Mujer misteriosa

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Capitulo 21.

Recogí mis prendas y comencé a ponérmelas mientras esperaba a que Geoffrey saliera del baño.

No podía dejar de pensar en lo que podría pasar si al Sr. Rojas le llegaba a interesar aquella mujer que Lindsay iba presentarle. ¿Y si todo se iba al carajo gracias a ella? Era un gran riesgo, al fin de cuentas nada está seguro en este mundo.

Me senté en la cama y me pasé las manos por el cabello. Me sentía maniatada, una especie de desesperación había entrado en mi cuerpo y no me dejaba pensar con claridad. Lo único que pasaba por mi mente en ese momento era que todo se iba a ir al Diablo. Todo. Absolutamente todo.

Entonces la puerta del baño se abrió. Elevé la mirada y encontré a Geoffrey caminando lentamente hacia mí. La preocupación apareció en su rostro luego de unos segundos mirándome.

— ¿Qué pasa, (Tn)? —preguntó alcanzando sus bóxers.

Me quedé mirándolo por unos segundos.

¿Qué podía decirle? No estaba segura de qué. Era claro que sí le decía todo lo que estaba sintiendo hacia Lindsay en ese momento no querría volverme a ver. Él era su padre, y la amaba. Además, él siempre la había complacido con todo. No estaba segura de lo que haría en esta situación, pero de lo que sí estaba segura era de que no sería capaz de decirle a Lindsay lo que estaba pasando entre nosotros dos.

—Recibí un mensaje de Lindsay—me las arreglé para decir, él puso más atención que antes. —Me dice que te ha conseguido una novia.

— ¿Cómo? —espetó.

—Sí... —negué, mientras me levantaba de la cama. —Una mujer está esperándote en casa, Lindsay cree que es perfecta para ti. —caminé hacia el baño.

—No puedo creer que tal persona sea capaz de prestarse para eso —lo escuché decir. —(Tn)—intentó acercarse, pero entonces cerré la puerta del baño.

¡Carajo! Él no tenía la culpa de aquello. Lo cierto era que la rabia que estaba sintiendo era incontrolable. ¿Acaso Lindsay se había enterado de lo nuestro? ¿Por qué tenía que decirme que iba a presentarle una mujer a su padre justo el día en el que habíamos hecho el amor? Eso era extraño.

La vida no era justa. Desde donde se le mirara no lo era. Sólo tenía unos días para estar con Geoffrey, luego me iría para California y seguramente hablaríamos una vez a la semana. ¿Por qué tenía que separarme de él justo ahora que todo comenzaba a marchar a la perfección?

Tal vez me estaba haciendo una película en la cabeza, pero estaba así porque sabía cómo era el Sr. Rojas con Lindsay. Sabía que le gustaba complacer a su hija. Claramente aceptaría salir con esa mujer.

Yo lo sabía.

Terminé de vestirme y salí del baño. Lo encontré sentado en la cama poniéndose los zapatos, elevó la mirada por un momento y luego volvió a bajarla.

—(Tn) no tienes porque preocuparte.

—No quisiera platicar sobre eso.

Se levantó de la cama y se acercó a mí, sujetó mis dos brazos con delicadeza mientras me observaba con aquellos ojos que me hacían perder la razón.

—No dejes que esto te afecte. —comenzó a decir. — ¿Sabes, (Tn)? No soy un hombre que se anda con pendejadas. No soy de esos que anda con dos mujeres a la vez, puedes estar segura de lo que te acabo de decir. Estoy interesado en ti, siento miles de cosas por ti, y esas cosas aumentaron después de lo que hicimos hace unos minutos. No quiero que te hagas ideas en la cabeza sobre lo que puede suceder con esa mujer, ni siquiera la conozco. Tampoco estoy interesado en hacerlo ¿Ok? Sólo quiero estar contigo —acarició mi mejilla con ternura.

— ¿Y qué pasa si esa mujer...—

—No pasará nada con esa mujer —me interrumpió. —Lo prometo. —pasó sus manos por mi cintura y me atrajo a él para abrazarme.

Sonreí mientras apoyaba mi cabeza en su pecho, de alguna forma me había tranquilizado pero seguía nerviosa. Una cosa eran las palabras y otra muy diferente eran los hechos.

Luego de salir del Hotel y estar en su coche camino a mi casa no podía dejar de recordar lo que había sucedido entre los dos. Había sido tan hermoso y especial. Jamás iba a olvidar ese momento, iba a tenerlo presente cada día de mi vida.

Definitivamente veía a Geoffrey como el hombre perfecto. Claro, lejos de las complicaciones con Lindsay.

Aparcó el coche delante de mi casa, echó un vistazo hacia ésta y observó que todas las luces estaban apagadas, eso significaba que mis padres no estaban.

—Geoffrey... —pronuncié con cierta timidez.

—Gracias por la noche (Tn) —murmuró. —Gracias confiar en mí y darme eso tan importante. Te juro que jamás voy a decepcionarte, al menos lo intentaré. —tomó mis manos y plantó un beso en una de ellas.

Sonreí, y acaricié su mejilla.

—Buenas noches Geoffrey —concluí, ya que no tenía palabras para explicar todo lo que estaba sintiendo.

—Te llamaré en cuanto llegue a casa y solucione todo —avisó antes de inclinarse y darme un corto beso.

—Ok —sonreí en sus labios y abrí la puerta del coche.

Le sonreí por última vez antes de cerrar la puerta y dirigirme hacia mi hogar. Entré inmediatamente y cerré la puerta, segundos después escuché que Geoffrey se marchaba.

Seguía nerviosa. No dejaría de atormentarme hasta que Lindsay me confirmara que aquella mujer y su padre no habían quedado en nada. Cuándo ella viniera a mí para decírmelo, ese día estaría tranquila.

Narra Geoffrey.

No iba a mentirme. Lindsay había arruinado las cosas. Si, era mi hija y la amaba, pero eso no quiere decir que no me diera cuenta de lo que estaba pasando. Tenía una gran noche planeada, estaba dispuesto a quedarme en ese Hotel junto con (Tn), hacerla sentir bien, hacerle saber que no quería aprovecharme de ella, por el contrario quería que se diera cuenta de que el sexo no era lo que realmente me interesaba. Incluso si me hubiese dicho desde un principio sobre su virginidad, no abría planeado una noche así, hubiera esperado lo que fuera necesario.

Tal vez fue un poco apresurado.

Pero lo hecho está hecho, tampoco puedo a negar que me sintiera cómo no lo había hecho en años. Incluso, estaba deseando que pudiera repetirse. Pero si quería que las cosas siguieran bien, tendría que controlarme.

Así que me bajé del coche y caminé hacia mi casa esperando a que aquella mujer se hubiese cansado de esperar y ya no estuviera presente.

—Lindsay, ya llegué. —avisé, mientras cerraba la puerta.

Entonces escuché unos murmullos seguidos de unos pasos acercándose. Lindsay apareció por el pasillo, traía una sonrisa pícara en el rostro, lo que era más preocupante aún.

—Papá... —me abrazó tiernamente.

—Lindsay... —comencé a decir, pero fui interrumpido.

— ¿A qué... hueles? —preguntó.

— ¿Eh? —me aparté de inmediato.

Se quedó mirándome por unos segundos. Me miraba como si ya supiera con quien estuve minutos atrás. No puedo explicar la forma en la que me hacía sentir... Tan amenazado.

— ¿Estabas con (Tn)? —reclamó.

La miré sin expresión.

—Vaya... —entonces una voz desconocida se escuchó. Mi mirada fue hacia el pasillo y se encontró con una mujer, la cual se me hizo conocida. —Geoffrey, tiempo sin verte —sonrió, acercándose.

Miré a Lindsay, quién seguía mirándome con recelo.

— ¿Perdona? —volví la mirada a la mujer. — ¿Nos conocemos de antes?

Me miró con confusión pero a la vez divertida.

— ¿Es broma? No puedo creer que no me recuerdes. —rió bajito. —Soy Angelina.

Mi ex novia. Mi primer amor, la primera novia que tuve, mi primer amor en el colegio.


El padre de mi mejor amiga(Prince Royce & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora