El padre de mi mejor amiga(Prince Royce & Tú)

Quédate

CAPITULO 4.

Una vez deje a Lindsay en su cama, baje nuevamente al coche para hacer lo mismo con (Tn). Luego les llamaría a sus Padres para que vinieran por ella.

Volví a cargarla y entre a la casa, me dirigí a una habitación y la recosté en la cama con suprema delicadeza. Su olor me hipnotizaba.

Quite sus tacones para que pudiese descansar y no dañara las sabanas. Los coloque a un lado de la cama y la cubrí con una manta.

Ya estado todo hecho. Volvería a donde Lindsay para arreglar su habitación.

Me voltee con la intención de marcharme, pero unas manos juntaron la mía.

-Quédate. –escuche un susurro femenino que puso mis pelos de punta.

-¿Eh? –me volví hacia atrás, para encontrarme con una adolecente bien despierta, la cual, además estaba sujetando mi mano con fuerza.

-quédate, por favor –repitió (Tn).

Me quede mirándole. No sabía qué era lo que tenía que hacer, porque, desde ningún punto de vista está bien que un hombre se quede con la mejor amiga de su hija ya sea para acompañarla mientras se duerme.

Si Lindsay llegase a levantarse ¿Qué podía decir de mi? Seguramente encontrarme con su mejor amiga no lo vería por el lado bueno. Aunque pensándolo bien, Lindsay estaba demasiado bebida como para despertarse. Aun así no le veía la gracia a quedarme con (Tn) después de todos los pensamientos que había provocado en mí.

-No puedo. –hable finalmente, tratando de alejarme.

Su mano siguió apretando la mía con mucha fuerza, mientras sus ojos miraban los míos descaradamente. Aquel sentimiento de deseo comenzó a fluir en mí.

¿Cómo era posible que una adolecente pudiera provocar tal sensación dentro de mí?

Tal vez le estaba dando mucha vueltas al asunto. Lo único que debía hacer era marcharme de ese lugar. Al fin y al cabo solo era una adolecente bebida que no tenía la menor idea de lo que hacía.

-Le pido que me suelte. –me las arregle para decir. Ya habían pasado unos largos segundos desde que estaba ahí parado sin pronunciar ninguna palabra, ella se rehusó a hacerlo, al contrario, sostuvo mi mano con más firmeza. –¿Qué es lo que quieres? – entonces pregunte, ya un poco preocupado por esta situación.

-Que se quede conmigo mientras me duermo. –susurro (Tn), haciéndose espacio en la cama y al mismo tiempo jalándome hacia esta.

Esto era una falta de respeto.

-No soy tu padre, no tengo obligación de acompañarte –comencé a decir, haciendo distancia. –te pido que te duermas que debo ir a la segunda planta en donde esta Lindsay. –intente alejarme, pero esta vez (Tn) se sentó en la cama.

Fruncí el ceño.

-Sr. Rojas tengo que pedirle disculpa por lo que ha pasado ayer. –hablo (Tn).

Entonces supe que aquel beso no había sido un sueño. Había sido pura realidad. Ella se había acercado a mi cama y me había besado descaradamente sin importarle quien era yo. ¿Cómo pudo hacerlo?