Capitulo 5

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    "Una verdad incompleta"

Jamás había escuchado a Lauri hablar tan serio, no sabía que pensar, ni siquiera lograba imaginar que me diría en ese momento...

-Si... dime Lauri... aún me tenía entre sus brazos y mi corazón palpitaba al mil por hora.

-Karin, la verdad es que no fue casualidad tropezar aquella vez cerca de la avenida.-

-¿Que quieres decir con eso?? me quedé pensativa.

-Pues que yo te ...-

-!!!KARIN!!!....- se escucho a lo lejos. Era Emma corriendo desde la esquina-

Lauri bajo el rostro como en forma de decepción.

-Karin, Karin... ¡Dos hasta que llegué a tú casa!, creí que no lo lograría.- me dijo Emma agitada.

-¿Que sucede, me asustas?- dije nerviosa y diciendo entre pensamientos (¿por qué tenías que llegar justo ahora Emma?)

-¡perdón Lauri hola!, amiga Eero me invitó a salir- me lo dijo con un grito.

hay amiga que emoción!- le seguí...

-¡Oh! quiere decir que se animo-

-¿Comó?... ¿Que quieres decir Lauri?...-

-¡No!, nada Emma, bueno las veo en el colegio voy con Pauli-

Mi tristeza se noto a simple vista cuando Lauri dijo eso.

-Bien, te veremos allá- dije desanimada.

Me quedé con la duda de lo que me diría, ¿Qué quería decir con esas palabras?, me confundí nuevamente...

-¿Karin te encuentras bien amiga?.-

-Sí, no te preocupes.- Dije seriamente.

-Bueno caminemos o llegaremos tarde.-

Sus palabras giraban en mi mente sin dejarme prestar atención al exterior.

-Karin... Karin... ¿Amiga estas bien?.- Dijo Emma en un tono preocupado.

-Sí, todo bien no te preocupes-.

Llegamos al colegio y seguía pensando en Lauri, que rayos pasaba conmigo; no podía concentrarme en nada.
¿Por qué me sentía así?, ¿Por qué el sentimiento depresivo por no saber que me iba a decir?. Cuando lo ví llegar algo serio, mi depresión aumento más pero no quise que lo notara así que le Sonreí, pero el no respondió y siguió su camino como sí nada.
Ingresé al aula y él se encontraba sentado en la banca del fondo, platicando con Eero muy seriamente; no me concentre en ninguna clase y él solo tenía la vista a la pizarra como si, no existiera nadie más.
Escribía en su libreta sin detenerse, al finalizar las clases me quise acercar a él pero simplemente se puso de pie y salió del salón dejando una hoja en su pupitre, la tomé y no podía creer lo que leía mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude evitar el llanto por haber leído esas líneas. 

Un Solo CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora