CAPITULO 26. Epilogo

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*Estel*

Des de la mesa del patio trasero de los Eaton veo a mis sobrinos corretear incansablemente detrás de su tío que no para de incordiarlos para que corran detrás de él a quitarle la pelota. A veces Theo tiene peor actitud que un crío pequeño.

Mientras Will es el encargado de que no se queme la carne en la parrilla, la olor de las viandas ahumada es delicioso y el aroma viaja hasta nosotros activando los sentidos, que indican que ya falta poco para la hora de comer.

- Theo es un buen canguro. Puede que lo contrate por horas entre semana. Los gemelos me tienen agotada, no se les acaba la pila nunca.- dice Nat con visible gesto de extenuación.

- Puedo imaginar lo.- le digo porque alguna vez se quedaron en nuestra casa y Theo y yo acabamos rendidos y toda la casa patas arriba. Pero lo que no puedo imaginar es al flamante nuevo líder de Osadía pluriempleado de canguro. Solo intentar visualizar lo me arranca una sonrisa de los labios.

- Will y yo no tenemos un momento de intimidad y relajación, las 24 horas del día están activos. Por la noche se levantan indistintamente a cualquier hora reclamando de todo. Rara es la mañana que no despertamos los cuatro en la misma cama. Estos pequeños enanos han urdido un complot para que no tengamos más descendencia.-me dice en voz baja como si fuese información clasificada de la guerra.

No puedo evitar reír me al imaginar la escena, debe ser gracioso para mí que lo veo desde fuera, para ellos el cansancio acumulado es terrible. Nat frunce el ceño dándome a entender que no es una situación graciosa, ya que los círculos oscuros bajo sus parpados dan prueba de ello.

- No te rías del mal del vecino cuando el tuyo puede que esté de camino. - me dice la muy malvada, como si me estuviera echando una maldición.

- Vale, perdona. No era mi intención hurgar en la herida. Pero Tris te ayuda mucho con ellos ¿No?

- Sí, gracias a Dios pasa mucho tiempo con ellos y como son tan activos mi padre se los lleva siempre a hacer actividades al aire libre.

Como si nos hubiera escuchado Cuatro aparece por la arcada de la puerta trasera del hogar de los Eaton y porta una bandeja de repostería osada para deleite de sus nietos que corren como locos a saludar lo.

- Huid pequeños monstruitos. El "yayo Tobias" si que sabe como camelaros.- dice Theo a propósito para molestar a Cuatro que le devuelve una mirada de esas que te atraviesan el alma.

- Listillo este abuelo podría acabar contigo con una mano atada. No juegues con fuego o te quemaras.- le replica Cuatro, intentando reprimir una sonrisa.

- ¡Uhhh!... Vale, el "yayo Tobias" se ha mosqueado.

- No soy un viejo, es mi hija la que me hizo un abuelo demasiado joven.- concluye mientras abraza a los pequeños Diablillos, aunque en apariencia son dos querubines.

Los dos pequeños son clavados a Will con inquietantes iris azul penetrante, comparten el color de pelo de Nat y su abuela Tris, un rubio trigueño que brilla en tonos dorados con la luz solar, una imagen casi divina si no fuese por las malas ideas que siempre están maquinando, no se les pasa nada bueno por la mente y cuando no se pelean siempre por todo. No he visto nada igual. ¡Juro que todavía me cuesta diferenciar los! Gracias a Dios que Nat siempre los viste diferente. Eric es el mayor y Tobias Junior nació cuatro minutos después. Los nombres fueron elegidos en honor de sus abuelos biológicos, según me explicó Nat.

Observo al alto y guapo Osado que ahora a fijado la atención en mí. Me dedica una de esas medias sonrisas tan suyas que hacen que me derrita como helado de vainilla, todo mi bajo vientre tiembla de expectación, formando una burbuja de tensión. Me muerdo el labio inferior de frustración apretando mis piernas de gelatina y se ríe negando con la cabeza. Cuando me sonríe así mi enajenación mental es total, no respondo de mis actos.

Sé ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora