Capítulo 6: "Caprichosa"

152 9 3
                                    

- ¿Y qué sugieres? –Me mantuve firme en la distancia mientras nuestros alientos se mezclaban–

- Una clara muestra de afecto –reí bajando la mirada–

- No creo que sea necesario, porque ya ni nos está viendo. –me separé un poco y el volvió a su lugar– No quiero que mi helado se derrita.

Después de todo, fuimos a dar un paseo a una plaza cercana mientras conversábamos y nos seguíamos conociendo. Realmente sería una descarada si negara que me sentía muy a gusto, pero no sé hasta qué grado eso se me estaba permitido, digo, para no provocar una ensalada de sentimientos. Definitivamente lo que más adoro de Mark es que me haga reír.

Al momento de ya irnos a nuestras casas que dichosamente estaban juntas, una chica se acercó un poco agitada, era una rubia que por su maquillaje parece que creía que su cara era un libro para colorear, vestida con ropa muy ajustada, y por alguna razón, me molestaba.

- Disculpen chicos estoy hecha un lío –tomó su cabeza con ambas manos– necesito encontrar la calle…

- ¡¿Sara?! –exclamó Mark que al parecer conocía a la modelito–

- ¡Oh por Dios! ¡Mark! ¡Pensé que no volvería a verte! –la chica se abalanzó a abrazar a Mark, parece que no se cansaban de coquetearle–

- Ajam –fingí una tos para hacer notar mi presencia–

- Jessica, Jessica, te presento a Sara, ella fue compañera mía muchos años cuando estudiaba en New York –Mark deshizo el abrazo–

- Un gusto Sara –fingí una sonrisa más falsa que su dignidad–

- ¿Tú eres…?

- Jessica Smith, es mi vecina, mi compañera y bueno, mi amiga –sonrió con orgullo–

- Encantada, Jessica –ella seguía el falso juego, pero es obvio que desde el principio no nos habíamos caído bien–

- ¿Qué calle buscabas? Sabes que me mudé hace poco acá pero tal vez Jessy pueda ayudarte –sí, claro, te regalo un pasaje al infierno–

- La calle… Rosas, calle Rosas #513 –leyó de un papel arrugado–

- Lo siento, no tengo idea dónde queda eso, temo que vas a tener que seguir preguntando o pedir que te lleve un taxi. Ahora si me disculpan, debo llegar a casa. –tenía una vaga idea de la ubicación pero no iba a decírsela, hice una señal de despedida con mi mano y me encaminé a tomar el transporte–

- Bueno Sara, lo siento, te deseo suerte y a ver si volvemos a vernos. –se despidió rápido para venir tras de mí, al menos no es tan imbécil– ¡Espérame caprichosa!

- Apresúrate –me paré con los brazos cruzados mientras llegaba hasta donde había avanzado– ¿Por qué ahora me llamas caprichosa?

- Lo eres, te gusta hacer las cosas a tu manera, y si no, te molestas, ¿me equivoco? –me miró travieso, “¡por todos los cielos! ¡es tan sexy!” no jodas–

- Tú decides si ser amigo o no de una caprichosa –levanté mis cejas desafiantemente–

- Eres caprichosa, pero así me gustas.

- ¿Qué?

- Quiero decir, que así está bien, o sea, que no me voy a rendir, bueno, no me importa si eres caprichosa igual me caes bien –comenzó a hablar muy rápido, era realmente gracioso– ¿se entiende?

- Y era yo la que temía… –dije sarcásticamente entre risas–

- ¡Haces que me enrede con mis propias palabras, así no se vale!

Señorita SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora