¿Esperas a tu chico?

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Empezó a refrescar, estuve esperando 10 minutos y no venía nadie. Le dije que era esta plaza, a lo mejor se ha equivocado... esperaré 5 minutos más, si no viene me voy.

Vi a una bonita pareja en el banco de al lado, eran tan tiernos que se me derritió el corazón al verlos. Ojalá yo fuera una de esas parejas...

Una abuela se sentó al lado mío, abrió el bolso y empezó a tirar migas de pan a las palomas.

-¿Esperas a alguien jovencita? -Dijo la abuelita mirándome-

-Sí... Pero veo que no se presenta, así que no tardaré en irme -Dije desilusionada-

-¿Tu chico? -Dijo mientras miraba a las palomas-

-No... es un amigo -O eso pensaba-

-Los hombres no cambian jajaja, en mi época no podíamos quedar ni nada por el estilo, vosotros ahora tenéis esos trastos que escriben, lo tenéis más fácil -Tose- Al fin y al cabo, la tecnología avanza pero los hombres veo que no jajaja -Dice la abuelita, la verdad es que tiene razón-

- Pues la verdad que si... siempre son así ellos jajaja el día que cambien... algo malo pasará -Dije riéndome-

-Dime una cosa cielo, ¿el chico al que esperas es un chico opuesto, con el cabello moreno y ojos azules? -Dice la abuelita mientras mira a la nada-

-Sí, ¿por qué? -La verdad es que me dio mala vibración que supiera eso, no será que ha venido Oscar más veces aquí? -

-Porque viene por ahí - Mi corazón se paró, y de golpe se me aceleró, la abuelita me sonrió, cogió la bolsa y se la guardó- Te dejo jovencita, pasar un buen rato, y acuérdate, los hombres si lo miras bien son simples -La abuelita sonrió y se fue-

Vi a Oscar con andares rápidos viniendo hacia mí con un ramo de flores, tenía el cabello despeinado, estaba tan sexy...

-Señorita Maria lo siento, ¡llegué tarde por unos asuntos que surgieron en la empresa! -Para y coje aire- Suerte que llegue a tiempo, si no te hubieras ido -Vuelve a coger aire- Disculpe señorita Maria.

-Jajaja Oscar respira que te ahogas, tranquilo, llegaste a tiempo -Le hice el gesto de que se sentará a mi lado en el banco- Y por cierto, fuera del trabajo me puedes llamar Maria -Le sonreí-

-Disculpe -Clavó los ojos en los míos, eso hizo que me pusiera roja- Estas bellísima esta noche -Dijo mirando de reojo-

-Lo mismo puedo decir de ti -Le sonreí con una sonrisa que lo decía todo- ¿Me permites? -Puse un mechón de pelo que tenía caído detrás de la oreja- Ya está.

-Gracias, un detalle - Se puso un poco sonrojado- ¿A dónde iremos a cenar?
-Donde quiera -La verdad es que no había pensado nada- sorpréndeme.

-Lo haré - Volvió a clavar sus ojos azules en los mios, me encanta cuando hace eso-

Oscar me acompañó hasta su coche, abrió la puerta donde se sienta el copiloto, en este caso yo, y después subió el.

Antes de arrancar el coche, sacó de la guantera un pañuelo color rojo.

-¿Me permites? -Yo asentí-

-¿Vas hacer una escena 50 sombras de Grey? -Comencé a reír-

-Sí eso quieres... -Pude imaginar la cara que puso, y me sonroje-

Una vez colocado el pañuelo, arrancó el coche y empezó a conducir. Aún no sé por qué me tapó los ojos, si al fin y al cabo vamos a ir a un restaurante.

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora