Parte 53

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Siva seguía contemplando a la niña que Jay sostenía en los brazos. Jay hizo una mueca y se la pasó.

—Puedes sostenerla, imagino —dijo con un suspiro—. Pero recuerda de quién es.

Siva le sonrió, bromista.

—Puede vivir contigo, pero yo seré su padrino — dijo, y empezó a hacer muecas a la pequeñina—. Papá Siva va a enseñarte a pelear con los puños y a usar golpes relámpago en asaltos de operaciones especiales.

Maude emitió un gemido de puro horror, ____ rompió a reír.

—Está bromeando, Maude.

—No, no bromea —murmuró Jay con ironía.

Siva no les prestaba atención, cautivado como estaba por la alegría de ser padrino por primera vez.

Cuando se quedaron solos, Jay se sentó al lado de la cama y tomó la mano de _______.

—Dos bebés —dijo, todavía estupefacto—. No puedo creerlo. Maude no me había dicho nada.

—La hice jurar que guardaría el secreto. A ella y al ginecólogo —añadió con una débil sonrisa—. Ya tenías bastantes preocupaciones con el juicio de Clark y los cambios de nuestras vidas. Además, estoy sana y no corría peligro. Te lo habría dicho si hubiera sido un riesgo, en serio.

El caso Clark había salido en la prensa nacional, en particular, porque Clark había sido juzgado y condenado a cadena perpetua, sin esperanza de libertad condicional, por asesinato. Jay, _______ y Siva habían testificado en su contra.

—No pasa nada —la tranquilizó.

—¿Qué tal fue el estreno?

Jay rio entre dientes.

—El estreno no ha sido tan interesante como lo que pasó después —le dijo—. Tippy y Siva causaron sorpresa.

—¿Ah, sí? —preguntó felizmente, olvidado su último temor secreto de que la modelo le robara a Jay.

—Al parecer, a su hermano le habló mucho más de Siva que de mí, y el niño lo dijo —sonrió—. Siva no cabía en sí de satisfacción cuando recibimos la llamada de Maude.

—Vaya.

Jay dio la vuelta a la mano de su esposa y la miró.

—____ —dijo, usando el diminutivo por primera vez en sus vidas—. Siva estaba enamorado de ti.

Ella cerró los dedos dentro de su mano.

—Habría dado lo mismo, porque yo llevo casi toda la vida enamorada de ti.

Jay se sonrojó.

—Yo he estado enamorado de ti desde que nos casamos. Pero eras tan joven que tenía miedo.

_______ le dio un apretón.

—Temías que acabaría como tu madre. Pero, cariño, a ella le gustaban las aventuras y las fiestas —le recordó—. A mí me gusta el ganado y el rancho. Nada de lo que el mundo puede ofrecerme podría compararse con lo que tengo contigo. Y ahora, nuestros hijos. El trato con los japoneses nos está reportando cifras de seis ceros, el rancho está prosperando. Nick está asumiendo la función de gerente y mejorando nuestros materiales e instalaciones... ¡y a ti te han ofrecido un ascenso a teniente! Y todo esto en un solo año.

—Es estupendo, supongo. Pero no querría trabajar en San Antonio—añadió en voz baja. La miró —. ¿Qué opinas?

—Opino que debes hacer lo que quieras—sonrió ____. Jay frunció el ceño.

—¿Aunque tenga que seguir siendo sargento?

—Aun así. —Contestó con suavidad. Jay frunció los labios.

—Existe otra alternativa.

—¿Cuál?

—A Chet Blake le han ofrecido un trabajo en El Paso. Tiene familia allí y quiere aceptarlo —alzó la mirada—. Siva ocuparía su puesto, y dejaría una vacante.

____ contuvo el aliento.

—¡Estás pensando en ocuparla!

—Sí. Es un poco más tranquilo que la labor de ranger, pero me gustaría estar en casa el mayor tiempo posible, contigo y con los niños. Además, conozco a casi todos los hombres del cuerpo —se encogió de hombros—. Siva va a ser el padrino de nuestros hijos, y ya no siento celos de él. Bueno, no mucho —puntualizó—, ¿Qué te parece?

La mirada de ____ se suavizó.

—Daría cualquier cosa por tenerte cerca a todas horas —susurró—, pero jamás te habría pedido...

Jay se levantó, se inclinó y la besó con pasión, disfrutando de la fuerza con que ella le rodeaba el cuello.

_______ le devolvió el beso con la misma entrega, con lágrimas resbalando por sus mejillas. Parecía un sueño hecho realidad. Jacobsville era una ciudad estupenda para trabajar como policía. Seguiría disfrutando del desafío que constituía ser agente de la autoridad, pero correría menos riesgos. Era importante desde que tenían hijos.

Un sonoro carraspeo interrumpió el beso. Levantaron la cabeza al mismo tiempo y la volvieron hacia la puerta. En el umbral estaba una enfermera con dos bebés en los brazos.

—Lo siento, señor McGuiness, pero está atrasando la cena de los pequeños, y tienen hambre.

Jay rio entre dientes y se apartó.

—Lástima que no puedas ayudar —bromeó ____ mientras se incorporaba y se desabrochaba el camisón de hospital.

—Soy demasiado plano —señaló con una sonrisa.

La enfermera rio mientras depositaba a Jessamina en los brazos de ____ y a Jared, en los de Jay. Este meció a su hijo mientras ____ le daba el pecho a la niña. La enfermera los dejó solos, sonriendo con melancolía mientras salía y cerraba la puerta.

—Gemelos al primer intento. No sé —dijo Jay en tono pensativo pasado un momento.

—¿Qué no sabes, cariño? —preguntó ____, sonriendo.

—Si sería el negligé rojo —repuso con picardía. Ella rio porque, efectivamente, se había quedado embarazada en Japón.

—Quizá fuera el té verde —replicó, juguetona.

Jay contempló a su hijo con mirada serena y tierna.

—Fuera lo que fuera, doy gracias —murmuró, y tocó la mejilla del pequeño con el dedo.

____ repitió aquellas palabras en silencio, observando la expresión de su marido con deleite casi doloroso. Nunca había imaginado a Jay haciendo de padre. De pronto, resultaba imposible verlo de otra manera. Era algo innato en él.


La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora