CAPITULO 23. Un padrino muy Osado (Parte I)

114 10 0
                                    

*Theo*

Me levanto para retirar el preservativo y tirar lo a la papelera del baño, miro el reloj de muñeca que indica que llevamos demasiado tiempo desaparecidos en combate de la celebración, agarro una toalla para que podamos asearnos con rapidez. Me gustaría quedarme con ella aquí y seguir haciendo le el amor hasta mañana, pero no tengo más condones así que mis deseos se ahogan en un pozo.

Me aproximo a Estel y la limpio entre sus muslos está completamente mojada por sus fluidos, su ropa interior está desaparecida, le ayudo a recolectar las prendas que fuimos dejando por ahí tiradas. Ahora que me fijo con la luz que llega des de la puerta del baño tengo una imagen de ella más detallada y percibo un tatuaje en un costado que no sabía que tenía a parte de la balanza Veraz en su nuca y la bandera Divergente en su brazo.

Me aproximo a explorar lo, son una cascada de pequeñas y mínimas estrellas que brotan de la parte lateral de su espalda y bajan por sus costillas deslizándose por su costado ocultas bajo el brazo. Diviso totalmente fascinado al termino de esta mágica cascada de tinta una pequeña estrella fugaz que se desintegra gravada en su piel dorada, en la estela luminosa puede leerse en una bonita letra enrevesada "Be Brave " (Sé Valiente).

Me llama poderosamente la atención ahora que lo admiro al detalle, paso los dedos recorriendo la tinta negra que se infiltra bajo la piel de mi morena, noto como se le eriza al paso de mis dedos repasar sus estrellas una a una. La agarro atrapándola en una prisión de máxima seguridad entre mis brazos y mi pecho, mi pulso va a todo lo que da de sí el bombeo de mi músculo más vulnerable.

- Acabo de ver una estrella fugaz ¿Puedo pedir un deseo?- le susurro mientras me observa con una mirada tierna.

- Claro, ¿qué deseas?- me dice con voz juguetona.

- Quiero que esta noche la pasemos juntos, no quiero separarme de ti más.- Me sonríe con dulzura.

- Deseo concedido.- Me concede mi princesa dándome un ligero beso sobre la zona más prominente de mi barbilla.

Creo que estoy sonriéndole como un imbécil enamorado. ¡Qué huevos que tengo!

La libero para recoger y colocarme la camisa y al girarme la escucho dar un pequeño gritito de sorpresa.

- ¡Theo! tienes un enorme tatuaje en la espalda, pensé que no te gustaba tatuarte.

- ¡Ya! Se lo debo a Mario. El tarta de fresa me dejo tatuarme en estado de coma etílico.- Estel mira alucinada el gran toro bramando enfurecido a tinta negra, amenazante y beligerante a punto de envestir con sus grandes cuernos que van de punta a punta de mis hombros.

Se da la vuelta para repasar lo con las yemas de sus dedos, su tacto deslizándose por encima de mi dura musculatura son una delicia, es la primera vez que agradezco al cabeza hueca de mi amigo su genial idea. Me siento como un crío descubriéndonos uno al otro nuestros secretos más íntimos, compartiendo nuestros miedos y anhelos.

- Es bastante acertado.- me dice enigmática.

- ¿Por qué?- cuestiono divertido.

- Theo envistes como un toro salvaje cuando lo ves todo en rojo.- y ríe sonrojada hasta las orejas. Me muerdo el labio inferior al recordar los momentos de frenesí y excitación en los que perdí el control poseyendo a Estel. Me río también y niego con la cabeza.

- Solo tú me haces perder el control.

- Me alegro de escuchar eso.- me dice mientras me ayuda a abrocharme los botones de mi camisa con delicadeza.

Sé ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora