Sé Valiente

CAPITULO 8. ASCENSIÓN

*Theo*

Necesito mejorar mis técnicas de escalda, soy demasiado lento ascendiendo por el rocódromo del pozo, donde los principiantes se inician en técnicas de escala y rescate. Todas las veces que hemos practicado, constantemente he errado mis movimientos, noto mi falta de concentración, avanzando inseguro y demasiado lento por culpa de mi lesión en la pierna. César no dejó de corregir me la posición del cuerpo respecto al paramento vertical durante todo el ejercicio. Aunque sigue siendo brusco y desagradable parece que desde el accidente de la Captura de Bandera su asedio contra mi persona a tomado una tregua.

Recojo todo el material que necesitaré para practicar en el exterior, cuerdas, presas, arneses y un sinfín de cosas que se necesitan para ascender con seguridad mínima y las guardo en mi mochila negra junto con una camiseta de repuesto. Aunque el entrenamiento finalizó, me dirijo al exterior con mi ropa de entrenamiento aún puesta, para realizar un último ejercicio por mi cuenta. Los iniciados suelen ir a practicar a un edificio medio derruido cerca de nuestro sector de unas 10 plantas de altura para poner en práctica real nuestros conocimientos recién adquiridos.

César está acabando de recoger el material usado durante su última clase de escalada y rappel, apenas quedan iniciados en esta parte del Pozo. Noto como me observa y me clava su mirada intensa y certera mientras desempeña sus tareas. Intento ignorar su constante reto pero empiezo a cansarme de ello, tarde o temprano saltaré y creo que es mejor que aclaremos de una vez la situación entre él y yo. Si no, es posible que esto termine mal para uno de los dos y yo tengo las de perder ya que como iniciado estoy en el punto de mira de todos, se vería como una insubordinación.

Así que lo miro directamente a sus ojos avellana de los cuales salen chispas eléctricas en cuanto notan que le aguanto la mirada sin parpadear. Como si estuviera haciendo sus deseos mas internos realidad lo noto tensarse como un cable de acero mientras se a aproxima a mi persona dispuesto a atacar como un perro de presa a la más mínima provocación. Lo espero en mi lugar, estoy preparado para su envite.

- ¿Algún problema Eaton?- su voz es un trueno, lanzado para destrozar a su destinatario, no tengo duda de ello.

- Dime lo tú César. ¿Parece que eres tú el que tiene el problema conmigo?-le espeto con mi voz más fría.

- No. No tendrás problemas mientras te mantengas alejado de Estel.- Me promete.

- Y ¿Por qué iba a hacer eso? Somos amigos ni tú ni nadie puede impedir que me acerque a ella.- le digo con valor, mi voz firme y grave le informa de lo serio que estoy hablando.

- Ahorra te el cuento de los mejores amigos. Sé lo que siente Estel por ti y como juegas con ella, también sé que en el pasado la dañaste.- Afirma.

- Ella me importa, nunca le causaría dolor de forma deliberada.- asevero.

- No estoy dispuesto a aceptar que vuelva a ocurrir y la hieras de nuevo. Le prometí a Estel que no volveré a dejar que mis sentimientos se mezclen con mi trabajo. Pero no me pongas a prueba, porque puedo romper fácilmente esa promesa. Tú iniciación será un infierno, puedo asegurarlo si no te andas con ojo.

- Bien, estoy aquí para soportar lo que venga no tengo miedo, hasta ahora he sobrevivido.- le digo para que vea que no me acojono ante su amenaza.

Deja escapar una leve risilla que me pone los pelos de punta al observar el amargor que despiden sus ojos.

- Reza para que no cambie de opinión, porque lo de hasta ahora te parecerá un paseo por los campos de Cordialidad si osas traspasar la fina línea que te marco.