Capítulo 3: Un pedido que lo cambiará todo.

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 "PERDONAR ES EL VALOR DE LOS VALIENTES. SOLAMENTE AQUEL QUE ES BASTANTE FUERTE PARA PERDONAR UNA OFENSA, SABE AMAR." GANDHI.

Narra Audrey:

Divisé al chico de la esquina cantando y se me hizo imposible no detenerme a observarlo. Como si eso fuera poco, mi impulso me jugó una mala pasada y me llevó a realizar un comentario y comportarme como una histérica con él.

En lo que resto del día mi mente no dejó de recrear su imagen. Todo me llevaba a él: escuchar una canción, leer un libro o ver televisión. No comprendía como una persona a la cuál ni siquiera conocía podía adueñarse de tal forma de mis pensamientos, creo que esto sucedía por la inminente culpa que me generaba no haber parado a Shei y Julie el día anterior cuando se desubicaron. Tan sólo pensar en lo idiota que fui me generaba repugnancia para conmigo misma, el día avanzaba su curso y la culpa aumentaba al compás de los latidos de mi corazón.

Lo peor fue que en determinado momento dejó de ser su imagen la que me atormentaba y comenzó a ser la mía también. Me veía a mi parada en la esquina sin hacer nada para revertir la situación que le tocaba vivir y eso me repugnaba el doble.

Cené y me acosté temprano ya que debía descansar bien para estar repleta de energías el día de mi gran casting. Por desgracia conciliar el sueño se volvió algo imposible y lo último que hice esa noche fue descansar.

Xxx: —Dale mi amor, no seas boba...

Audrey: —Vos no seas bobo ¡Mi amor!

Xxx: —Canto contigo, me disfrazo... ¿queres?

Audrey: —No, es peligroso.

Xxx: —¡Eso es lo de menos! Me importa que seas feliz y sé que lo sos haciendo esto.

Audrey: —Pero... ¿Te parece?

Xxx: —¿Lo de cantar?

Audrey: —Si.

Xxx: —¿A vos te parece Drey?

Audrey: —Em, si queres...

Xxx: —Sí, yo quiero.

Audrey: —Entonces vamos.

Xxx: —Vamos, juntos somos invencibles.

Ahhhhhhh —grité de pronto y me incorporé en la cama toda transpirada a causa de un sueño.

Soñé con el chico que cantaba en la esquina de la universidad. ¡Y ya ni siquiera me resultaba raro! Él tenía un lugar asegurado en mi mente, residía ahí, su recuerdo me atormentaba y ahora también la culpa.

Nos encontrábamos en una especie de camarín. Yo algo nerviosa y supongo que a punto de salir a cantar. "Juntos somos invencibles" pronunció y esa frase quedó resonando en mi mente hasta después de despertar. Tras enunciar esas palabras me besó y sin dudas, fue el beso más lindo de mis sueños. Pero por desgracia, desperté justo en ese momento.

Mi habitación permanecía oscura en su totalidad, el celular marcaba las 4:23 de la madrugada y aunque intenté seguir durmiendo y di vueltas y más vueltas en la cama no lo logré. En mi cabeza no dejaba de sonar la melodía del chico de la esquina cantando Paradise. La imagen de su sonrisa divagaba por mi mente, sus palabras acabando con los prejuicios de Julie y Shei se reproducían. Él en su totalidad me invadía. ¡Parezco una niña fresa expresándome así! Vaya cursilería. Pero de verdad, mi inconsciente no paraba ni por un segundo de pensar en ese chico, estuve así por vario rato y cuando volví a mirar la hora ya eran casi las cinco menos cuarto.

Ningún obstáculo nos podrá separarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora