EL TIMBRE

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Tres de la mañana y el toque del timbre cada vez es más incesante y se vuelve cada vez mas insoportable y eso es porque prácticamente no he dormido nada, ya que el alcohol aun tiene alterado mi organismo, si ese mismo trago que tome junto a unos amigos antes de acostarme.

"Maldita sea" maldito timbre, de incesante sonido perturbador ¿porque no dale alguien a abrir, esa mendiga puerta? "Rayos, rayos" cierto ahora que recuerdo no hay nadie en casa, malditas vacaciones ¿porque tuvieron que irse todos juntos? Si, ya quisiera yo también disfrutar de todo ese tiempo libre, oh sí y todo por no querer escuchar ese perturbador sonido proveniente de la puerta.

Tras levantarme con gran pesadez para ir hacia la mendiga puerta -¡Quien es! - grite una y otra vez mientras cogía un madero que estaba cerca a la puerta -¡¿Quien carajos, es...?! - repetí en tono alto, sin encontrar respuesta otra vez, al acercarme al visor de la puerta, no pude ver a nadie así que imagine que ya se había ido por el tiempo que me demore en ir a atender la puerta. Luego de dar la vuelva y caminar unos cuantos pasos el timbre volvió a sonar pero con mas demencia aún, tal vez sea algún bromista, así que abrí la puerta rápidamente sosteniendo el palo en la mano con la intención de golpear a quien encontrarse afuera, pero no encontré a nadie en la calle a pesar que mire hacia ambos lados de la calle.

-¿disculpe señor? Puede dejarnos pasar; es que por aquí esta haciendo mucho frío - dijo una niña casi transparente, acompañada de una mas pequeña aun, y ambas estaban paradas justo en la puerta esperando mi respuesta...

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