No quiero que llores

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Cogí un taxi ya que mi coche seguía estropeado y lo mandé dirección al hospital, al llegar, no paraban de ir y venir ambulancias. Estaba muy nerviosa, no sabía cómo estaba, si a lo mejor era una rotura de hueso o a lo mejor paralítico...

Sacudí mi cabeza de esos pensamientos tan negativos, seguramente sea un pequeño golpe y le tengan que hacer pruebas.

Entré en el hospital y había un grupo de gente mirando unas listas en un corcho. En el corcho había un cartel con letras grandes que ponía: " afectados en el accidente". Oscar debía estar en esa lista.

Intentando hacer el paso pude acercarme a la lista y buscar a Oscar. Ana, Carlos, David, Carla, Pedro, Oscar... Oscar! Ese es! OSCAR PÉREZ PLANTA 3 HABITACIÓN 233

Fui a paso ligero a coger el ascensor, había mucha gente, no merecía la pena, quería llegar lo más rápido posible así que cogí las escaleras.

Por Fin en la tercera planta, había camillas en los pasillos. Y enfermeros paseando de arriba abajo con un montón de papeles y medicinas.

Miré de buscar la habitación donde estaba Oscar, había un cartel que ponía 215-228 pasillo izquierdo 229-241 pasillo derecho.

Caminé por el pasillo derecho, miré el cartel que ponía 233, cogí aire, y con la mano temblorosa abrí la puerta.

Oscar estaba tumbado en la cama durmiendo con una venda en la cabeza, tenía algunas heridas pequeñas en la cara y en los brazos, tenía una pinza en el dedo donde mandaba señales de pulsaciones al aparato que tenía al lado.

Me acerqué a él y le cogí de la mano, un montón de lágrimas empezaron a salir de mis ojos, haciendo un recorrido por mis mejillas hasta gotear en las manos de Oscar.

No debía de haberte dejado ir, por muy cabezota que sea siempre has estado conmigo y cuidándome. Mírame, yo a cambio no he hecho nada por ti, solo complicarte la vida.
Por culpa mía estás ahí tumbado. Te prometo que no me moveré de aquí hasta que estés bien

Me senté en la silla que había, apoyé mi cabeza encima de su brazo y me dormí.

Sentí una mano que acariciaba mi cabello, solo puede significar una cosa.

Levanté la vista y Oscar estaba despierto, acariciándome la cabeza.
No tenía mala cara, tenía una sonrisa como siempre, sus ojos azules le brillaban.

-Cómo llegaste hasta aquí? -Dijo con una voz ronca-

-Lo vi por la tele el accidente, tu nombre salía en la lista de afectados... y...-No podía seguir, iba a llorar y no quería que me viera así-

-Y te preocupaste y viniste -Dijo sonriendo - No quiero verte llorar como antes, estoy bien-

-¿Cómo antes? -Qué yo sepa nunca he llorado delante suyo-

-Cuando viniste, empezaste a llorar y a dar un discurso...-Dijo riendose-

-¿¿Me escuchaste?? -No me lo puedo creer, que verguenza, y no tuvo el valor de decirme que estaba bien-

-Sí, te iba a decir que las princesas no lloran, pero te tumbaste encima de mi brazo y ...

-¡Eres tonto! Vine hasta aquí preocupada por si te había pasado algo grave y me ves llorando y no eres capaz decirme nada -Dije alzando el volumen de voz-

-Maria, tranquilízate, has venido, eso es lo que cuenta. Y tu discurso... yo siempre voy a cuidar de ti me compliques la vida o no...

No tenía palabras para contestarle, no podía, porque tenía un cúmulo de emociones dentro y sabía que la única forma de expresarme era llorando.

Oscar al ver que una lágrima caía por mi mejilla, me la quitó. Si le hubiera pasado algo....

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora