Parte 5

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_______ se había quedado pensativa después de eso, porque recordaba algunos comentarios extraños de su madre tiempo atrás, sobre Jay y la compañía que frecuentaba en San Antonio. Al parecer, no era reacio a mujeres permisivas, pero nunca las llevaba al rancho. Su madre había sonreído con sagacidad. No quería que sus amantes desfilaran delante de ______, había comentado. No cuando estaban casados en secreto.

Había sido devastador descubrir que Jay no honraba sus votos conyugales, aunque fuera un matrimonio de conveniencia. Siendo realistas, no habría podido pasarse sin una mujer durante varios años; ______ lo sabía. Pero detestaba imaginarlo en la cama con una mujer voluptuosa. Lloró durante dos días, ocultando las lágrimas en el gallinero mientras recogía huevos, o mientras recorría la cerca con los vaqueros.

Su naturaleza poco femenina había inquietado a su madre inválida, que decía que ____ debería estar aprendiendo a vestirse y a poner servicios en la mesa en lugar de echar el lazo a los carneros para marcarlos o a almohazar a los caballos en el establo. _______ no le prestaba atención y seguía adelante con sus tareas. Sentía que debía realizar parte de los quehaceres del rancho antes y después del colegio, y en los fines de semana, cuando disponía de tiempo. Jay reparó en ello, primero con regocijo, después con afectuosa indulgencia.

La tenía cariño, a su manera. Pero no era el cariño que ____ deseaba. Tenía una terrible premonición sobre el cambio adverso que iba a operarse en su vida con la llegada del personal de rodaje. Jay ya había anunciado su intención de tramitar la anulación en noviembre. ¿Y si perdía la cabeza por aquella modelo de fama mundial que hacía babear a todos los hombres? ____ no podía evitar pensar que la modelo podía encontrarlo igualmente atractivo. Jay era un bombón.

Empezó a dar vueltas y se tapó la cabeza con la almohada. Tendría tiempo de sobra para preocuparse de eso después del examen de informática del día siguiente. ¡El examen! ¿Cómo podía haberlo olvidado? Tomó el despertador y lo programó para una hora antes de la acostumbrada. Un repaso de último minuto no hacía daño a nadie.

Hizo el examen, asistió al resto de las clases y regresó al rancho para hacer sus tareas. Acababa de almohazar a su yegua, la misma que había salvado de la brutalidad de su padre cuando solo era una potrilla, cuando oyó que se acercaba un coche.

Maude estaba en Jacobsville, en la tienda de comestibles, así que salió a ver quién era. Advirtió, sorprendida, que se trataba de un coche de policía blanco y negro. Un hombre alto, de buena planta, vestido de uniforme y con una gruesa coleta negra se volvió al oírla acercarse y bajó los peldaños con una mano apoyada en la culata de su revólver de calibre 45, que compartía el cinto con una cartuchera, una porra de cuero, un aerosol, una linterna y varios cuchillos.

Era Siva Grier, el subjefe de policía. _____ lo había visto de lejos en una ocasión, pero había oído hablar mucho de él. Era como Jay, pensó, un hombre serio de rostro pétreo. Llevada por un impulso travieso, se cubrió la cabeza con las manos.

-Lo confieso. ¡He sido yo! -exclamó-. ¡He atracado la caja de ahorros de Jacobsville, y el dinero está en el granero! ¡Adelante, átame!


La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora