_______ estaba haciendo un repaso de su vida, recordando la horrible paliza que había propiciado su boda con Jay, los largos años de anhelo no correspondido, las fechorías de los hermanos Clark, la maravillosa pasión de Jay en Navidad, la angustia de los mese siguientes, la herida de bala que había estado a punto de matarla, el viaje a Japón, los celos y, por fin, la unión de sus vidas. El dolor había sido casi insoportable en algunos momentos. Pero, mientras contemplaba alternativamente a sus hijos y a su marido, se le ocurrió pensar que la felicidad siempre tenía un precio. Para quienes se atrevían a pagarlo, la recompensa era formidable.
—Te noto pensativa —murmuró Jay.
_______ lo miró a los ojos con asombro callado y suspiró de felicidad.
—Sí. Me estaba acordando de una cosa que leí una vez, sobre las personas que viven calladamente en la orilla y nunca saborean la vida porque temen adentrarse en aguas más profundas. O algo así. Estaba pensando que pagamos por lo que recibimos en la vida, de una forma u otra. Y que el mayor placer nace del mayor dolor.
Jay asintió despacio.
—Te entiendo.
—Y estaba pensando —añadió con una sonrisa— que ha merecido la pena sufrir lo que he sufrido.
—Sí. Somos ricos, y no precisamente de dinero, ¿verdad, cielo?
____ sonrió. Notó la manita de Jess en su piel y le acarició su minúscula cabeza con amor.
—Más ricos que los piratas.
Jay rompió a reír. Oyó a su hijo emitir un sonido se llevó su cabecita a los labios para besarlo con ternura
____ apoyó la mejilla en la coronilla de su hija y cerró los ojos. No tenía palabras para expresar la felicidad que sentía.
ESTÁS LEYENDO
La historia de EL Y ELLA...~
De TodoCinco años atrás, el ranger de Texas, Jay McGuiness, se había impuesto como un reto personal meter entre rejas al padre de ______ Gaines, por las brutales palizas que daba a su hija. Además, no podía olvidar todo lo que compartía con ______, entre o...