Parte 8

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—Eso no lo verán tus ojos —dijo con idéntico sarcasmo—. Para tu información, voy a salir a bailar.

Jay tardó varios segundos en reaccionar. Después, un repentino enfado endureció su rostro.

—¿A bailar? ¿Con un hombre?

Ella se enderezó.

—Sí, con un hombre —su sonrisa resultaba extremadamente provocativa—. Adelante, Jay, dime que no has tocado a otra mujer desde que estamos casados. Dime que no sales con nadie.

La expresión del rostro de Jay era indescifrable. Subió los peldaños y se inclinó sobre ella.

—¿Quién es? ¿Un chico de la escuela?

_______ comprendió con sobresalto que lo que le había parecido gracioso e inofensivo empezaba a resultar bochornoso. Se sonrojó.

—No es un chico de la escuela —adivinó Jay, y entornó los ojos otra vez—. ¿Vamos a jugar a las veinte preguntas? ¡Dímelo de una vez! —le espetó.

—Es Siva Grier —barbotó, desconcertada por la autoridad de su voz.

De pronto, además de furioso, estaba amenazador.

—Grier es mayor que yo, y tiene un pasado que no se lo desearía ni a la hermana de mi peor enemigo, y mucho menos a ti. ¡No vas a salir con un hombre así!

_______ estaba perdiendo su aplomo. Apretó su pequeño bolso contra su pecho.

—No voy a fugarme con él —empezó a decir, tratando de recuperar el terreno perdido—. Vamos a tomar pizza y cerveza.

—Eres menor de edad.

—¡Ya lo sé! Yo no voy a beber, solo él —masculló—. Cenaremos pizza y bailaremos.

Jay deslizó la mirada por su figura muy despacio. _______ tenía la sensación de que la estaba acariciando y vaciló sobre los tacones.

—¿Dónde has conocido a Grier? —insistió.

_______ elevó las manos en señal de impotencia y entró en la casa, dejando que él la siguiera. Era evidente que no iba a parar hasta que no se lo hubiera sonsacado todo. Arrojó el bolso y el abrigo en el sillón y se sentó sobre su amplio brazo, cruzando las piernas a la altura de los tobillos. Jay se los estaba mirando con intensidad.

—Vino a hablar contigo sobre la vigilancia para el rodaje —le explicó—. No estabas aquí, así que le invité café y tarta, y él me invitó a salir.

Jay se recostó en el marco de la puerta y se la quedó mirando por debajo del ala baja de su Stetson de color crema. Estaba elegante, y tan sexy que a _______ le dolía mirarlo. Tenía piernas largas y poderosas envueltas en unos vaqueros ceñidos que no lograban camuflar sus músculos. La camisa blanca se adhería a su sólido pecho, y la sombra negra que dejaba entrever permitía imaginar el grueso vello rizado que lo salpicaba. Llevaba la estrella de ranger prendida en el bolsillo de la camisa blanca. Normalmente, llevaba una chaqueta en aquella época del año, pero hacía un calor inusual para principios de octubre. _______ veía un rastro de sudor sobre su labio superior.

—Va a llevarte a Shea'S —dijo con voz tensa. Ella enarcó las cejas.

—¿Por qué no? Jay, ya casi tengo veintiún años. Casi todos mis amigos van allí los viernes por la noche desde hace años. No es un mal local. Venden cerveza, nada más.

—Hay peleas. Y una vez hubo un tiroteo.

—Han contratado a dos porteros desde que Calhoun Ballenger estuvo a punto de destrozar el local defendiendo a su esposa, Abby, antes de que se casaran. Eso fue hace años, Jay.

—El tiroteo fue el año pasado —señaló.

_______ suspiró.

—Siva es agente de policía. Va armado. Si alguien intenta dispararme, estoy seguro de que me protegerá.

Jay lo sabía. También sabía cosas de Grier que no se sentía cómodo revelando. La protegería, desde luego, pero a Jay no le hacía gracia que _______ saliera con otro hombre. Y, a su vez, lo irritaba no ser indiferente.

—No está bien.

Lo miró a los ojos, y ___ sintió cómo los años de soledad ocupaban un pesado vacío en su interior.

—Voy a la escuela, reviso las cuentas, superviso el trabajo de los vaqueros, recorro las cercas, ayudo a marcar el ganado y cuido de las vacas enfermas. No he ido a un baile desde el año antes de acabar el instituto, y creo que todavía no he tenido una cita de verdad. Me siento sola, Jay. ¿Qué daño puede hacerte que salga a bailar? De todas formas, solo estamos casados sobre el papel. Tú no me deseas. Lo has dicho.

Jay lo sabía, pero daba lo mismo.

_______ se levantó del sofá y se acercó a él. Incluso con tacones, él la superaba en estatura. Ella contempló sus turbulentos ojos.

—Sólo voy a salir un rato —señaló—. No hagas que me sienta como si estuviera cometiendo adulterio. Me conoces perfectamente.

Jay inspiró hondo. Involuntariamente, acercó una mano al pelo rubio de _______ y tomó un grueso mechón entre los dedos; sintió su sedosa suavidad.

—Nunca te había visto vestida así.

—No puedo salir con un hombre como Siva Grier en vaqueros y sudadera —dijo con una sonrisa traviesa.

Jay frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir con «un hombre como Siva Grier»?

Ella encogió un hombro, incómoda por el contacto de los dedos de Jay, que estaba desatando hormigueos por todo su cuerpo, aunque intentaba disimularlo. Hasta podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo, y oler el aftershave almizcleño que le gustaba echarse.

—Es un hombre muy maduro y sofisticado. No quería avergonzarlo presentándome con ropa de trabajo.

Jay frunció el ceño.

—Nunca te he llevado a bailar —recordó. Ella parpadeó, desconcertada.

—Me salvaste la vida —señaló _______—. Salvaste el rancho. Nos has sacado adelante, has cuidado de mí y de mamá cuando estaba viva. Todavía asumes gran parte de la responsabilidad del rancho. ¡No tienes por qué asumir además la responsabilidad de distraerme, por Dios!

Jay frunció el ceño al oír aquella descripción, como si todo lo que hacía por _______ fuera una tarea, una obligación. Casi resplandecía cuando sonreía. Tenía una figura sexy e insolente, aunque no lo supiera. E irradiaba tanta calidez que siempre se sentía bueno cuando estaba con ella. ¿Acaso Grier, con su pasado oscuro y frío, estaba reaccionando de la misma manera al resplandor de _______? ¿Estaba buscando un lugar en el que calentar su frío corazón?

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La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora