CAPITULO 19

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Estática y con el miedo consumiéndome por completo. Miedo por perderla, decidí no pensar tanto las cosas y la tome de la cintura. Me miro sorprendida, pude ver en sus ojos lo muy enojada y decepcionada que estaba. Relamí mis labios siendo imposible de estar equilibrada emocionalmente al tenerla tan malditamente cerca.

-No sabes cómo me lastimas –dijo en un cansado sollozo, cerró los ojos dejando caer las lágrimas que nublaban su vista. Pase mi mano hasta su rostro y procedí a limpiarlo

-Había olvidado en cuantos niveles esto es hermoso... -suspire, con la expresión de arrepentimiento que me salía natural ahora. Ella respiro, hondo, como si intentara llenarse de valor.

-Se, que no lo intentas Jade... -me recrimino, como si de verdad yo tuviera toda la maldita culpa. Era verdad pero siempre es difícil de admitir. –Haces que yo viva todo el tiempo dependiendo de ti. Como decides tratarme, algunas veces bien... Otras veces me tratas como el tapete de la casa.

Una lágrima se escapó de mis ojos, uniéndome a su llanto. Me sentía terrible por hacer que ella viviera eso, pero no había palabras que hicieran que algo cambiara en este momento.

-Lo siento –dije en un inaudible sonido. Me aferre a su cintura, mientras escondía mi cara en su cuello. Escuchaba su respiración agitada. Su corazón palpitaba rápido, retumbaba en mis oídos. Cada vez se hacía más tarde y aun nos encontrábamos en aquel parque a mitad de la madrugada. –Sé que nada de lo que diga, o haga hará que se borre todo lo que te he hecho... Pero, era por tu bien Pez.

Se alejó de mí bruscamente. Mirándome como ya se me ha hecho costumbre, decepcionada, buscando algo de claridad en mis palabras.

-Mi bien? –dijo exaltada –Por mi bien?, a ti que te importa mi bien maldita sea¡¡¡, Simplemente no te importa. Jamás te ha importado.

Mi cabeza dando vueltas, tratando de hallar mi lugar en el universo. ¿Para qué diablos nací?, para eso?. Para hacerle daño a las personas que más amo?.

-Perrie, debes entenderme –grite, haciendo que me mirará con terror –No quería que tuvieras luego que arrepentirte de algo.

-¿¡Arrepentirme de que diablos¡? –entonces pude ver por fin a mi pequeña chica enojada. Era definitivo. La había perdido, ella ya no confiaba en mí y eso es algo que jamás lograre perdonarme.

-De estar conmigo –balbucee, desenado morir. Se quedó quieta, con todo su maquillaje corrido, abrazándose a sí misma. No sé si por frio, o por la simple idea de sentirse vulnerable. Solo sé que me hizo mal verla así.

-Eres la peor cobarde que ha podido pisar la tierra. –exclamo con su voz sumida en resentimiento, dio media vuelta y empezó a alejarse. Dejándome sola en el lugar, deslizándome por el árbol a mis espaldas, me deje consumir en un mar de lágrimas que solo podía haber entendido alguien que me haya visto. Escondí mi cara entre mis manos, abrazándome a mí misma. Sabiendo de antemano que todo lo había causado yo. Siempre todo es culpa. Siempre arruino todo, no importa lo que haga por evitarlo.

Ahora. Sintiéndome la peor fracasada, tirada en el césped, con la fría corriente de aire que chocaba dolorosamente con mi piel, hacía que mi situación se convirtiera en una más bizarra. Mire al cielo, pensando en Jenn. Ella sabría qué hacer, como consolarme. Como hacerme sentir mejor, siempre lo logro. Recordé. Sus concejos, sus abrazos que siempre me hicieron sentir como en casa. Sus palabras siempre eran las acertadas, sabía que decir en cualquier momento.

-Porque te deje ir... -dije en un lamento, debo estar hecha un lio. Debo estar lo suficientemente mal como para estar a estas horas, llorando solo en un parque.

Entonces el sentimiento de paz que Jeen siempre me transmitía, me acogió. No lo sé.... Su presencia?, tal vez solo sentía mi cuerpo más caliente, una tranquilidad cegadora hizo que cerrara mis ojos.

Realmente No Te Merezco ~. ||Jerrie Thirlwards ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora