46- alejate de mi

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—¿Qué haces hermosa? —inquiere con un susurro.

—Aquí jugando con los vegetales —ironizo.

—Quiero jugar, pero un juego que se que te va a gustar —susurra y achino mis ojos.

—¿Qué juego?

—Hacerlo aquí, terminar lo que comencé ahorita, es que no puedo estar tranquilo sabiendo que no llegaste a un orgasmo —musita suavemente, ya el placer recorre mi piel y maldigo internamente por caer.

—No lo creo, yo debo preparar la cena —contesto negándome, pero él insiste cuando su mano va deslizándose por mi vestido hasta llegar a mi entrepiernas.

—Pero yo quiero hacerlo aquí ahora, y tu aprenderás esta experiencia conmigo.

Me hago la dura y sigo picando los vegetales.

—Ya te dije, no tengo deseo de ti —miento, en este momento lo estoy deseando.

—¿Segura?, está bien, si mojas es porque si me deseas —me reta.

Intento pensar en algo estúpido para no complacerlo, ahora, con su mano allí abajo, echa a un lado mi braga, luego abre los pliegues  de mi vagina y me contraigo cuando sus dedos rozan mi área lentamente.

Anny no te excites, tu puedes, piensa en algo, perro, carro, familia, Barney y las tortugas ninjas en una fiesta de la vaca y el pollito.

Es inevitable, Joe sabe manipularme, me conoce y sabe exactamente cómo tentarme. Una onda de placer recorre mi cuerpo, mientras que sus dedos manipulan mi clitoris.

—Oh preciosa, siénteme, vas a mojar porque te vas a imaginar que estoy cogiéndote como tanto te encanta. Vamos, que estás jodidamente rendida a mis placeres —jadea en mi cuello y se me eriza la piel. Es suficiente para que empape sus dedos y pierda el reto—. ¿Lo ves?, acabas de mojar —susurra ronco, la respiración se me va por unos segundos y un suspiro se me escapa,

—Ni te ilusiones, no fue por ti.

Lavo los vegetales hasta que siento como va deslizándome la braga.

—¿Qué harás? —reprocho.

—Esto, veré si no es por mí que mojas, lo comprobaré.

Miro hacia atrás y veo que a través de su boxer saca su polla, luego separa mis piernas, y no entiendo porque dejo que el haga esto, ¿por qué soy su sumisa?
Joe arquea mi cuerpo más adelante dejando mi trasero a su alcance, me se sostengo de la encimera y siento como me roza, es inevitables, lo amo, lo deseo.

—Anda, no temas, gime, grita —me exige,  pero me niego, ya que Katy debe estar con Bruno y podría escuchar.

—No, me pueden escuchar.

—Bruno se llevó a Katy para su apartamento, así que gimes, quiero escucharte —exigió presionando su polla de mi abertura y penetrándome con lentitud.

Mis piernas flaquean un poco y los gemidos se me escapan. Ahora me toma por las caderas y empuja profundamente sacándome un alarido doloroso y placentero. Cierro los ojos y muerdo mi labio inferior cuando me lleva al cielo con sus embestidas.

—Quiero que hagas lo que estabas haciendo, que hagas tu cena mientras te lo hago, es una orden.

Asiento nerviosa, mis manos tiemblan de la excitación, sostengo un cuchillo y luego tomo en una zanahoria, intento concentrarme, pero no puedo.

—Anda, hazlo.

Corto un trozo y el suaviza  sus movimientos, ahora siento sus dedos en mis pliegues y esos movimientos en mi ya hinchado clitoris.

Por siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora