Sé Valiente

Capitulo 21. Mi princesa (Parte I)

(Aviso: alguna parte deI finaI de este capítulo es de contenido erótico)

*Estel*

La boda ha sido un sueño para Nat y también para mí. Fue todo precioso y disfrutamos como crías de la celebración. Nat ha estado radiante y feliz sin duda ello lo generaban las vistas que le ofrecía su ahora esposo y dueño de los anhelos de mi mejor amiga. Estoy segura que no tardaran en formar familia, se les ve tan bien, son la perfección personificada del amor incondicional.

No puedo evitar tener una punzada de envidia pero no puedo quejarme, ya que hoy pude dar un paso adelante en mi vida también yo, con valentía acepté seguir una nueva etapa y no estaré sola en ella.

Hoy superé uno de mis miedos más arraigados en mí. Volver a caer en las redes de Theo Eaton, ese abismo oscuro al que me tenía acostumbrada a caer sin más se presentaba ante mí de nuevo, dispuesto a engullirme en su oscuridad. Pero resulta que hoy fue todo lo contrario, Theo me enseñó un sendero totalmente iluminado, me ofreció aquello que tanto anhelé y guardó con ahínco y recelo, por fin me asegura que soy dueña de su corazón. Miro el anillo que acunan mis manos como un tesoro, su gesto me llenó el cuerpo de calor y me elevó hasta el paraíso. Ese en el que Theo se entrega voluntariamente a mí, en el que no debo compartir con nadie el amor de mi vida. Ya puedo decirlo en voz alta, siempre estuve enamorada de él hasta la médula, unas veces lo reprimí mejor y otras no fui capaz de ocultarlo, pero siempre estuve colgada por él desde la primera vez que lo conocí.

Acaban de servir la tarta nupcial, Theo se aproxima a traerme un plato con 3 porciones de tarta osada de chocolate cocinada directamente de los hornos Osados. No puedo evitar reír al verlo, es como un sueño hecho realidad, no sé a quién clavar le el diente primero a Theo que está deliciosamente sonriéndome o a la montaña de pastel de esponjoso chocolate. Pero no me cuesta decidirme en cuanto lo tengo a tiro me agarro a la solapa de su camisa, aferrándome a su nuca con mis manos, no puedo dejar de besar en la suave y perfumada piel de su cuello y mordisquear la zona bajo su oreja cual vampiresa hambrienta dada la altura que me confieren mis altos tacones, reacciona a tiempo para que no se le caiga el plato a rebosar de repostería y salvar lo de una inminente aterrizaje forzoso en el suelo.

Me aparta y me observa con la mirada oscurecida y salvaje, por un momento temo haber despertado una fiera dormida en su interior. Pero un suave y corto beso de su parte en mis labios me tranquiliza. Pasa sus manos por mi espalda en una caricia demoledora y enloquecedora, su contacto me embriaga, como una borracha me embebo de él, mientras se inclina lo suficiente para que su frente toque ligeramente la mía, su respiración me llega cálida como una brisa suave. Ya no me importa disimular lo que siento por él. Lo deseo mucho, tanto tiempo conteniendo mis impulsos tienen como resultado esto, el dique está cediendo. Las grietas se convierten en fisuras grandes y profundas que empiezan a dejar fluir todo. Theo es consciente de mi estado ya que noto como se doblega su voluntad debilitándose ante mí como Superman expuesto a su Criptonita.

- Estel por favor no me mires así o te comeré aquí mismo sin importarme el público.-

Su suplica me obliga a tragar duro, me agarro las bragas apretando las piernas, para que no se me caigan de golpe. ¡Joderrrr! Ese tono de voz bajo y grave que me promete tanto se filtra bajo mi piel y vibrante resurge para nublar me la razón.

-Vamos arriba Theo.-le dijo el hambre a las ganas de comer, para presentarse a un suculento festín.

Mi susurro en su oído lo hace vibrar lo noto en su gesto. Acabo de tomar una decisión drástica, estiro de su mano arrastrándolo tras de mí a través de la multitud que hay en la sala. Salimos al pasillo y el ruido de los decibelios fluyendo a su antojo por la elevada música y murmullo de conversaciones queda atrás.