Capítulo 24-Un adiós de primavera.

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El tanuki me llevó por un portal a un mundo nuevo, el mundo youkai, el cual estaba repleto de seres mitológicos, hermosos y majestuosos, y otros más escalofriantes. Me sentía cómoda, yo no era la rara, era una más. Ya la sociedad no me consumía a cenizas, estaba en un lugar donde las opiniones humanas no existía, estaba en un sitio lleno de libertad y poder, estaba en un sueño. 

Mientras andaba por las calles siguiendo al tanuki, escuché silbidos de otros youkais que me piropeaban. No pude evitar sentirme alagada y al mismo momento molesta por sus formas groseras.

-Vaya, me siento como si paseara con una princesa.-Dijo el hombre riendo y con las mejillas ligeramente sonrojadas.

-Madre, mirad a esa mujer, ¿podré ser así de hermosa algún día?-Le preguntó una pequeña oni a su madre que me observaba algo sorprendida.

-Pero si tu ya eres tan hermosa como ella.-Le contestó su madre con una cariñosa sonrisa en los labios. La niña, riendo, empezó a correr bailoteando cuando se le cayó un muñeco que llevaba con ella. Entonces, yo me acerque a cogerlo y entregárselo.

-Se te ha caído, princesita.-Le dije mientras se lo entregaba. Ella me sonrió y me dio las gracias mientras se iba con su madre. Cada vez esto parecía más un sueño. Sentía tanto cariño y amor en apenas dos minutos que después de tanto tiempo casi olvidé como sonreír.

-¿Cómo se siente a no ser despreciada?-Preguntó mirándome con una dulce sonrisa en sus labios. 

-Increíble.-Contesté mientras mis lágrimas surcaba mis mejillas  de la emoción.

(.   .   .)

Ese tanuki que me enseñó tantos hermosos sentimientos se llamaba Arai, y el amor que sentimos el uno por el otro agrandaba día tras día descubriendo que era el youkai de mi vida.

Pasamos por muchas dificultades para estar juntos, ya que no era común en un tanuki tener una sola amada, pero meses años más tarde nos casamos en un hermoso templo de un pequeño pueblo.

Sin embargo la felicidad no es para siempre, y la sed de venganza pudo conmigo.

-Hana, relacionarte con ese tipo solo te traerá problemas.-Me advirtió Arai cuando regresé de hablar con Shizen, el youkai del lobo.

-Pero es una gran oportunidad para destruir a los humanos, todo lo que me hicieron pasar, ahora es mi oportunidad para vengarme.-Dije convincente queriendo que él también se uniera, pero lo único que hizo fue mirarme con pena, algo que realmente odiaba con todas mis fuerzas.

-¿Crees en serio que eso te traerá la felicidad? Creía que ya eras feliz,  y que no  necesitabas recurrir a la destrucción o la sed de sangre, en la que te estás metiendo.

-Y soy feliz, pero no lo estaré del todo hasta que no me libre de la carga que llevo encima.

-Libera esa carga, pero no matando a personas inocentes.

-¡¿Inocentes?!-Pregunté furiosa.-Esos humanos no reconocerían la inocencia ni aunque se la pusieran delante de sus narices.

-¡Tu fuiste una humana! ¿acaso te olvidaste de ese detalle?-Preguntó indignado.

-Sí, lo fui, pero lo deje de ser hace mucho tiempo.-Arai dio un fuerte golpe en la mesa mientras me miraba con unos ojos con los que nunca me había mirado antes.

-Es por esto por lo que los humanos nos ataca, porque nos teme, siempre pensara lo mismo mientras ambos ataquemos, y tu continuaras esta guerra, y hará mucho daño a ambos bandos, así que si vas a ir no te detendré pero si vas no vuelvas nunca más, después de eso no serás la misma mujer de la que me enamoré.-Dijo enfadado pero con un tono apenado y triste.

Wolf's soul Okami no tamashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora