El cazador y yo llegamos viendo a Shizen sentado en el borde del templo con los brazos ocultando su rostro preocupado.
-Llegué.-Informé relajada, como si nada hubiera pasado.
-Bienvenida.-Me recibió Hana con una sonrisa dulce que ocultaba tristeza y una inmensa desesperación por lo que iba a ocurrir.
-Oid, se está haciendo de noche así que me voy a mi casa, hago la maleta y tal ¿vale?-Les avisé mientras recogía mis objetos del templo.
-¡¿Eso quiere decir que te vas?!-Preguntó la mujer en pánico.-¡Si es por culpa del chucho, le desterramos al lugar más alejado y oscuro del bosque!-Dijo alertada mientras me cogía de los hombros.
-A ver, me voy a mi casa, no a la otra punta del país, mañana por la mañana estaré aquí.-Contesté indiferente.
-Ah...-Murmuró mientras me soltaba.-Creía...
-Bueno, me voy.-Me despedí con la mano antes de que comenzarán a ponerse sentimentales.-Por cierto, chucho, ven a mi casa, tengo que hablar contigo.-Le avisé, aunque no se movió.
-Yumiko, lo que te enseñé.-Me avisó Arai, por lo que asentí acercándome a Shizen.
-¡Chucho, que me escuches!-Le grité mientras le pegaba una patada furiosa.
-Vas mejorando, aunque las "Tsundere" como tu, son algo complicadas.-Opinó el mapache. El chico se levantó serio, sin mostrar ni siquiera enfado. Comenzó a andar sin decir nada, nunca le había visto así, parecía tan arrepentido y enfadado consigo mismo.
-¿Cogemos el autobús o vamos andando?-Le pregunté antes de llegar a la parada. Pero no decía nada.-No tengo ganas de caminar, así que mejor esperamos.-Le avisé mientras me sentaba, él hizo lo mismo mientras miraba el suelo.
Todo el camino a casa era en silencio absoluto, ni miradas, ni suspiros, nada. El parecía que no tenía ni fuerzas para hablar mientras que yo no tenia ganas de hablar sola, ya que por mucho que intentara conversar con él, no me contestaba.
En cuanto llegamos, tuve que decirle más de una vez que entrara para que por fin se introdujera en la antigua casa donde nos miraba los ojos curiosos de Ryu, mi abuelo y mi padre.
-Oh, ya has llegado, Yumiko, venga a poner la mesa.-Dijo mi madre con tono alegre desde la cocina, como si nada hubiera pasado.
-Yumiko, ven un momento.-Dijo mi abuelo y mi padre cogiéndome ambos de cada brazo.
-A tu madre le ha pasado algo muy raro, de pronto estaba como si tu nunca te hubieras ido, ha olvidado todo lo que ha sucedido.-Me dijo mi padre impactado.-Ni siquiera recuerda la pelea que tuvisteis cuando volviste de los fuegos.
-Ha sido un Jaku.-Les informé cruzándome de brazos.
-Eso ya lo sabemos, idiota.-Dijo mi abuelo dándome un ligero golpecito.-El tema es ¿qué has hecho para que tu madre haya dejado de estar controlada por aquel youkai.
-Lo he derrotado.-Contesté encogiéndome de hombros, haciendo que me miraran impactados.
-¡¿QUÉ HAS DERROTADO UN JAKU?!-Gritó mi padre recibiendo un fuerte puñetazo de parte de mi abuelo para que se callara.
-¡Así se hace dragón-kun, eres realmente bueno en los videojuegos!-Gritó mi abuelo actuando.
-¡Ryu, te he dicho que dejes la play y ayudarás a tu hermana!-Gritó mi madre ligeramente molesta desde la cocina.
-Pero si...-Cuando se iba a quejar, los dos hombres se acercaron a él corriendo.
-Te compraré ese juego que querías por tu cumpleaños.-Le sobornó mi padre.
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Wolf's soul Okami no tamashi
RomansaSiempre viví en la ciudad de Tokyo, nunca pensé en mudarme a las afueras, me gusta el ruido, los coches, el sonido de los anuncios y la gente hablando, me crié con ello y nunca experimente lo que sería vivir en tranquilidad en el bosque, en un puebl...