Hoy duerme en mi casa

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Un gran silencio se formó durante el viaje de camino a casa. Estaba enfadada, incluso creo que más que enfadada. ¿Por qué hizo eso? Le dije que no lo hiciera.
Cogí el móvil del bolso y miré la hora, era temprano, lo suficiente para llegar a casa, darme una ducha e irme a dormir.

Oscar me miraba de reojo, sabía que estaba enfadada, así que decidió romper el silencio.

-Disculpa, no pretendía hacerle enfadar -Dijo seco-

-No acepto sus disculpas -Dije furiosa- Le dije claramente que no me metiera en el agua y lo hizo.

-Venga Maria, era un juego, tampoco se lo tome así -Dijo con un tono bromeando-

La verdad es que tiene razón, era un juego, después de todo no va mal un poco de diversión después de horas encerrados en una empresa trabajando horas y horas.

-Como veo no va a contestar... Sabe que tengo razón -Dijo serio, odio cuando tiene razón y se hace el chulo porque sabe que la tiene-.

-Miré, no voy a contestar porque no tengo ganas de hablar, y sí, usted tiene razón pero no es causa para no hablarle.

Oscar no respondió, prefería no hablar. El silencio se formó nuevamente.
Tras un largo viaje por fin llegamos a mi casa.

-Buenas noches -Dije abriendo la puerta del coche-

-A dónde va usted tan rápido... -Le dio a un botón de al lado del volante que hizo que pusiera el pestillo de seguridad-

-Déjeme salir, por favor se lo pido -Dije mirando furiosa-

-De aquí no sales hasta que no me expliques qué sucede.

-No tengo porque explicarte nada, ahora déjeme salir -Dije intentando abrir la puerta-

-Se lo vuelvo a repetir por última vez...o me explica qué ocurre o no sales.

-De acuerdo, ¿quiere que se lo explique? -Dije vacilante-
-¿Qué tan difícil es? -Contestó de la misma forma-

-¿No prefiere que se lo cuente en un lugar más tranquilo? -Dije refiriéndome a entrar a casa-

-Cómo usted prefiera

-Pues si es tan amable, déjeme salir y hablamos

Oscar cedió y bajo los pestillos de seguridad, muy desconfiado fue hacia mi puerta y me abrió.

Mientras Oscar cerraba el coche, busqué las llaves de casa, buscaba y buscaba y no las encontraba. Más nerviosa que nunca empecé a mirar por todos los bolsillos. Oscar miró con cara extraña.

-¿Ocurre algo?-Dijo acercándose-

-No encuentro las llaves de casa, se me debieron caer cuando el señorito me cogió -Dije con cara despreciable -

-¡No sé si ahora será culpa mía! -Dijo levantando los brazos-

-No... de un ciervo que pasaba...

Me senté en el suelo desesperada, no tenía ninguna copia de las llaves ni nada, tendré que llamar a un cerrajero...Pero ahora estará cerrado, así que tendré que pasar la noche en un hotel.

-Sí me hace un favor, ¿me puede llevar a un hotel para pasar la noche? -Dije cabreada-

-Me niego, usted pasará la noche en mi casa -Dijo afirmándose-

-¿Qué parte no ha escuchado de "que me lleve a un hotel? -Dije vacilando-

-La parte de "Hoy dormirá en mi casa"

A veces es tan arrogante... por no volver a pelear, accedí y me senté en el coche, tenía una cara de malhumorada que mejor no decirme nada.

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora