Capítulo 26: "Príncipe azul"

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–Wow, ¿conociste a alguien?

–¡Diablos, Mark! Quería ser sutil, pero contigo nunca me sale.

–¿Quién es?

–Diana...

–¡¿DIANA?!

–¡Shhh! –lo hizo callar enérgicamente– July no sabe nada.

–¡¿No le has dicho a July?!

–Se va a poner como loca.

–Exactamente por eso... Ay papá, no quisiera estar en tus zapatos.

–Pero aún no me has dicho qué opinas.

–Es que no sé, me tomó un poco desprevenido la noticia... –rascó su cabeza recordando que Jessy estaba ahí abajo– Además, a Diana no la conozco mucho, pero se ve una buena mujer, aunque debes tener claro que jamás, JAMÁS, alguien ocupará el lugar de mamá.

–Lo sé, hijo, tampoco busco eso, es solo que ustedes se irán en unos años y no quisiera terminar mis días solo.

–¡Hey! Siempre estaremos pendientes de ti. –dijo golpeándole levemente el brazo– Pero claro, tienes derecho a rehacer tu vida, nosotros ya crecimos.

–A tu mamá la amé tanto... De hecho creo que Diana me recuerda un poco a ella.

–Está bien, procura meditar en cómo se lo dirás a July.

–Eso me tiene un poco preocupado, porque quiero invitarla a la casa.

–¿Quieres invitar a Diana a la casa? Tal vez estás yendo un poco rápido, recuerda que hace muy poco nos mudamos. De todas maneras, eso lo verás tú. Ahora, si me disculpas, estoy algo ocupado, mañana tengo examen, más tarde seguimos conversando si quieres. –le dio golpecitos en la espalda mientras lo guiaba hacia la puerta–

–De acuerdo, te dejaré en paz, pero también quiero que hablemos de ti, supongo que otro día. Tienes que decirme cómo van las cosas con esa muchacha... ¿cómo es que se llama? La vejez me tiene mal... ¡Jessica! Sí, Jessica, a mí no me engañas eh campeón.

David reía y le golpeaba el brazo a Mark, mientras él, nervioso, cerraba la puerta tratando de cortar la conversación antes de que llegara a un punto en el que después le costaría darle explicaciones a la chica que se encontraba bajo su cama.

Cuando por fin logró escapar de la incómoda conversación con su padre, se apoyó en la puerta y soltó un gran suspiro.

–Pensé que... ¡Auch! –Jessy se golpeó al salir de donde estaba y Mark se apresuró a ayudarla–

–Ten cuidado.

–Pensé que me quedaría allí por siempre.

–No sería mala idea. –un par de ojos color miel lo asesinaron– Es broma, tontita.

–¿Sabes? Estoy bastante confundida...

–Sí, ya sé que yo te confundo, no tienes que decirlo.

–No seas idiota. –dijo lanzándole una almohada– Es que debajo de tu cama estaba tu chaqueta tirada y encontré esto...

–Ah... –le quitó el papel en el que se encontraba el número del mesero– no es nada.

–¿Eres gay o...?

–¿Quieres que te demuestre que tan heterosexual soy?

–No. Quiero saber quién es Alex y por qué te escribió su número con un corazón, cuéntame, ya sabes que no recuerdo nada.

Señorita SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora