"Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed."
Narra Audrey:
Me escribió una carta hermosa y sumados todos sus tiernos detalles, más sus constantes demostraciones de cambio y su abrupta cercanía, no pude evadir hacer las paces con él y ceder.
Decidí arriesgarme y hasta el momento no dejaban de llegarme indicios de que no me desilusionaría. Luego de aclarar pautas y dejar de lado mi odio, aún al día siguiente no dejó de tener detalles hermosos para conmigo. Apareció con un corazón repleto de chocolates, que me tendió ni bien me vio. Luego en clases, se sentó a mi lado y entretanto yo escuchaba a los profesores, él no apartaba su vista de mi ni por un instante.
Esa misma tarde nos encontramos en la heladería acordada. Me sentí mal a causa de que con Eizen llevábamos una relación muy linda e ir a tomar un helado con Brad, me hacía creer que lo estaba traicionando. Sé que no tiene mucha coherencia esto, dado que con ninguno tenía compromisos, pero de igual modo una sensación extraña y de culpa me invadió.
Traté de mantener las circunstancias en calma; en varios momentos se me acercó intentando abrazarme y yo lo evité al máximo.
Volví a mi casa en un taxi, súper feliz por como marchaba todo.
El problema fue que más adelante, en lo único que pensaba era en Eizen y centraba toda mi atención en la relación que entre ambos nacía. No me importaba nada más que él, lo adoraba y tan solo el hecho de verlo me brindaba felicidad. Nuestra clandestina pero a la vez bellisima relación me llenaba el alma y lograba llenarme de calma. La paz que sentía estando juntos era insaciable y sin embargo, esto no me sucedía con Brad.
Brandon se ubicaba en un indiscutible segundo plano en mi vida y no le llevó mucho tiempo concientizar esto.
Narra Brad:
Luego de hacer las paces, continué con los detalles estúpidos hacia Audrey. Ni yo mismo me reconocía, parecía poseído. Nunca antes había hecho una idiotez tan grande por una chica y porque simplemente no me era necesario. Estaba acostumbrado a mover un dedo y tener a mis pies lo que quisiese o a quien quisiese. Pero un día Jonathan me habló de Audrey y mi mundo se puso patas para arriba.
Con el paso de los días, cada vez nos íbamos uniendo más y la relación se afianzaba. En el instituto nadie entendía mi tan brusco cambio, que en realidad no era más que una actuación, ya que en el fondo seguía siendo el mismo y luego de demostrarle a Jonathan que me la podía ganar, volvería a mi rutina de siempre. En fin, me veían pasear con ella y los comentarios referidos a la escena no faltaban nunca. “¿Qué le pasa?” “¡Esta loco!” “Mis ojos no creen lo que están viendo.”
Se me hizo muy difícil la carga de no poder coquetear en todo ese tiempo, aunque me movía dentro de ese papel solo en el instituto. Allí me comportaba como un total caballero y vivía para Audrey. Pero afuera, seguía siendo el rey.
Si bien nuestra relación parecía ascender, en determinado momento comencé a notarla rara, o mejor dicho, dispersa. Una mañana le llamé la atención por eso, nos encontrábamos sentados juntos en uno de los bancos de la biblioteca charlando en voz baja.
—Tengo un partido la semana entrante—le contaba yo entusiasmado, mientras ella mantenía clavada la mirada en un estante repleto de libros—. Estoy contento porque si gano me dan una… —Pensé en que decir—: tortuga rosada que pone huevos verdes —concluí irónico para analizar su reacción.
—Ah —contestó con su vista aún clavada en el estante, sin ni siquiera ser consciente de lo que acababa de decirle.
—Y los huevos verdes de la tortuga rosada tienen llaves anaranjadas que me van a servir para tomarme un avión amarillo y llegar a Narnia. —Asintió—. ¡Audrey! No me estas escuchando —le grité enojadísimo por lo cual reaccionó y se disculpó.
ESTÁS LEYENDO
Ningún obstáculo nos podrá separar
Novela JuvenilAudrey Storozzuck; a pesar de estar cien por ciento ligada a la locura, sus padres la reprimen y no le permiten ser ella misma. Esta irritante situación cambiará cuándo en su vida aparezca Eizen Heathcliff. Un chico que parece ser su polo opuesto, p...