Dejamelo hacer a mi manera

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Estaba sentada en la butaca leyendo una revista, hay que ver la gente cómo se gasta el dinero por chorradas, con la crisis que hay. Después se quejan de que si tienen que vender el coche, la casa del pueblo...

Al pensar eso, me puse a pensar en mi trabajo, hace una semana que no voy a trabajar, ni yo ni Oscar.

Mi padre no sabe nada, si se lo cuento muy contento no estará, le dio el puesto a Oscar y él no lleva ni una semana trabajando.

Miré a mi derecha y vi que Oscar se había girado hacia mi lado, abrió los ojos y sonrió

-Buenos días dormilón -Le dije con una sonrisa y acariciando su cara-

-Anoche no pude dormir nada -Dijo bostezando - tuve pesadillas...

-Sobre el tema... hablé con el doctor y le comenté tus sueños, me dijo que te harían una prueba de sueño - Deje la revista en la mesita de al lado-

-¿Una prueba del sueño? -Dijo sorprendido- Pero...

-Oscar, no duermes... y siempre tienes pesadillas, te lo tienen que mirar -Dije preocupada-

-No, no si no me quejo... -Dijo poniéndose boca arriba mirando el techo-

No sabía si preguntarle sobre la otra vez que estuvo aquí ingresado.
Mejor le doy el desayuno, que se despeje un poco y después si sale la ocasión preguntaré.

-¿Te apetece desayunar ahora o más tarde? -Pregunté mientras me ponía de pie-

-Mm... Primero me quiero dar una ducha, así me muevo un poco y después desayunaré

-Vale, te podrás duchar tu solo o...-Me interrumpe-

-¿O me ayudas? -Contestó con su cara pícara-

-Jajajajaja no vida... o llamo a la enfermera y que te ayude -Dije riendome-

-¿Prefieres que me duche una enfermera antes que tu? -Dijo sorprendido- Vale vale...-Dijo haciendo el enfadado-

Oscar se levantó de la cama, abrió el armario, cogió un gel y se fue dentro del lavabo.

Mientras se duchaba, pensé en ir un momento a la papelería de abajo que hay en el hospital y comprarle algo.

Bajé a la papelería corriendo, quería estar en la habitación antes de que saliera el.

Cuando vi en primer plano un oso enorme, me quedé embobada. Siempre soñé con tener un oso igual.

Fui mirando qué cosas había, si veía algo que le pudiera gustar. Libros, chuches, muñequitos... No creo que le haga mucha gracia que le regale un peluche.

La dependienta al ver que estaba desesperada, me preguntó qué estaba buscando, le dije que estaba un amigo ingresado y quería darle un detalle.

Entonces es cuando saco el regalo perfecto, un reloj. No era un reloj cualquiera, era un reloj que podías grabarle el nombre que quisieras, de color negro y muy lujoso.

-¿Cuanto cuesta?-Pregunte emocionada-

-34 euros -Contestó la chica mirando el precio-

Puf.. no se si llevo dinero encima.
Miré el monedero y vi que no me alcanzaba, así que le di la tarjeta de crédito.

Cuando le pagué, le dije que pusiera en el reloj Oscar.

La chica entró en una puerta y al momento salió con el reloj y el nombre puesto.

Una vez listo me fui corriendo hacia la habitación, espero que aún se esté duchando.

Cuando entré no había nadie en la habitación, no sonaba el agua de la ducha y me preocupé.

-¿Oscar? -Pregunté cerca de la puerta del lavabo-

Nadie contestó, ¡haber si se ha caído o algo! ¡Lo último que me faltaba!.

Asustada abrí de golpe la puerta y lo vi ahí, envuelto en toalla, más sexy que nunca.

-¡Maria!-Dijo gritando-

-Perdon perdon -Dije y cerré la puerta

-Tranquila, puedes entrar -Dijo desde el otro lado de la puerta-

Entre y lo volví a observar, tenía el pelo mojado y ondulado, el pecho al descubierto y la toalla envuelta por la cintura. No tenía los abdominales marcados, pero estaba bien.
Inconscientemente me mordí el labio.

-¿Qué pasa? ¿Qué tanto me deseas? -Dijo riendose-

-¿Eh? -Dije embobada-

-¿Me quito la toalla? -Dijo con la intención de quitársela-

-Nono -Me acerqué y le aguanté la toalla-

Sin darme cuenta estábamos a centímetros, cuerpo con cuerpo, mis ganas de besarle eran cada vez más y más. Y de quitarle la toalla mejor ya no hablar. Deje de sujetar la toalla la cual cayó al suelo. Le empecé a besar, cada vez más fuerte, lo quería, quería sentirlo. Pero me frenó.

-Maria...-Dijo separándome de él- Quiero empezar bien, quiero enamorarte como un hombre, desde el corazón. -Me besa- Déjame hacer esto a mi manera.

-De acuerdo... -Avergonzada, me separé de él y salí del lavabo-

Entonces...¿Me quiere?

Algo más que mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora