"Un gran error es arruinar el presente recordando un pasado que ya no tiene futuro".
Narra Audrey:
8 meses atrás.
Viajes. Una sola palabra, seis letras y la maldición que se apoderaba de toda mi vida.
Para ese entonces era pleno agosto y yo me vi obligada a abandonar mis estudios por un mes, ya que a mis padres se les ocurrió la esplendida idea (notese el sarcasmo) de realizar un viaje de negocios. Como de costumbre, me incluyeron en sus planes, sin yo tener derecho a protestar o hacerles saber que me negaba rotundamente a viajar.
El motivo principal de no querer viajar radicaba en una persona: mi novio Jonathan. Lo amaba con locura y no lograría soportar la distancia por tanto tiempo.
Para el momento del viaje, ya habían pasado 7 meses desde que conocí a Jonathan y nos conocimos por obra de mi prima Zoe, quién se hallaba perdidamente enamorada de un chico que jugaba en la primera división del equipo de baloncesto Urunday.
Recuerdo que me obligaba a acompañarla a cada uno de los partidos sólo para ver a su chico, las dos nos súper aburríamos pero ella soportaba lo que fuese con tal de verlo y yo como buena prima, le hacía la segunda.
Entre esas idas y vueltas y asistencias a partidos, fue que conocí a Jonathan.
Yo tenía 15 años y él 17, aunque después me enteré que en pocos días cumpliría los 18. Lo nuestro fue una conexión se podría decir que instantánea y aunque no quiero entrar en detalles cursis del principio de nuestra historia, lo cierto que es que hasta comenzó a fallar en sus tiros al cesto solo por voltear a mirarme.
Asistir al club dejó de ser una tortura para mí y ahora amaba hacerlo y entendía más que nunca a la cabecita de enamorada de Zoe.
Demoramos poco y nada en comenzar a dialogar y se volvió rutina ir a tomar algo luego de los partidos. Como quien dice, estábamos "saliendo". Y aunque al principio todo transcurría con naturalidad y nuestros encuentros eran podríamos decir que muy lights, me di cuenta que la cosa iba en serio cuando una tarde me besó. Dándome mi primer beso. Luego de ese acontecimiento hablamos muy seriamente y me confesó que se encontraba súper enamorado de mí. Yo le mencioné el hecho de que si quería que nos volviésemos novios, tendría que conocer a mi familia, y él aceptó.
Le conté de inmediato a mis padres acerca de Jonathan y bastó decirles que provenía de una buena familia para que lo aceptaran. Además mi tía, quien ya había conocido al novio de su hija, me sirvió de mucho y acabó por convencerlos diciéndoles que eran buenos chicos y que no causarían ningún problema (error).
Mis papás quedaron encantados con Jonathan, pero eso no dejó de lado las estrictas normas que nos impusieron. La primera: salir juntos solo los fines de semana o en todo caso luego de los partidos y siempre solicitarle a Michael que nos llevase y trajera de regreso. La segunda: yo tenía prohibido ir a su casa y él podía ir a la mía siempre que mis padres estuvieran presentes.
Respetando esas reglas todo marcharía bien y así fue. Llegamos hasta a ir a verlo jugar baloncesto y mi padre salió fascinado porque Jonathan jugaba excelente, tenía amplias posibilidades de lograr ascender y llegar lejos con el deporte.
Yo era muy feliz al lado de Jonathan y para mi nuestra relación era perfecta. Pero analizándolo con frescura, lo nuestro no era más que un noviazgo de niños. Él era mi primer novio, mi primer gran amor y a cierto modo yo no hacía más que experimentar sentimientos que nunca antes sentí y que él ya conocía de memoria.
Era obvio y bastante fácil de predecir que con el pasar del tiempo iba a acabar aburriéndose de mí. Y creo que ni siquiera puedo juzgarlo. Porque con tres años de diferencia, debía querer cosas que yo no estaba dispuesta a darle. No digo que no me haya querido, porque sé que probablemente sí lo hizo. Pero no de la misma forma y con la misma intensidad que yo.
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Ningún obstáculo nos podrá separar
Roman pour AdolescentsAudrey Storozzuck; a pesar de estar cien por ciento ligada a la locura, sus padres la reprimen y no le permiten ser ella misma. Esta irritante situación cambiará cuándo en su vida aparezca Eizen Heathcliff. Un chico que parece ser su polo opuesto, p...