"El lobo y la oveja, nunca hacen pareja."
Narra Audrey:
Eizen estacionó frente al restaurante de Sushi. El mismo se hallaba ubicado en una cera extensa repleta de árboles con hojas marrones y pequeños tintes de diferentes colores, varias de ellas habían caído y cubrían la vereda dándole un aspecto otoñal a la zona.
Al estacionar, el rostro de Eizen debatió entre la sorpresa y el desentendimiento.
—Pensé que iba a ser menos lujoso el lugar —resopló y se quitó el pesado y grande casco que llevaba puesto, al tiempo que su vista observaba cada detalle del sitio.
—Si queres nos dirigimos a otro lado —sentencié de inmediato dispuesta a remediar la situación y evitar hacerlo sentir incomodo—. Rompemos el trato y comemos… No sé, choripanes, refuerzos, sándwiches de miga, esas cosas que comes vos—concluí nerviosa y al igual que él me quité mi casco. Se empezó a reír al escucharme y se bajó de la motocicleta.
—No, deja. —Clavó su mirada en mis ojos y cuando pensé que me volvería a expresar su desconformidad en cuanto al lugar, me sorprendió con su ironía perfecta de siempre, que era capaz de salvar cualquier momento incómodo—. Me voy a sentir rico y millonario por un día, este tendría que ser mi habitad natural.
Sonreí y tras él tenderme la mano bajé con delicadeza de la motocicleta.
Nos ubicamos enfrentados en una mesa grandísima para dos, que se encontraba al lado de un ventanal del suelo al techo, que dejaba ver toda la avenida. Me saqué la bufanda y el gorro sin ningún miedo, estábamos lejos de donde vivíamos, así que el riesgo de ser descubiertos era menor y casi ni intimidaba.
Un mozo apareció enseguida dispuesto a tomar nuestra orden. Nos entregó un menú que mencionaba los tipos de sushi que podíamos elegir. Se lo mostré a Eizen y comencé a explicarle:
—Podes pedirte el Nigiri Sushi, o el Maki Sushi. O… el Temaki Sushi. —Señalé su imagen con mi dedo índice—, qué también es rico, o el...
—Audrey —me cortó en seco—. Entiendo perfectísimo el japónes básico, seguime explicando dale —se burló cómico y desvió su vista del menú.
—Es que hay diferentes tipos de su…
—¿Vos cual vas a pedir? —me interrumpió.
—El Nigiri —respondí y cerré la carta.
—Entonces dos platos de Nigiri Sushi —redondeó al mozo quien regresó un par de minutos más tarde con nuestros dos platos enormes de Nigiri.
—¿Qué van a tomar? —nos preguntó tras dejar los platos posicionados en la mesa.
—¿Hay que pedir bebidas chinas? —me preguntó Eizen en susurró con su mano tapando su boca, con el fin de evitar que el mozo lo escuchara.
—¡El sushi es japonés tonto! Y no… —le susurré riéndome, también tapándome la boca con la mano.
—Yo quiero coca cola —le dijo entonces al mozo y solté una carcajada inmensa.
—Yo champagne. —Lo miré con una sonrisa fingida.
—Ah… ¡Entonces yo también champagne! —exclamó con una sonrisa de incomodidad notoria.
—Pal Royera. Por favor —pedí.
—Si… eso —acotó él, asintiendo y haciéndose el sabiondo, ante algo que luego manifestó que no entendía en lo más mínimo.
Esperó que el mozo nos dejara solos y preguntó:
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Ningún obstáculo nos podrá separar
Ficção AdolescenteAudrey Storozzuck; a pesar de estar cien por ciento ligada a la locura, sus padres la reprimen y no le permiten ser ella misma. Esta irritante situación cambiará cuándo en su vida aparezca Eizen Heathcliff. Un chico que parece ser su polo opuesto, p...