Capítulo 43

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-Yo no te he invitado, pequeño –dijo arrogante Jorge fingiendo una falsa carcajada.

Aquella incomoda discusión acabó cuando el padre Gregorio se acercó a la habitación y arrebató la espada de las manos de los tres ejerciendo gran autoridad para mandarlos a dormir a los tres tal como si fueran tres jovencitos o pequeños. Esa noche Jorge durmió por primera vez conmigo, no dejó de abrazarme ni un solo segundo en toda la noche y yo lo menos que deseaba era dormir, me aferraba a él con fuerza sin soltarlo y respiré su aroma hasta que se quedó dormido incluso antes que yo, dormido como un ángel o quizás como el más angelical demonio. Al poco tiempo yo también fui vencida por ese sueño espeso y soñé con Jorge hasta que fui despertada por un ponzoñoso dolor en mi muñeca. 

Era Jorge que estaba durmiendo y se aferraba con todas sus fuerzas a mí estrangulando mi muñeca tan fuerte que creí que me mis huesos quedarían hechos añicos. Él estaba teniendo un mal sueño a juzgar por la expresión adolorida y frustrada que mostraba en su rostro y es por eso que inconscientemente me estaba lastimando. Nuevamente sin querer dejé escapar un chillido de dolor. Jorge nuevamente despertó alterado y se enfureció cuando notó que una vez más me había lastimado, y a mí ni siquiera me importaba lo que Jorge me hubiera hecho, y ya me dolía que Jorge se sintiera mal pensando que me hacía daño. 

Tuve que volver al asqueroso internado, todos me miraban con sorpresa cuando me vieron entrar a ese lugar acompañada de "el jardinero", ellas lo miraban a él como si quisieran comérselo, le lanzaban sonrisas ridículas y lo saludaban insinuándosele, por poco no se desvestían en medio del vestíbulo para llamar la atención de "Mi Jorge". Claro, por supuesto que ahora aparecían mis celos posesivos y maniacos y ahí era cuando yo quería agarrarlas a todas de los pelos y sacarles los ojos si volvían a mirar a mi hombre, pero no era algo que yo haría.

Me quedé en el dormitorio y Jorge me aseguró que estaría cerca por si yo lo necesitaba, era
bastante temprano así que lo primero que hice fue colocarme el uniforme y bajar a desayunar para luego empezar con las clases.

-Lo sabía –me dijo Mercedes cuando de forma obligada tuve que sentarme junto a ella en la misma mesa durante el desayuno–. Tú te acuestas con el jardinero.

–¿Ahh? –pregunté yo sobresaltada por la inesperada acusación.

–Ay, querida, ya deja de fingir –siguió Mercedes con aire desdeñoso–. Es obvio que te fuiste con ese tipo todo el fin de semana y es el mismo chico que estaba en tu cama la otra noche, yo no estaba muy segura de que fuera el mismo porque se cortó el cabello, pero hoy cuando los vi llegar juntos estuve segura. Eres la amante del jardinero.

Mercedes estaba lo suficientemente cerca como para que yo la escuchara incluso si me hubiera estado susurrando pero ella hablaba en tono normal y todos alrededor se esforzaron para no hacer ruido y escuchar el rumor dicho por Mercedes hará después poder comentarlo.

–Mercedes , no voy a discutir contigo, así que mejor déjame seguir comiendo –la ignoré y le di un sorbo al café late caliente con leche. 


Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora