Capitulo 14. Hielo Erudito

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*Estel*

Por fortuna veo a Nat y Will en un extremo de la pista como si fuesen mi tabla de salvación ante el naufragio inminente y le indico a Theo que voy a saludar a mi mejor amiga.

La alta figura de Will es inconfundible resaltando el perfil del atractivo moreno Erudito por encima del resto, Nat es tan bajita que apenas puedo imaginar su trigueña coronilla, pero estoy segura que permanece a su lado. Por supuesto Theo se muestra encantado de que me acerque a saludar a su hermana para poder compartir sus encantos con Melisa "la sobona".

Mis ojos voltean en señal de resignación. ¡Esto es increíble! Prácticamente me está ignorando, a veces creo que lo hace a propósito. Empezará a salir me humo por las orejas si no pongo espacio de por medio.

- Yo también iría a saludar a "Five", si no estuviera el "Eructito" de centinela al acecho toda la noche. - Dice Mario sin cortarse ni un pelo con total descaro. El rostro de Theo se transforma rápidamente de relajado a tenso al escuchar a su amigo.

- Ya te guardaras de acercarte a ella sin autorización por escrito y firmada por mí.- le dice Theo frunciendo el ceño visiblemente molesto, su tono denota que no bromea, aunque intenta disimular lo.

- ¡Vale! Theo no envistas al primero que te enseñe el capote.

Max es el único que no se muestra indiferente a mi presencia en estos momentos y me dedica una mirada comprensiva o más bien podría decir que ¿compasiva?, no puedo más que pensar en ello ¿tanta pena doy?

Debo ser patética siguiendo a Theo como un perrito faldero por toda la fiesta, para recoger las sobras que le quiera lanzar su amo.

Una leve sonrisa en la curvatura de mis labios surge para disimular mi frustración y falta de dignidad, pero para nada llega a mis ojos, me molesta la actitud de Theo que cambia como una veleta según sople el viento y que no hace más que dar soporte a mi decisión. Si aún tenía dudas sobre mi elección entre uno y otro, ahora estoy más segura que nunca que no es nuestro momento, Theo no está dispuesto a renunciar a su nueva vida Osada excitante y libre de cargas. Asumir lo en voz alta y clara por mi subconsciente ante la prueba fehaciente de ello, me produce un mordisco en el estómago, que ya no duele tanto como pensaba.

Miro a Max de nuevo es el único que se preocupa en estos momentos por mis sentimientos pisoteados, que empiezan a transparentarse tras la máscara que intenté colocarme infructuosamente, para soportar el dolor que se implanta en mi pecho lentamente, al reconocer que una vez más Theo me deja tirada por otra.

Max tiene una apariencia ruda y amenazante, aunque el chico es de facciones atractivas, espanta a cualquiera en cuanto frunce el ceño, no representa para nada lo que me revela su mirada honesta y sincera, solo hay que saber interpretar correctamente al chico, nunca dejaré de agradecer la privilegiada visión de las personas que me otorga ser originaria de verdad.

Me despido agradecida del corpulento pelirrojo intentando borrar a Theo de mis pensamientos y lucho como puedo por dejarlos atrás. Llego unos metros más allá hasta alcanzar a mis amigos y vecinos. Cuando contacto con ellos es como volver a casa, me siento segura, no hay temores, son mis grandes amigos y no me fallan bajo ninguna circunstancia. Los abrazo y me aferro a ellos con fuerza mientras saludo afectuosamente, en las últimas semanas no hemos quedado para cenar, ya que saben que César y yo lo hemos dejado temporalmente. Nat me pregunta constantemente, pero no quiero que se cebe con Theo, es un problema que debo solucionar yo con los implicados. No quiero que la relación fraternal entre ellos se vea afectada por mí debilidad y falta de consistencia en mis decisiones.

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