CAPITULO 1

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—¡Maldición! —gruñí cuando sentí el gran golpe en mi cabeza, me dolía todo, supongo que consecuencia de la gran cruda que cargaba, mire el despertador, era tarde y debía ir al instituto, bufe molesta y me pare de la cama arrastrando los pies —Ni modo, tendré que llegar tarde otra vez a la clase del calvo Harold.

Miro a Emma quien me observaba divertida supongo recordando lo que habíamos hecho la noche anterior. Sonreí finjiendo recordar, pero no pasó, mi cabeza solo daba vueltas apenas recordaba mi nombre pero hice lo posible porque ella no lo notara.

—¿Ya te vas?—pregunto haciendo cara de niña inocente, revolví los ojos, sí definitivamente no le salió.

—Supongo —digo alzando mis hombros, ella hizo una especie de mueca y asintió.

—Bien — dice besando mi mejilla —Pero te veré después... ¿No?

Lo pensé un poco, no quería que se ilusionara más de la cuenta y decirle que si sería una manera de aumentar su interés, así que decido decir.

—Tal vez —mi voz cortante hizo que su sonrisa desapareciera.

No dije más y agarre mi bolso para dirigirme hasta la puerta.

—¡ERES UNA GRAN HIJA DE PUTA AMELIA!—sí, estaba enojada, sonreí para mí misma sorprendida de cómo podía llegar a ser tan descarada, cierro la puerta no sin antes responderle.

—¡YA ME LO HAN DICHO! —grito riendo, escuchando como gruñe completamente enfurruñada.

Salí de su apartamento en busca de un taxi, no sé ni siquiera que había pasado con mi auto. Pero eso lo tendré que arreglar en otro momento sino quiero terminar por moverme a costa de los buses públicos, o al menos eso dijo mi Madre después de la ultima vez que estrelle el maldito auto por estar demasiado borracha. Una especie de ultimatum que nunca funciona conmigo realmente.

Consigo un taxi con rapidez llegando a casa en menos de lo que pensé. Necesitaba urgente una ducha y de paso dormir un poco más, no era necesario aparecerme como una mendiga en clases mientras sentía deseos de arrancarme la cabeza ¿No es así? ... Sí definitivamente no era correcto ir en este estado, no tengo mente para operaciones matemáticas hoy.

Entro como si nada, simplemente ya sabía qué tipo de sermón me daría mi Madre... así que solo bufo arrastrando mis pies por las escaleras llegando hasta mi cuarto y dirigiéndome a tomar una relajante y larga ducha, rezando porque el dolor en mi cuerpo desapareciera solo con esto, y a mi parecer funciono a la perfección.

Bajo en busca de algo de comer, pero sólo me encontré con el rostro preocupado de mi madre, resople sabiendo el sermón que se me venía encima. Saco todo el aire de mis pulmones y sirvo algo de jugo en un vaso sin dar mucha mas atención a la escena ¿Pero porque había silencio?¿Porque no estaba siendo regañada? mi Madre sólo parecía estar en un estado de shock viéndome sin ninguna expresión, hago una mueca y digo.

—¿Qué?... ¿Traigo algo en la cara?

Su cara me decía que había estado en vela toda la noche esperándome, eso de alguna manera me hizo sentir como una desgraciada, pero ya el daño estaba hécho.

—Jade ven aquí...

Oh esto ya no me gustaba... Por lo general sólo es una advertencia y eso es todo, pero esto se estaba yendo por terrenos desconocidos. Me acerco con sigilo y sin estar del todo segura hasta llegar a la mesa, tomó asiento mientras tragaba algunas aspirinas.

—Tú dirás... —dije sin más mientras ella me mira confundida.

—¿Qué fue lo que hice mal contigo Jadey?

Realmente No Te Merezco ~. ||Jerrie Thirlwards ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora