HISTORIAS EXTRAÑAS

LA SALA DE RECUPERACIÓN.

El silencio corrompido por el sonido de las válvulas de oxígeno de los pacientes de esta sala común, es más tranquilizador que los gritos desesperados que emitía el paciente de la cama al costado mía, necesitaron varios doctores y enfermeros para poder calmarlo, luego de unas horas la luna se posó en lo más alto iluminando la sala, haciendo que mis ojos se cierren para sumergirme en el mundo de los sueños.

—Ayúdame, por favor ayúdame — dijo la voz del paciente de mi costado.

Un extraño escalofrío me consumió —¿qué puedo hacer por ti ?— susurre, tratando de que me escuchara.

—Ayúdame, por favor ayudame.

—¿Que puedo hacer por ti? —volví a responder, alzando más y más la voz.

—Ayúdame, por favor ayudame.

El escalofrío fue más intenso, haciendo que el miedo me consuma al instante — ¿que quieres? —dije mientras me levantaba para ir a su cama.

Luego de levantarme fui a mover la cortina que me separaba de aquel paciente, justo en ese momento una frías manos se posaron en mi hombro —¿que hace levando? Tiene que acostarse — dijo una somnolienta enfermera.

Al pasar el susto inicial —es que el paciente de mi costado esta que pide ayuda— dije mientras ella me llevaba a mi cama otra vez —pero también ayude al que está a mi lado.

Luego de acomodarme en la cama otra vez, ella fue hacia la cortina del costado y la abrió —señor, no quiero que me juegue ese tipo de bromas ya que, el paciente que estaba aquí murió hace horas — dijo ella cerrando otra vez la cortina, para luego irse.

Al ver eso, el miedo me consumió en un instante, más cuando apagaron las luces y al costado de mi cama se volvió a escuchar esa voz — Ayúdame, por favor ayudame.