¿Debo perdonarlo?

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Capitulo 32.

—Lo siento, de verdad lo siento. Sé que te he hecho daño y te juro que he pagado por eso durante estos cuatro meses que he estado sin ti. —susurré. —Se que nuestra relación duró poco pero los momentos felices que pasamos fueron más que suficientes para mí. No quiero perderte nuevamente, (Tn). ¿Cómo tengo que decírtelo?

— ¿Perderme? —preguntó curiosa. — ¿Acaso crees que podrás quedarte conmigo? Tienes una hija y una empresa. Ni en sueños podrías quedarte en California. Lo nuestro... lo nuestro debe quedar en el pasado.

—(Tn), prometo visitarte. No será cada semana pero si una vez al mes, eso lo prometo. —me acerqué más. —Lo prometo (Tn).

—No, no —se alejó. —No, Rojas. No quiero sufrir más. Las cosas están bien así. Tú con tu hija y yo aquí, con mi nueva vida. —se cruzó de brazos.

—Por favor (Tn) —suspiré profundamente antes de tomar una de sus manos y apretarla suavemente. Tocarla envió miles de sensaciones dentro de mí. —Por favor. Intentémoslo. Si esto no funciona puedes mandarme al carajo. Si no cumplo con mis promesas puedes hacer lo que quieras, ¡Es más, contarle todo a tu padre y hacer que él me de mi merecido! Pero dame la oportunidad. En realidad me importas, en realidad quiero estar contigo.

Se quedó mirándome por unos segundos, sus ojos comenzaban a aguarse. Me dolía verla así. —Geoffrey, ¿Por qué volviste? Es que no quiero sufrir, ¿es tan difícil comprenderlo?

—(Tn) estoy dispuesto a todo por ti.

— ¿Y Lindsay? No me vengas con mentiras, Geoffrey. Lindsay no está de acuerdo con esto. Seguramente volverás a arrepentirte de todo y romperás con esas promesas. Yo lo sé, Geoffrey.

—No —exclamé firmemente. —(Tn)... Ya no me importa lo que piense Lindsay. Quiero estar contigo. Te juro que de ahora en adelante Lindsay y tú irán por separado. No... no me importa lo que diga Lindsay, ¿entiendes?

—Es mi amiga. —murmuró, levantando las manos.

— ¡Ella lo entenderá, (Tn)! —mi voz salió como un grito. —Lo entenderá tarde o temprano.

Narra (Tn)

Durante cuatro meses las mismas preguntas habían estado rondando por mi cabeza sin darme tranquilidad.

¿Por qué no lucho él por mí?

¿Me echaba de menos?

¿Recordaría el sabor de mis labios y el contorno de mi cuerpo?

¿Me deseaba tanto como yo a él?

Cientos de preguntas rondaban por mi cabeza, pero había una en especial que me quitaba el sueño.

¿Tendría Geoffrey a alguien más?

— ¿Qué ha pasado con Angelina? —pregunté.

—(Tn), entre ella y yo nunca pasó nada. —movió la cabeza negativamente y siguió sujetando mis manos. —Yo solo tengo ojos para ti. Solo puedo pensar en ti. Tú eres la única mujer que me importa en ese sentido. Por favor, (Tn) —pidió.

Me golpeé mentalmente por blanda y torpe. ¿Qué era lo que ese hombre producía en mí? ¿Por qué estaba tan enamorada de él? Lo único que sabía era que lo amaba.

—De acuerdo, Geoffrey —tragué saliva. —De acuerdo. —repetí.

Una hermosa sonrisa se posó en sus labios al mismo tiempo que se acercaba a mí. Cuando volvió a hablar, esta vez procuré prestar aún atención a lo que decía.

—No te defraudaré. —Negó. —Lo prometo, (Tn).

Con nuestras narices rozándose, lo único que tuve que hacer, fue ladear un poco mi rostro. Con esa cercanía, pude vislumbrar sus brillantes y arremolinados ojos que me dieron fuerza para seguir. Su aliento se mezcló con el mío mientras dejaba que mis manos se deslizaran hasta las suyas, les di un apretón cuando mis labios encontraron los suyos, tiernos y vigilantes. Tras el primer contacto, separé nuestras bocas rápidamente y vacilante esperando su reacción.

Para mi suerte, Geoffrey acerco su rostro al mío y volvió a besarme, esta vez con más anhelo e insistencia, con más emoción, más cuerpo y más alma que cualquier beso que nos hubiéramos dado en toda nuestra vida.


El padre de mi mejor amiga(Prince Royce & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora