Extorsión

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Capitulo 16

Bien, me estaba cabreando.

—Amber, no te busques un problema conmigo. —le advertí, girándome para buscar alguna prenda en mi armario.

—La que puede tener problemas eres tú... —comenzó a decir.

Cerré los ojos por un momento, sintiendo que iba a explotar en cualquier momento. Estaba siendo intimidada por una niña de doce años. —Puede que en algún momento... mis papás me pregunten con quien estás saliendo y... ups. Yo debo decirles la verdad a mis padres.

— ¡¿Qué es lo que quieres?! —me volteé inmediatamente para observarla.

Ella sonrió.

Dinero.

Amber estuvo sacándome dinero desde que se entero de que el Sr. Rojas y yo andábamos. Tuve que pagar un precio muy alto por su silencio. Era la cosa más extraña y asfixiante por la que había tenido que pasar en toda mi vida. Era un hecho que cada vez que se enfadaba o quería algo me amenazaba con contarle a mis padres sobre mi "Aventura" con el Sr. Rojas. Era increíble... pero cierto.

Los siguientes días fueron increíbles. El Sr. Rojas y yo cada día íbamos tomando más confianza y lo que teníamos se iba fortaleciendo, aunque no era nada oficial.

En pocos días había logrado que venciera todos sus miedos y se diera una oportunidad. Sentía que íbamos de maravilla, solo esperaba a que se decidiera a dar el primer paso.

Logré escaparme de Lindsay en cuánto salimos de la escuela. Geoffrey estaba esperándome a unas cuantas calles. Me llevaría a dar un paseo. Era un plan romántico para mí.

Me acerqué al coche y entré en éste. Lo vi hablando por teléfono, parecía bastante concentrado así que esperé a que terminara su llamada.

Mi teléfono móvil vibró en ese momento. Abrí el mensaje en cuanto vi que era de mi padre.

Necesitamos hablar. Nada grave, no te alarmes, pero queremos que llegues temprano a casa.

Me quedé mirando a la pantalla por unos instantes. ¿De qué necesitarían hablar? Definitivamente no podía tratarse de "Mi aventura con el Sr. Rojas" el día anterior tuve que darle dinero a Amber.

—Hola —entonces escuché la voz de Geoffrey.

Elevé la mirada para encontrarme con la suya. Siempre tan profunda.

—Hola —sonreí ampliamente, acercándome a él y dejando un beso en su mejilla.

— ¿Adonde iremos? —preguntó.

—Hmm —guardé mi teléfono móvil nuevamente en mi cartera. —Ayer me dijiste que me dejarías conducir el coche. —pronuncié con nerviosismo.

Se quedó mirándome por unos segundos.

—(Tn)... —hizo una pausa. — ¿Prometes cuidarlo?

— ¡Claro que sí! —exclamé animada.

Suspiró profundamente.

—Ok... Todo tuyo. —abrió la puerta y salió del coche.

Cómo hubiese querido que me dijera lo mismo pero tratándose de él.

No fue necesario salir del coche, ya qué me acomodé estando dentro de éste. Geoffrey se montó y frunció el ceño al verme acomodada en el asiento del piloto.

—Cuidad...... ¡¡¡(Tn)!!! —gritó en cuanto aceleré.

Solté una carcajada al verlo agarrado del asiento, mientras intentaba acomodarse el cinturón de seguridad. Parecía asustado y a la vez arrepentido.

— ¡No tan rápido! —exclamó, mirándome.

—Ok... Ok —disminuí la velocidad. — ¿Así está bien Sr. Rojas? —pregunté con humor.

—Indiscutiblemente. —contestó, pasándose las manos por el cabello. Entonces lo miré. Se veía tan sensual cuando hacia aquello.

—¡(Tn) mire hacia adelante! ¡Mire hacia adelante! —protestó al borde de un ataque, tomando el control del volante.

—No va a pasar nada, Sr. Rojas —volví la mirada hacia adelante e hice que quitara sus manos del volante. — ¿Pued...

—No. —me interrumpió.

—Per...

—No.

Hubo un momento de silencio.

—Ni siquiera tienes idea de lo que iba a decir. —ahora fui yo la que protestó.

—Sea lo que sea la respuesta es no. —miró por la ventana.

Seguí conduciendo, ahora iba a la velocidad que el Sr. Rojas conducía normalmente: a la velocidad de un anciano.

— ¿Así que no quieres a tu hija? —pregunté, bromeando pero con tono serio.


El padre de mi mejor amiga(Prince Royce & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora