Maria, mirame

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Vino un doctor a mirar el estado de Oscar, llevaba una bata blanca con una placa donde ponía su nombre, apellido y el nombre del hospital. Se le veía un buen doctor.

Dejó la carpeta en la cama, sacó una linterna y le miró los ojos, después hizo que Oscar mirara la linterna.

Lo puso de pie y le hizo caminar por una línea de la rachola del suelo, una vez terminó, hizo que se tocara con las manos los pies.

Después de unas cuantas pruebas, empezó a apuntar en la libreta algo.

-¿Usted es la hermana? -Dijo el doctor refiriéndose a mi-

-No, soy una amiga -Le respondí con la cara coloreada-.

-Le informo: El paciente tuvo un golpe leve en la cabeza, le hemos hecho unas pruebas como por ejemplo, un tac, resonancia... y vemos que todo está bien, he mirado que no estuviera mareado, porque antes se quejaba de muchos mareos, y lo veo bastante bien. Hoy le daremos el alta, pero antes de nada le recetaré medicamentos.

-Muchas gracias doctor - Dije con una sonrisa y aliviada -.

El doctor se fue y me senté de nuevo al lado de Oscar, se le veía con mejor cara, después de dos días ingresado lo veo mucho mejor que el primer día.

¿Tenemos que celebrar esto no?-preguntó Oscar con su risa pícara-

-¿Y qué celebramos? -Contesté haciéndome la graciosa-

-Que salgo de este infierno, que estas juntos, que me he recuperado...-Empezó a largar-

-hm...¿Qué estamos juntos? ¿Eso cuándo pasó? - Pregunte riéndome-

-Ahora -Clavó sus pupilas en mi, era una de mis miradas favoritas-

No me dió tiempo a contestar, entró el doctor y nos dio los medicamentos, nos explicó cada cuantas horas se ha de tomar, que cantidad, y cuanto tiempo.

Le di la ropa para que se vistiera, ya que iba con una bata cutre de hospital que se abrochaba por la espalda.

Una vez cambiado, recojamos sus cosas y echamos un vistazo de que no nos dejáramos nada.

Cojimos el ascensor, el ambiente estaba más calmado de la última vez.
Cada vez que recuerdo esas imágenes me viene un escalofrío en todo el cuerpo.

-Habrá que llamar a un taxi...-Dijo Oscar mirando a la carretera-

-Tranquilo, ahora llamo a uno-Dije mientras cogía el móvil-

-Para, deja que llame yo, te has molestado mucho todo este tiempo -Dijo mientras me cogía de la mano-

La verdad es que tenía razón, faltaba el trabajo para estar con él, más los viajes en autobús y las 2 noches que he pasado ahí...

Después de que Oscar llamara, vino un taxi.
Mientras estábamos de camino a mi casa, lo veía muy tenso, algo no le iba bien.

-¿Te encuentras bien? -Pregunté asustada-

-Sí, no es nada - Dijo mientras se frotaba de manera exagerada las manos-

-Oscar, tranquilízate, te estás poniendo blanco ¿qué te pasa? -Le cogí de las manos-

-Para el taxi -Le dijo al conductor-

-Señor aún no hemos llegado- Contestó el taxista-

-¡¡He dicho que lo pares!! -Le chilló al conductor-

No sabía que estaba pasando, Oscar estaba muy nervioso, comenzó a sudar, le faltaba el aire.

El taxi nos dejó en la esquina de una calle y se fue.

-Oscar tranquilizate por favor -Estaba de los nervios, no sabia que hacer-

-No puedo, no puedo - Dijo mientras se tocaba el cuello-

-Oscar por favor - Empecé a llorar, no sabia que le pasaba-

-Maria, mirame, llama a una amb...-No pudo acabar, se desmallo-

Le empecé a dar bofetadas en la cara, no reaccionaba, llorando llamé corriendo a una ambulancia.

Vinieron en cuestión de segundos, le pusieron oxígeno, no tardó en recuperar el conocimiento.

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora