Parte 51

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El equipo de rodaje se despidió antes de partir hacia el aeropuerto. Tippy dio una disculpa exhaustiva a _______ y a Jay por todos los problemas que había causado y los invitó a asistir al estreno de la película, que tendría lugar en Nueva York al cabo de unos siete meses. Sería en noviembre, y ____ estaría a punto de dar a luz.

Siva Grier se presentó en el aeropuerto justo cuando Tippy terminaba de facturar el equipaje y echaba a andar hacia los detectores de metal.

—Espera un minuto —dijo en voz baja, llamándola aparte. Le pasó una tarjeta con su nombre y su número de teléfono—. Por si acaso tienes algún problema con la custodia de tu hermano pequeño —le explicó—. Te he anotado mi número personal en el reverso. Si necesitas ayuda, llámame.

Tippy profirió una exclamación.

—¿Por qué querrías ayudarme? —preguntó, atónita—. ¡Si me odias!

Sus ojos oscuros contemplaron los ojos verdes de Tippy con serenidad.

—Diablos, ¡no lo sé! ¿Tienes que cuestionarlo todo?

Tippy alargó el brazo con vacilación y le tocó la manga, aunque bajó la mano casi tan pronto como estableció el contacto. Siva iba de uniforme, y estaba muy pulcro.

—Gracias por lo que hiciste con Gary. Por lo que me obligaste a hacer. Tenía miedo de perder mi trabajo — sonrió con timidez—. Últimamente, no he recibido muchas ofertas. Pero tenías razón. Nadie debería soportar un trato improcedente solo para poder seguir trabajando.

—Pues no lo olvides —repuso Siva con serenidad.

Tippy contempló su rostro, tan por encima del de ella, con verdadero interés.

—Puedes venir con Jay y con ____ al estreno de la película, si quieres. Te enviaré la entrada, por si acaso.

Siva ladeó la cabeza.

—Iré —dijo de improviso.

Tippy se sonrojó, y se le iluminaron los ojos. Rio tontamente. A su alrededor, tanto hombres como mujeres se quedaban admirando su sorprendente belleza.

Tippy no parecía darse cuenta de la atención que atraía; solo tenía ojos para el hombre que se erguía ante ella.

—Me gustaría —dijo con voz ronca—. Gracias, Grier.

—Solo te saco doce años —señaló—. Puedes llamarme Siva.

La sonrisa se prolongó.

—¿De dónde es?

—Asiático, Srilanka creo —suspiró.

—¿En serio?

Siva asintió.

—A mi madre le encantaban los clásicos.

Tippy reparó en el pelo negro y la coleta limpia, la barba rala que enmarcaba su mandíbula sensual.

—La querías.

—Mucho.

Tippy suspiró y los recuerdos amargos le robaron la sonrisa.

—Debe de ser bonito —lanzó una mirada al detector de metales, por donde entraban los pasajeros—. Será mejor que me vaya —se guardó la tarjeta en el bolsillo—. Gracias otra vez.

Siva se encogió de hombros.

—Me gustan las estrellas de cine —murmuró con fluidez, y le sonrió. Aquella sonrisa llegó directamente al corazón de Tippy, que volvió a sonreír.

La historia de EL Y ELLA...~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora