Capítulo 35: Reaccionar.

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"Nada es absoluto, todo es relativo."

Narra Audrey:

El vuelo se volvió eterno y la pasé horrible. Tuve que soportar nauseas y hasta vomité a unas pocas horas de aterrizar.

Seguía sin asimilar el montón de cosas que sucedieron en tan poco tiempo y el hecho de encontrarme en un avión con una persona que se hacía llamar mi "novio" pero quien no me generaba ni un mínimo interés.

— Estos dos meses serán geniales —era lo que no dejaba de repetir desde que apoyó su trasero en el asiento.

—Si —bufé resignada con mi vista clavada en la ventanilla—. Me quedé pensando en los gritos que oí en el aeropuerto, estoy casi segura que ese era Peter.

—¡No! —exclamó de inmediato mientras negaba con la cabeza—. Te confundiste. ¿Peter? ¡Pero claro que no! —reafirmó.

Unos minutos de silencio nos invadieron, pero con rapidez los corrompió. Yo no sabía de donde obtendría fuerzas para soportar esos dos meses, porque aunque adoraba a Brandon, cuando se ponía así de denso me generaba rechazo y me daban ganas de ahorcarlo.

—¿Sabes en que estoy pensando? —indagó entusiasmado.

—¿En qué? —averigüé, resoplé y lo miré.

—En que quiero casarme contigo ni bien regresemos de Paris —afirmó con una sonrisa inmensa en su rostro, lo peor de todo es que parecía decirlo muy en serio.

—Ja, ja, ja —me burlé yo, y eso ni siquiera era una risa, era una acotación que pretendía mostrarle que estaba loco.

—No entiendo de que te reís —respondió muy centrado en su idea—. Yo siempre dije que quiero casarme joven. Y también me gustaría tener hijos joven y quizás este viaje nos sirva porque yo ya tengo 21 y...

—¡Y yo tengo 16 estúpido! —grité hiper enojada, porque lo conocía y sabía que lo decía totalmente en serio. Me mordí el labio con todas mis fuerzas desquitando mi bronca y él insistió.

—Vas a cumplir 17 el mes entran...

—¡Ah pero sos un idiota bárbaro! —grité nuevamente y negué con la cabeza, azorada con su respuesta tan básica—. ¿De hijos me hablas? ¿De casamiento? Sabes lo que pienso, ¡que sos un interesado! ¡que te importa sólo mi dinero! —exclamé furiosa e intenté mantenerme en eje porque si no lo mataría.

—Drey te juro que no es así —se retractó al notar mi reacción. Una azafata caminaba rumbo a nuestros asientos—. Yo lo decía por...

—No griten en el avión, por favor —nos solicitó la azafata—. Están molestando al resto de los pasajeros —concretó y se fue.

Volteé dándole la espalda a ese idiota y una lágrima se me escapó. El Eizen bueno, ese que yo conocí en un principio, era incapaz de faltarme el respeto de esa forma. ¿Por qué me tuvo que fallar? ¿Por qué en un par de días nuestra hermosa relación se vino abajo?


—¿Está todo bien, verdad? —no dejaba de preguntarme mientras esperábamos nuestras maletas—. Te lo tomaste muy a pecho y no debería haber sido de esa forma.

—Esta todo bien. —Sonreí y a continuación tomé mi maleta de la cinta y luego él la suya. Mis padres hicieron lo mismo, salimos del aeropuerto y nos subimos a un taxi.

Para mí encontrarme en Paris no era nada del otro mundo y seguía tan deprimida por todo que ni siquiera me latió agitado el corazón, es más, ni un poquito de felicidad logré sentir. Brandon a mi contrario se hallaba eufórico, no dejaba de tomar fotografías con una cámara de pésima calidad y sonreía en todo momento.

Ningún obstáculo nos podrá separarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora