Hermanita

1K 53 0
                                    

Capitulo 15.

Un ardiente beso que terminó rápido. Pero no porque él lo hubiese querido, esta vez fui yo quien quiso que pasara. Estábamos orillados en una carretera por dónde transitaban cientos de coches. No podíamos dar tal espectáculo en ese lugar. Lo que me tranquilizó fue que el Sr. Rojas estuvo de acuerdo conmigo, además de que él viaje de vuelta a casa fue bastante tranquilo. Platicamos de cosas sin mucha importancia. Me gustaba hablar con él, fuese cual fuese el tema.

— ¿Tus padres están en casa, (Tn)? —preguntó, aparcando el coche frente a mi casa.

—No. Lo dudo. —no di mucha explicación, no sentí que fuera necesario.

—Bueno —susurró, para luego bajarse del coche, darle la vuelta y abrir la puerta para mí. Extendió una mano para ayudarme a bajar.

—Gracias —sonreí ampliamente una vez estuve fuera del coche.

Estábamos completamente mojados debido a la inoportuna lluvia. Lo único que sabía era que el aspecto que el Sr. Rojas tenía en ese momento era increíblemente sensual.

—Te acompaño —me ofreció el brazo.

Caminamos hacia mi casa lentamente. En mi rostro había una sonrisa imposible de borrar, y es que habían acontecido tantas cosas con él. Eso me llevaba a un estado de felicidad increíble, llevaba mucho tiempo sin sentirme así.

—Supongo que te veré esta noche. —susurró, deteniéndose frente a la puerta de mi casa.

No creía que fuera posible. Visitar a Lindsay era una mala idea justo en ese momento. Estaba molestándome demasiado con Alexander Ramírez y realmente no me interesaba tener una cita con él. Tampoco quería que me metiera en problemas por andar con sus habladurías.

—Hmm, no lo creo —comencé a decir, ahora miraba sus ojos café. —Tengo que hacer unas tareas para la escuela. Ya está por terminar el año y nos ponen las cosas bien difíciles. Además quedé de platicar con mis padres sobre la carrera que quiero estudiar para el próximo año.

—Ok... me parece bien. ¿Entonces cuando te veré?

Parecía tan interesado. Sus ojos mirándome con intensidad. En verdad quería verme nuevamente y, como era de suponer lo mejor sería fuera de su casa.

—Llámame en la noche. —propuse.

¿Nos estábamos tuteando? ¡Sí! Eso me hacía sentir muy bien. Ahora teníamos más confianza.

—Así lo haré. —contestó, y de repente se inclinó hacia mí. Sus labios se presionaron contra los míos, mandando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

Volvió a alejarse y sonrió sin mostrar los dientes. También le sonreí, pero esta vez con un poco de timidez.

—Te hablo en la noche. —se alejó.

Esperé a que se montara en su coche, levanté una mano para despedirme, y entonces vi cómo se marchaba. Me quedé mirando a la carretera como una idiota por unos segundos.

—Te besaste con ese hombre. —una voz me sorprendió.

Bajé un poco mi cabeza y me encontré con mi hermana menor: Amber.

—Amber, ¿Qué...? —me detuve. —Olvídalo, no fue nada. —me giré hacia la puerta y busqué las llaves dentro de mi cartera. Cuándo las tuve en mi poder las metí dentro de la cerradura y entré inmediatamente.

—Es el padre de tu amiga Lindsay. —la escuché decir mientras me seguía por las escaleras.

Me detuve inmediatamente y me volteé para mirarla a los ojos. Su carita inocente era pura pantalla, ella era un demonio. Si se trababa de hacerme quedar mal ante mis padres, ella estaría gustosa de hacerlo.

—No... Amber, te has equivocado. —traté de hacerme la despistada.

— ¡Claro que no! Conozco al Sr. Rojas. —se cruzó de brazos.

Volví a voltearme y subí aun más rápido. Llegué a mi habitación e intenté cerrar la puerta pero Amber lo impidió.

— ¿Qué no puedes irte a jugar con tus muñequitas y dejarme tranquila? —pregunté enfadada.

— ¿Papá sabe que estás saliendo con él?

Mis ojos se abrieron más de lo normal.

—Amber... Oh vamos... eso no te importa en lo absoluto. ¿Recuerdas que una vez me dijiste que la vida de una pulga te interesa más que la mía?

Se quedó mirándome. Me miraba, me miraba y me miraba. Los parpados de sus ojos se fueron juntando poco a poco, algo que me ponía en alerta.

—No quieres que mis padres se enteren de esto, ¿verdad?

¿Qué carajo? Podría tener doce años pero era jodidamente inteligente. Sabía cómo molestarme, sabia como sacarme de quicio.


El padre de mi mejor amiga(Prince Royce & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora