Parte 18

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Minutos después, Jay se presentó en su todoterreno, seguido de una furgoneta de la policía científica.

Siva fue a su encuentro. Jay lanzó una mirada a la camioneta en la que _______ estaba sentada y vaciló, pero Siva le indicó que subiera al porche. Entraron en la casa con los demás agentes y policías, y tardaron varios minutos en salir.

_______ había tomado tres largos sorbos de coñac de la petaca de Siva. El alcohol la había serenado, pero dudaba que pudiera volver a cerrar los ojos y no ver lo que había quedado del pobre Hob Downey. Era evidente que llevaba muerto varios días, a juzgar por el estado de descomposición del cuerpo. Apenas lo reconocía.

—_______.

Oyó la voz grave de Jay como si le llegara a través de la niebla. Jay le levantó el rostro y la observó con mirada de preocupación.

—Es la conmoción —le dijo Siva en tono lúgubre—. Nunca ha visto nada parecido. Voy a llevarla al hospital para que le hagan un chequeo.

—Ni hablar —dijo ____ con voz ronca—. Estoy bien.

Jay hizo una mueca.

—No tendrías que haber visto eso —dijo con aspereza, y miró a Siva con enojo.

—Intentó detenerme —lo defendió _______—, pero no le hice caso —se puso en pie, con cierta vacilación, y le pasó a Siva la petaca. Inspiró de forma entrecortada.

—¿Qué hay ahí? —le preguntó Jay a Siva, señalando la petaca.

—Zumo de naranja —dijo ____ con firmeza—. No puede ser coñac, porque soy menor de edad, y Siva nunca quebrantaría la ley por mí.

Jay sabía que Siva la había quebrantado, pero las circunstancias eran extremas. No era el momento de ser puntilloso.

—Está bien. Siva, llévala a casa. Yo no puedo irme hasta que la policía científica no haya terminado su trabajo —parecía molestarlo que tuviera que dejarla ir con Siva. ____ se lo quedó mirando.

—Es un homicidio, ¿verdad? —preguntó en voz baja—. ¡Crees que alguien lo ha matado!

Jay entornó los ojos.

—Intento verificar todas las posibilidades —intercambió una mirada con Siva—. En cuanto se pierden las pruebas, no pueden recuperarse. Sácala de aquí, Siva.

_______ empezó a replicar, y Siva vaciló. Jay rodeó a Siva, la levantó con suavidad y volvió a sentarla en el coche. Le abrochó el cinturón de seguridad. _______ podía sentir el calor de su sólido cuerpo. Se sentía a salvo. Quería abrazarlo con fuerza. Entonces, se acordó del anillo que Jay le había comprado a Tippy. A ella nunca le había regalado nada tan personal. Su suspiro fue audible.

Jay vio la expresión de su rostro y frunció el ceño con curiosidad. La sujetaba de los brazos con firmeza.

—Tú quédate con Maude hasta que llegue, pequeña —dijo con tanta ternura que ___ sintió deseos de llorar—. No salgas de casa, y procura no pensar en lo que has visto.

Sintió el dolor en el fondo de su alma.

—Tú tienes que ver cosas así todos los días, ¿verdad? —preguntó. Jay asintió despacio. _______ le puso la mano en los labios y los presionó con suavidad—. Lo siento mucho —susurró. Le falló la voz y se mordió el labio inferior para serenarse.

Jay inspiró hondo.

—Y yo —acercó la palma de _______ a los labios y se la besó con avidez—. Me habría cortado el brazo con tal de impedir que vieras eso—masculló.

La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora