Capítulo 31-Mujeres indomables.

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-Mika.-Dijo la voz seria de Tsubasa.

Después convencer al fin a Sora para que me permitiera ser la aprendiz de aquella tengu, me dejaron ropa más cómoda para poder recibir mis clases. Más tarde, ambos me guiaron hasta un jardín central con forma cuadrada y de un tamaño increíblemente grande para estar en el centro del palacio, aún así las columnas que daba a los pasillos y nos rodeaba, daba la impresión de que era más pequeña, además en el centro había una pequeña fuente, cuyo sonido era capaz de relajar a cualquier fiera enfurecida, incluso a Shizen. Sentada de espaldas a nosotros se encontraba una chica con el pelo color castaño rojizo recogido con una cola de caballo alta. Sus largos mechones caían hasta casi la mitad de su espalda, por lo que podía deducir que su cabello suelto era realmente largo. Parecía que meditaba ya que no movía ni un solo dedo, a simple vista parecía una persona muy relajada, después de conocer a tantas chicas enérgicas, estaría bien conocer a alguien más relajado como yo... pero como he dicho... era lo que parecía.

-Mika.-La llamó nuevamente, en ese momento de la nada salió una daga dirigiéndose a una velocidad de vértigo hacia Tsubasa, quien lo esquivó con total indiferencia, como si le ocurriera contínuamente.

-Estoy meditando.-Le informó la chica con voz tranquila y serena.

-Y de mal humor...-Murmuró Sora.

-Meditar me pone de mal humor.

-¿Por qué estás meditando?-preguntó Tsubasa ligeramente extrañado.

-Porque el maldito de vuestro padre me lo ha ordenado, dice que soy demasiado nerviosa, que debería relajarme y aquí estoy...-Dijo con un tono más tenso.

-¿Cuánto tiempo llevas para estar tan desquiciada?-Preguntó Sora suspirando.

-Tres minutos.

-Record.-Dijo el hermano menor sorprendido, sin poder evitar aplaudir. Aquella reacción realmente me había incomodado ¿tres minutos? cómo de nerviosa debería de ser para no poder aguantar ni tres minutos sentada al lado de aquella fuente, haciendo expectativas de que aquel sonido relajaba a las ferias se iba desvaneciendo con la presencia de aquella chica con alas.

-Sí.-Asintió ella levantándose con orgullo.-Bueno, ¿qué queréis?-Preguntó mientras se giraba hacía nosotros posando sus grandes e intensos ojos marrones en mi.-¿Qué hace aquí una humana?-Me miraba relajada, sin estar extrañada lo más mínimo, parecía que había visto a miles de humanos más en aquel lugar. 

-Es una sacerdotisa muy famosa, así que no la mires con ese desprecio.-Se quejó Sora, aunque en un ningún momento me observó de esa forma, más bien era indiferencia lo que mostraba sus ojos.

-Oh, princesa, no se ponga celosa, a la única que miro con desprecio es a usted.-Dijo con una sonrisa vacilante.

-Esta insolente, primero insultas al rey y luego al principe, deberías ser ejecutada por tu mala lengua.-Le amenazó Sora molesto. La verdad es que me sorprendió ver esa parte de él, y yo que pensaba que era demasiado alegre y risueño, se ve que aquí en el palacio nada es lo que parece.

-Que pena ¿no?-Preguntó de nuevo de una forma vacilante, como si ser amenazada de muerte no le afectara lo mismo, como si ya estuviera acostumbrada ¿siempre actuaba tan pasiva con todo? de alguna forma no me parecía nerviosa y eso hacía que me sintiera más insegura-Tsum-Tsum, ¿por qué traes aquí al inútil de tu hermano? sabes lo mal que me cae.-Dijo molesta. Me quede impactada por las palabras de las chica, no solo le era indiferente con prácticamente todo, sino que parecía que todo lo que pasaba por su cabeza lo decía.

-Quiero que me ayudes a enseñarle a luchar con la katana.-Contestó señalándome con la cabeza.

-¿A Sora? Vale, pero si en una práctica acaba apuñalado "accidentalmente" no es mi culpa.-Asintió haciendo media sonrisa, mientras el tengu se ponía rojo de la furia.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2016 ⏰

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