Capítulo 38: ¿Que pasó?

341 21 6
                                    

Narra Brandon:

Abrí los ojos lentamente y no tardé en notar que me encontraba solo en la cama. Miré a mi alrededor y de inmediato diferencié mi remera y mis bermudas arrojadas en el piso, continué observando y mi vista se topó con el brasier de Audrey y su ropa interior también desparramados por el suelo. Entonces de un segundo a otro recordé todo, aunque si soy sincero, no sé a que le llamo recordar porque no me acordaba de nada excepto de que me pasé de copas.

Al principio mi borrachera fue un escudo para hacer caer a Audrey a mis pies y jugar con ella quién según mis ideas se embriagaría de verdad. Lo cierto es que nada ocurrió como en mis planes y aquella falsa borrachera comenzó a pasar factura hasta dejarme en un estado fatal.

No recordaba nada excepto los besos que nos dimos en el baño del boliche al que asistimos. En vano era que me esforzarse, no evocaba mis tratos para Audrey, ni si habíamos tenido relaciones, ni si ella quiso, ni si la obligué a la fuerza. Simplemente no me acordaba.

Mi meta siempre fue clara: conquistarla, ponernos de novios y acostarme con ella, pero obligarla no era la forma, y yo, en un estado de borrachera y con una mujer a mi lado, soy capaz de cualquier cosa.

Los segundos pasaban y mi futuro corría riesgo. Si nada había sucedido, mis perdones tendrían que ser muy buenos, porque seguramente me le lancé, ya que esa ropa interior en el piso hablaba por si sola. Si algo sucedió o no, de todas formas la tendría muy difícil. ¡Que Dios me ayudase!

Narra Audrey:

—Te amo Drey —hablaba el imbécil y besaba mi cuello con coacción. Yo me encontraba desnuda en mi totalidad y al le faltaba quitarse la ropa interior. Mi rabia al verme desbastada por los hechos, mi autoestima y mi valor como mujer formaron una alianza y me llevaron a encajarle una fatal patada en su zona baja. La efectué con fuerza, con despecho, con odio, bronca y sobre todo decepción.

Emitió un quejido penoso y su rostro se salpicó de dolor. Yo aproveché la circunstancia para salir en cuanto antes de esa habitación y huir de las garras de aquél loco psiquiátrico, que por suerte, no logró salirse con la suya.

—¡Ven para acá Audrey! —gritaba mientras se revolcaba del dolor y yo me vestía apresurada para irme en cuanto antes—. ¡Yo te amo! ¡La vamos a pasar bien!

Sujeté la llave que permanecía en la cómoda, me fui de ahí y lo dejé encerrado. Entre lágrimas me dejé caer en el oscuro y frío pasillo, y en medio de ese inmenso mar de dolor, reaccioné de golpe.

"—¡Sos una estúpida! —Su llanto aumentaba y su voz se debilitaba—. ¡Reacciona nena! ¡Tenes que creer en mi! Y vos... —Lo miró a Brandon con los ojos saltones y repletos de ira—. ¡Vos me las vas a pagar hijo de puta! ¡Vas a cobrar por esto! —Se abalanzó sobre él e intentó golpearlo, yo me apuré a colocarme entre medio de ambos y entonces sujetó mis brazos y clavó su mirada penetrante en mi—. Nos quiere separar, me hizo a un lado de tu vida para tenerte para él, es una trampa mi amor."

Recordé las infinitas veces en las que todos mis amigos me advirtieron que sus actitudes para conmigo eran extrañas y me recalcaron que era un sexopata. Ya no lo dudé y entonces creí más que nunca en las palabras que Eizen pronunció aquel día: "nos quiere separar."

Sentada en ese frío y aterrador pasillo fue que le marqué. Eran las tres de la mañana pero necesitaba disculparme con él y hacerle saber que ningún obstáculo nos podría separar.

—Perdóname, por favor —imploré entre un río de lágrimas—. Fui una estúpida mi amor, ya me di cuenta de todo, Brandon fue quien ideó todo con el fin de separarnos, es una basura, un sexopata. —De tan sólo pronunciar esas palabras y recordar lo que pasó esa noche mi cuerpo temblaba—. Te amo Eze, ningún obstáculo nos podrá separar, ni Brandon, ni mi viejo, ni mi desconfianza. Perdóname, por favor.

Ningún obstáculo nos podrá separarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora