Parte 11

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—Estás bien, incluso sin el uniforme —señaló _______. Él también estaba realizando su propio escrutinio, con una mirada tan experta como la de Jay.

___ pensó en la forma en que Jay la había besado y se sonrojó.

—Te noto un poco tensa —comentó—. ¿Alguna duda sobre nuestra cita?

—Ni una —respondió _______ con firmeza.

—¿No te preocupa lo que dirá Jay? —insistió mientras la ayudaba a subir a la camioneta.

—Ha dicho que no le importaba —contestó—. Ha estado aquí hace un rato.

Lo cual explicaba la agitación de ___ y la hinchazón del labio inferior, pensó Siva con cierto regocijo. Al parecer, Jay estaba más celoso de su esposa de conveniencia de lo que ___ creía, y se había asegurado de que tuviera una referencia con la que evaluar a otros hombres. Siva temía que ___ no llegaría a adorarlo a él tanto como a su marido, pero lo hacía sentirse bien por dentro, joven, y no iba a tirar la toalla ante el primer obstáculo por un poco de competencia.

El bar y sala de fiestas Shea's estaba situado a kilómetro y medio de Jacobsville, en la carretera de Victoria. Era un local ruidoso los fines de semana, pero no un antro de perversión, como Jay pensaba. Solían tener dos porteros. Uno se había roto el brazo en una caída, así que aquella noche Tiny estaba manteniendo el orden él solo. No era difícil. Tiny era un gigante forzudo de naturaleza dulce y atenta personalidad. Pero podía ser persuasivo cuando los clientes se desmadraban, y cortaba por lo sano cualquier indicio de disturbio.

___ le contó todo aquello a Siva cuando se sentaron en una de las pequeñas mesas de madera, mientras esperaban a que los atendieran.

—Disturbio —repitió Siva con una lenta sonrisa—. Hablas como un policía.

—La culpa la tiene Jay —dijo con un suspiro—. Es imposible que no se te pegue la jerga cuando tratas con agentes de la autoridad.

Siva rio entre dientes, jugando con su servilleta.

—¿Seguro que no le importa que salgas conmigo?

_______ frunció los labios.

—Creo que un poco. Es muy convencional.

Siva enarcó las cejas.

—¿Estamos hablando del mismo Jay McGuiness? —preguntó de buen grado—. ¿El que esposó juntos a una prostituta y al anterior alcalde de Jacobsville cuando los sorprendió en un burdel, y se encargó de que alguien diera el soplo a la prensa?

_______ carraspeó.

—Trabajaba de policía por aquel entonces...

—¿Y el que persiguió a un conductor hasta Houston para ponerle una multa por exceso de velocidad?

_______ movió una mano con incomodidad.

—¿Y el que cerró a cal y canto los billares de Jacobsville hasta que el dueño prometió dejar de servir cerveza a menores de edad?

—Sí —suspiró _______—. Supongo que antes era menos convencional que ahora. Cree que no debe avergonzar a los Rangers. La cifra exacta va cambiando, pero este año solo hay ciento tres rangers en el mundo.

La miró con regocijo.

—Lo sé. Yo también he sido ranger.

—¿En serio? —_______ abrió los ojos de par en par. Siva asintió.

—De hecho, estuve trabajando con Jay una temporada. Le enseñé esos golpes de artes marciales que emplea con tanta elocuencia últimamente.

—¡Caramba! —exclamó ___, claramente impresionada.

La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora