Capítulo 6 El secreto de Takeshi, los sentimiento de Karin. Un Tanuki

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Alcé mi dedo índice en signo de que me diera un minuto apartando ligeramente mi rostro del suyo mientras él me observaba confundido, entonces hice un movimiento rápido cogiendo la primera piedra que encontré en el suelo y lanzándola con todas mis fuerzas al templo haciendo un pequeño agujero. Shizen comenzó hacer una mueca de dolor encogiéndose.

-Niñata...-Murmuró, aprovechando el sufrimiento que estaba experimentando el pobre lobito (espero que se note mi sarcasmo en estos momentos) le quité el dardo para seguidamente clavárselo.

-Nunca me subestimes, dulces sueños, chucho.-Dije apartando un mechón de pelo de mi rostro, antes de cerrar los ojos él me lanzó una mirada asesina sabiendo que en cuanto se despertara, movería cielo y tierra para hacérmelo lamentar, bueno, creo que sobreviviré, sino siempre tengo la opción de estar cerca del templo con un martillo gigante.-Hice bien en practicar baseball en primaria.-Murmuré mirando el agujero.-Hana, comencemos.-Dije haciendo una sonrisa triunfadora.

-A la orden.-Dijo mientras alzaba ligeramente el templo.

-Esto va a ser muy duro.

Las horas pasaban y el cielo comenzaba a oscurecer cuando me di cuenta que ya iba a ser mi toque de queda, no había avanzado todo lo que yo quería, pero el plan que tenía preparado no iba a ser tan fácil, así que tenía que seguir sin importar lo lento que fuera. Miré de reojo a Shizen quien seguía dormido.

-¿A qué cuando duerme es realmente lindo?-Preguntó de forma pícara.

-No.-Contesté de forma seca.-De alguna forma sigue siendo irritante, me voy a casa, cuando despierte dile que si se atreve acercarse a mi hogar tengo mandado a todos los youkais a que golpeen el templo.-Le avisé, aunque era mentira ella asintió.-Ya llegué.-Anuncié mientras entraba en mi casa.

-Bienvenida.-Dijo mi madre mientras de nuevo me miraba extrañada.-Yumiko, cariño, ¿te has peleado con un león?-Preguntó sorprendida.

-¿Por qué lo dices?-Pregunté mirándome en un espejo, al verme con la coleta deshecha, la ropa toda manchada y mis brazos llena de arañazos no pude evitar reírme.-Es cierto, más bien parece que me he peleado con una horda de gato.-Mi madre sonrió al verme reír.

-Vaya, llevabas mucho tiempo sin sonreír siquiera, no sé lo que estás haciendo, pero mientras no te hagas heridas más graves, puedes llegar un poco más tarde a casa.-Dijo mi madre sonriente, yo sin embargo me sonrojé ocultado mi boca.

-¡Me voy a bañarme!-Grité subiendo las escaleras corriendo.

A la mañana siguiente notaba como las agujetas se apoderaban de mi cuerpo y las ampollas en mis manos empezaban a aparecer, sentía el gran peso del cansancio en mi cuerpo.

-Yumiko llegarás tarde.-Insistió mi madre.

-No me encuentro bien.-Dije arrastrándome por el suelo con el uniforme mal puesto.

-Te sentirás mejor cuando subas al autobús, venga, date prisa.-Interrumpió mi abuelo mirándome de forma extraña.-Yumiko no deberías estar así en el suelo con el uniforme medio puesto, si algún pervertido te ve de esta forma no sabrás lo que podrá pasar.-Continuó mientras su expresión facial se tornaba de forma perturbadora y escalofriante, así obligándome a lanzarle mi despertador a la cara y mi madre le echaba de mi cuarto.

-Abuelo, eres un viejo verde.-Escuché la aguda voz de mi hermano regañándole. Al fin pude moverme arreglándome más, bajé de forma perezosa las escaleras para tomar mi desayuno, el cual me lo comí a la velocidad de la luz por el hambre que tenía, ya una vez con las energías algo más llenas, me preparé para otro largo día en el instituto.

Wolf's soul Okami no tamashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora