A ella le encantan los peluches

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Llegamos a una tienda de muebles, accesorios y cosas antiguas. Me fijé en un reloj que había colocado en una de las mesas que había. Recuerdo que ese reloj lo tenía mi abuela y cuando yo era pequeña sin querer lo rompí.

-Tu abuela tenía un reloj similar -Dijo mi padre acercándose.

-En eso estaba pensando... dime, ¿Porqué hemos venido aquí? 

-¿Te acuerdas cuándo eras pequeña, que tu abuela siempre organizaba los cumpleaños?

-Sí, ella preparaba todo, la mesa, la comida, la bebida, y el pastel.

Mi abuela, siempre que llegaba algún cumpleaños se ocupaba de organizar todo. Un día antes compraba todo lo que necesitaría y lo dejaba preparado para el día siguiente ponerse en marcha. El pastel era lo que le traía más trabajo, pero al final le salían deliciosos. Cuando empezó a envejecer le costaba más poder preparar ella todo, así que yo le ayudaba a preparar la mesa y a decorar el pastel.

-Tu abuela compraba todo aquí, los platos, los vasos, el mantel.... Sería ideal poder comprar algunas cosas que ella siempre ponía para el banquete.

Acepté con la cabeza. Mi padre fue mirando los cubiertos y los vasos, yo mientras iba buscando los manteles y los platos.

-No sabía que os tomabais esto tan enserio- Dijo Oscar detrás mio.

-La abuela fue una persona muy importante para nuestra familia.

-Ya veo ya... ¿quieres que te ayude con algo? -Preguntó.

-Mira, mientras yo busco el mantel, podrías buscar tu los platos. Los que utilizaba mi abuela eran redondos, planos y de un color vainilla, si mal no recuerdo eran de cristal... Si no los encuentras, busca alguno similar.

-A sus ordenes señora -hizo el gesto de militar, se rió, poco a poco se fue acercando a mi hasta besarnos.

-Hm, María, ¿has encontrado ya el mantel?-Interrumpió mi padre.

-Estoy en ello...-Agaché la cabeza.

Los tres fuimos buscando cada uno las diferentes cosas, al cabo de 10 minutos ya teníamos todo. Lo llevamos a caja y pagamos. Al caminar para volver al coche, me fijé en una tienda que había, miré en el mostrador. Es el oso de peluche que se me rompió en la mudanza. Mi padre se dio cuenta de lo que estaba pasando, se acercó a mi y me dio dinero.

-No papá, ya me lo pago yo -rechacé su dinero.

-Casi nunca te hago regalos, déjame hacerte uno...

Acepté el dinero y entré en la tienda, le pedí a la dependienta que me diera el oso de peluche que había en el escaparate. Cuando miré hacia allí, me fije que mi padre y Oscar estaban hablando, me alegra bastante de que se hablen normal, o eso al menos me imagino yo. La chica me dio el ojo y le pagué, cuando le di el dinero me fijé que habían llaveros, y uno de ellos era un avión, le dije a la chica que también me lo llevaba. Salí de la tienda y nos fuimos hacia el coche.

-Es muy bonito el peluche -Dijo Oscar- Se parece a ti.

- A mi hija desde siempre le han gustado los peluches, pero en especial los osos -Contestó mi padre.

- Ya me di cuenta cuando entré en su habitación, esta repleto de peluches- Dijo Oscar.

A mi padre no le hizo mucha gracia el comentario de Oscar,  supongo que no es agradable escuchar que un chico hable de cuando va a la habitación de su hija.

-¿Te quedas a cenar hoy a casa Oscar?-Le pregunté

-Vale, ¿tienes algo en especial preparado?-Me contestó, y me puse colorada- Digo de cenar...

-Em...¿Pizza?- Contesté

-Jajajajajaj, noche de pizza, ¿porque no?

Mi padre nos dejó en mi casa, Oscar y yo subimos a casa, mientras ponía la pizza al horno, Oscar preparó un baño caliente para los dos. A veces me lo comería a besos.


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Y hasta aquí el capitulo, espero que os haya gustado, dejarme en los comentarios vuestras opiniones. Os quieero <3

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora