-¿Quién dice que necesite talismanes?-Pregunté cuando unos filamentos de agua salían de las rendijas de la madera del suelo y paredes formando una gran serpiente de agua a mis espaldas, dejando a los tres tengus totalmente boquiabiertos.-Los talismanes solo me ayudaban a aprender a utilizar los poderes Inoue, controlarlos y que los ataques sean más poderosos, pero la que realmente tiene poder soy yo. Si no queréis cabrearme dejadme volver porque esto es algo realmente estúpido e inútil.
-Puede cabrearse y amenazarnos todo lo que usted quiera, pero si el rey de los tengu dicta una orden, esta no podrá ser incumplida, así que deberá quedarse aquí aunque tenga que pelear contra usted.-Dijo el hermano menor desvainando la katana que colgaba de su cintura.
-Bueno y si yo digo que no quiero quedarme, así será. No me gusta que decidan por mi.-Repliqué serena y al mismo tiempo amenazante.
-Espere un momento señora sacerdotisa, piense un momento, aquí hay miles y miles de tengus con una destreza con la katana que ningún humano posee, si usted se enfrenta sola contra todo nosotros, por mucho poder que tenga, es prácticamente imposible salir viva, en caso de que lo consiguiera, nos encontramos muy lejos de su casa y a menos que tenga alas y se sepa el camino, es imposible volver, así que ¿qué tal si se tranquiliza e intenta no arriesgar su vida tontamente?-Propuso el rey tranquilo, sin alarmarse ni un poco.
-Entonces ¿usted sugiere que me siente tranquila a aceptar un acuerdo y un matrimonio que me niego a cumplir?-Pregunté vacilante sin bajar la guardia.
-No, solo sugiero que se tranquilice... mire, voy a proponerle que se quede aquí durante una semana; usted conoce esto, si le gusta y decide quedarse aquí, pues vivirá en este reino, sino, pensaremos en otra solución para que usted pueda volver a su lugar natal con los humanos y de alguna forma nosotros también salgamos al mismo tiempo beneficiados.
-¿Una semana?-Cuestioné.
-Sí, palabra de tengu.-Asintió decidido.
-No tengo otra opción ¿Verdad?-Pregunté mientras hacía desaparecer las enormes serpientes hechas de agua, al mismo tiempo que Tsubasa guardaba de nuevo la katana en su funda al ver que no tenía intenciones de atacar a nadie.
-Sí, casarse directamente con uno de mis nietos.-Miré durante un minuto a ambos tengus que me miraban de forma totalmente diferente el uno del otro: el mayor me miraba con alegría e inocencia, el otro con indiferencia, como si fuera un insecto.
-Prefiero la semana.-Contesté al momento que giré la cabeza hacia el padre.
-Esta bien, entonces tenemos un trato, ahora, le agradecería que se cambiara de ropas... aquí en el reino de los tengus... las mujeres no tiene permitido... mostrar tanta piel a hombres que no sean sus amados.-Me sugirió algo avergonzado.
-Ah sí, enseguida.-Asentí yéndome con unas mujeres increíblemente hermosas: con la tez de marfil, el cabello recogido color similar a una noche sin estrella y sin luna; grandes ojos oscuros y profundos, mejillas sonrosadas y labios de frambuesa. Iban vestidas con yukatas azulados, y al igual que los hermanos: de su espalda sobresalían unas hermosas alas de plumas tan oscuras como su cabello. Ellas me llevaron a la habitación en la que me alojaría durante aquella semana; era de estilo oriental antiguo, exactamente igual que mucha de las series y dramas históricos que veía mi madre, ese tipo de novelas sobre guerreros que se enamoraban de alguna dama de la corte.
Más tarde me enseñaron el yukata que iba a vestir, a diferencia de ellas, el mio no era azul, sino morado, haciéndome resaltar del resto. Aunque yo me negara durante numerosas veces, ellas insistieron en vestirme y lo hicieron, incluso me recogieron el cabello. La verdad es que iba casi mejor que en los fuegos artificiales. Lo único que me quedaba por hacer el resto de mi día en ese sitio (del que tengo que confesar que era increíblemente hermoso) era estar con los hermanos mientras me enseñaban más de aquel lugar... y aun así, lo único que se me viene a la mente es a la cantidad de deberes que tendré que hacer cuando vuelva y todas las explicaciones que tendré que dar...
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Wolf's soul Okami no tamashi
RomanceSiempre viví en la ciudad de Tokyo, nunca pensé en mudarme a las afueras, me gusta el ruido, los coches, el sonido de los anuncios y la gente hablando, me crié con ello y nunca experimente lo que sería vivir en tranquilidad en el bosque, en un puebl...