmente bien, no podía pensar con claridad, lo único que tenía en la mente era... Jorge .

Su voz tarareando la música era lo único que mis oídos escuchaban, su piel era lo más suculento que jamás hubiera sentido al tacto, su aroma seria una marca inolvidable en mi piel y yo seguía respirando con el único motivo de seguir inhalando su perfume, yo tenía los ojos cerrados intentando contener una lágrima que estaba a punto de caer, yo estaba demasiado conmovida por el hecho de que por primera vez desde que mi padres se fueron alguien me estaba tratando bien, ya estaba tan acostumbrada a los maltratos que nunca imaginé que merecía ser tratada bien.

 Jorge me había demostrado lo que era sentir que alguien te apreciara, Jorge un simple extraño, me demostró lo fantástico que se sentía bailar con alguien...Alguien como él. Mi miedo hacia él estaba siendo opacado por todas las hermosas sensaciones y emociones que había dentro de mí. Durante minutos y minutos estuvimos de la misma forma, moviéndonos muy lentamente demasiado cerca uno del otro, mi cara estaba apoyada en su hombro hasta que abrí los ojos para deslumbrarme con la hermosura de su rostro, él estaba sonriendo, me bastó solo con mirarlo para desear de manera sobrenatural sus labios.

Sin poder contenerme acerqué mi rostro al suyo, yo quería sus labios, deseaba saborearlos, probarlos, me acerqué de manera peligrosa para besarlo y mi corazón se lastimó cuando él me apartó para que no lo besara. Yo lo miré dolida con ganas de llorar.

—No estoy rechazándote.— se excusó Jorge—Pero no puedes besarme, debes alejarte de mí, yo soy muy peligroso, soy un maldito egoísta que te hará daño si no te alejas de mí.

No entendí del todo el significado de sus palabras. ¿Qué era lo que lo hacía tan peligroso? Para mi había sido un caballero, había sido el único hombre al que yo alguna vez habría deseado besar y el único hombre que me negaría un beso.

—Tengo que irme.—me susurró Jorge con sus labios rozando mi oreja.

—¡No!.—le hablé por primera vez, más bien le grité y me aferré con las dos manos a su camisa por la parte del pecho jalándolo para que no se atreviera a dar un paso, supe que estaba mostrando toda mi desesperación—.No te atrevas a dejarme sola, no sabes las cosas horribles que veo cuando estoy sola, no sabes lo terrible que se siente, no tienes idea de lo agonizante que es, Jorge te suplico que no me dejes sola, te lo ruego.

Yo sonaba desesperada y mi voz casi se ahogaba en llanto por tan solo imaginarme la agonía y el miedo de volver a estar sola. Jorge pareció sorprenderse al verme en ese estado.

—¿Estás bien?.—me preguntó él.

—Sí, pero no me dejes sola.

—De acuerdo, me quedaré contigo hasta el amanecer.

Jorge tomó mis manos para apartarlas su camisa y entrelazó sus dedos con los míos.

—¿Por qué confías en mí si te he dicho que soy peligroso?.—dijo él con tono protector—Deberías querer huir y correr, deberías tenerme miedo y escapar de mí, deberías estar rogando que me vaya.

—Sí te tengo miedo pero... No me importa.—le dije— No me gusta estar sola.

—No debería quedarme.

—¡Quédate!.—le rogué una vez más—. Te lo pido.

Jorge pareció ignorarme y fijó su mirada en el piano.

Se acercó cauteloso hacia aquel viejo piano y se sentó para empezar a tocarlo, puso sus dedos sobre las teclas llenas de polvo y comenzó a tocar hermosa música, era conmovedor e impactante, tocaba piano con una facilidad increíble, sonaba atrayente, artístico, melodioso, en definitiva tenía un don, la música se le daba muy bien, al menos en el piano sí.

Cuando terminó de tocar su pieza, posó su mirada en mí, yo había estado todo el tiempo callada detrás de él, sus perfectos ojos verdes me miraban de forma maravillosa y me sonreía con picardía. Quedé prendida en su mirada, me atraía de un modo que no podía controlar mi cuerpo y mis acciones, me acerqué hacia Jorge con precaución, él era atractivo y esto no era solo algo físico, había algo en él que me atraía tal como las plantas carnívoras atraen a los insectos y de alguna forma yo sentía que estaba cayendo en su trampa y que luego él iba a lastimarme, pero de todos modos me seguí encaminando hacia Jorge, él me continuaba sonriendo, se puso de pie frente a mi cuando yo estuve lo suficiente cerca de su cuerpo, no lo toqué, no le hablé, simplemente me mantuve mirándolo y él también me miraba a los ojos.

—¿Te digo algo?.—Jorge rompió el silencio de la noche—. Tú me gustas mucho.


Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora