El resto de la noche estuve todo el rato con Karin en los puestos, mientras Takeshi molestaba a Hikari y Shizen solo se dedicaba a seguirnos.
-Hola, chico ¿estás solo?-Preguntaron un par de chicas acercándose al chucho, él las fulminó con la mirada, haciendo que ambas dieran varios pasos hacía atrás, hasta que sin intercambiar una sola palabra, ellas se fueron asustadas.
-Shizen.-Le llamé enfadada.-No debes tratar así a las personas, puede que a mi no me asuste pero a los demás si.-Le aconsejé.
-¿Y qué importa si se asustan o no?-Preguntó aún con aquella mirada vacía.
-Porque darás una mala impresión y asustar a los demás no es bueno.
-¿Y qué más da lo que piensen?
-Shizen...-Murmuré preocupada tocándole el hombro, pero él me esquivó bruscamente, haciendo que le mirara incrédula.
-¿Pasa algo?-preguntó Karin con una gran sonrisa en el rostro. Él la miró y de nuevo apartó la mirada, observando el suelo.
-No... ya no pasa nada.-Dije indignada marchándome harta. Ya no aguantaba su comportamiento, su actitud, ¿no podía ser agradable de vez en cuando? ¡¿Tan difícil es?!
Karin y Takeshi fueron los primeros en irse, más tarde Hikari, dejándonos a Shizen y a mi a solas. Le miré de reojo mientras él seguía siendo inexpresivo.
-No me tienes por qué acompañar, puedo ir sola.-Dije rompiendo el silencio.
-Vamos a la misma dirección así que no me importa, pero si tu no quieres entonces me adelantaré.-Contestó indiferente.
-No quiero que me acompañes.-Mentí mientras subía al autobús haciendo que él se quedara fuera del medio de transporte.
El autobús se detuvo enfrente del templo, donde vi a una chica sentada en el banco, pude haberme quedado en el vehículo para bajarme en la siguiente parada la cual me dejaba justo enfrente de mi casa, en cambio decidí bajarme ahí mismo.
-Hola ¿le pasa algo?-Le pregunté a aquella mujer con el cabello largo y liso de color negro intenso, parecía ser alta aunque se encontraba sentada, tenía la piel lisa y pálida, vestía con un viejo yukata, lo que me hizo sospechar que a lo mejor no era un humano, y en su rostro tenía puesto una mascarilla, algo típico en Japón. Alzó la mirada clavando sus intensos ojos azules en mi.
-¿Soy guapa?-Preguntó con los ojos llorosos, un gran escalofrío inundó mi cuerpo, mientras mi cerebro me ordenaba salir corriendo. Sin duda no era humana, era un youkai y no una cualquiera, esa características y esa pregunta pertenecía a Kuchisake-onna, contestara lo que contestara mi final iba a ser el mismo: la muerte.
-Si.-Contesté tragando saliva, preparándome para lo que se avecinaba.
-¿Y ahora?-Preguntó quitándose la mascara dejando al descubierto una boca totalmente cortada, formándole una eterna sonrisa ensangrentada.
-¿Qué más da lo que piense la gente? Lo importante es ¿tu piensas que eres hermosa?-Pregunté nerviosa, repitiendo las palabras de Shizen, era una respuesta que se salia entre las opciones. Ella se quedó mirándome pensativa.
-¿Qué es lo que pienso de mi misma?-Me preguntó, yo asentí desconfiada.
-No puedo pensar sobre mi misma, siempre me enseñaron que si los demás piensan bien de ti eso te hará feliz, mi marido no me hacía caso y por eso le engañaba con otro hombre que siempre repetía lo bien que pensaba de mi, cuando mi esposo se enteró me hizo esto para que nadie volviera a verme hermosa... pero eso pasó hace tanto tiempo que ya he perdido la cuenta de los años.-Contestó pensativa.-Así que, dime ¿puedo cortarte?-Me preguntó sacando unas tijeras ensangrentadas.
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Wolf's soul Okami no tamashi
RomanceSiempre viví en la ciudad de Tokyo, nunca pensé en mudarme a las afueras, me gusta el ruido, los coches, el sonido de los anuncios y la gente hablando, me crié con ello y nunca experimente lo que sería vivir en tranquilidad en el bosque, en un puebl...