Mi padre sabía que había cosas en el mundo que eran imposibles de explicar. Como la emoción de una madre al ver por primera vez a su hijo, la tristeza que uno siente al saber que su mascota de la infancia está herida de muerte... el sentimiento que estruje tu pecho cuando te das cuenta que estás entrando en el amor.
En el deseo de querer a alguien tan desesperadamente, tanto que incluso te encanten sus manos, sus ojos, su cabello, todo. No se podía escoger a la persona a quién deberías darle el todo tú, ni cuando, ni dónde. Era algo inexplicable.
Seguramente desde su tumba estaría diciendo "lo sabía". Porque mis ojos siempre brillan cuando lo veo, mi mente repite su nombre una y otra vez, admiro cada gesto que hace y me parecen tan interesantes sus repentinas sonrisas.
Y así como no se escoge a esa persona, tampoco se puede decidir si será correspondido correctamente.
///
Ian seguía con la mandíbula tensa y la mirada pérdida. Mis manos estaban tan frías que sentía que si las veía, estarían azules y congeladas.
Sus espesas pestañas se movían cada vez que él rodaba los ojos a ver a otro lugar, excepto a mí. Sus labios se apretaban el uno con el otro en segundos. Su ceño fruncido no dejaba de ser arte para mí.
Podía seguir viéndolo por horas y horas, pero sabía que no me había respondido.
-Ian...-murmuré-Sólo quiero saber, no sé si he hecho algo mal o no lo sé.
-No, no-respondió por fin volteando a verme-. Tú no has hecho nada mal.
-¿Entonces?
Bajó la mirada.
-Calí-escuchar decir mi nombre en su boca parecía desmoronar cualquier cosa en mi interior con facilidad -, quiero lo mejor para ti. Y eso conlleva a alejarme de ti.
Todo se detuvo por unos segundos. Mi piel se erizó, sentí frío y mi alrededor se congeló. Mi lengua tembló en cuánto intenté hablar, así que tuve que mantenerme en silencio por un rato.
-¿P-Por qué? -pregunté recordando cada mensaje que habíamos intercambiado, pasaron enfrente de mí por segundos.
-Eres diferente a las demás. Eres inteligente, graciosa, hermosa-sonrió débilmente-. Yo soy un virus.
-¿U-Un virus?-cuestioné con incredulidad.
-No quiero que acabes como yo, un imbécil sin futuro.
Nos mantuvimos en silencio. De un momento a otro nuestro ambiente se convirtió en uno abrumador, como si fuera difícil respirar. Mis dedos empezaron a temblar inconscientemente, inclusive sentí escalofríos en mi nuca. Todo aquél que pasaba frente a nosotros era ajeno a nosotros, ignorando el hecho de que estaba a punto de llorar.
-Lo siento mucho, lo último que quiero es lastimarte-susurró sin voltearme a ver-. Perdón.
Se levantó, me miró desde arriba unos segundos y se inclinó. Sus labios se posaron de una manera suave y lenta en mi frente, dejando un cálido beso. Tan sólo lo tuve allí por unos segundos, antes de que se levantara nuevamente e irse por donde llegó.
Ese fue el momento en donde dejé caer las lágrimas.
Un amigo. Un verdadero amigo. Se había ido. Y se llevó una parte de mí con él.
///
Caminaba sin rumbo, recibiendo empujones de personas que querían caminar más rápido. Con la mirada abajo, limpié una lágrima que había logrado bajar hasta mi mentón.
Choqué con un cuerpo robusto, tanto que hizo que perdiera el equilibrio. La persona frente a mí se sostuvo del brazo para no caerme, así que levanté la mirada hasta verlo.
Agrandé mis ojos. Él también.
-K-Key-murmuré tratando de sonreír e implorando que no se notara mi llanto.
-¿Lloraste? ¿Estás bien?
¿Acaso nadie puede fingir no verme llorar? Gracias.
-Estoy bien.
El chico de tez morena negó con la cabeza, arrastrándome junto con él, con su brazo encima de mis hombros. Caminamos hasta situarnos bajo un árbol en el césped, él acostado observándome y yo sentada en mis rodillas desviando su mirada.
-¿Qué ha pasado?-sonaba realmente preocupado, y eso me pareció muy tierno.
-Nada, sólo rasqué mi ojo muy fuerte...-voltee a verlo.
Me miraba con una ceja alzada y con la mirada de "no me jodas". Tenía razón, era una excusa verdaderamente pobre. Me di una bofetada en la mente y solté un suspiro.
-Dime que esto no tiene que ver con un chico... o tu mascota-dijo arrugando su frente.
Me mantuve en silencio, lo que provocó que insinuara aún más.
-¡Diablos! Lo lamento, ¿cuál era el nombre de tu perrito? No te preocupes, él ya está en un lugar mejor...
-¡No se murió mi perro!-exclamé interrumpiéndolo-Ni siquiera tengo uno.
Empezó a reírse mientras mascullaba un "perdón". Su risa era contagiosa, incluso me hizo reír a mí por unos segundos.
Se pasó los brazos por detrás de la cabeza y miró al cielo, tan relajado como siempre. Lo miré por un corto período de tiempo. Parecía tan bien, sin que le importara los problemas que nacían cada segundo.
-Entonces supongo que es la primera opción-habló. Me mantuve callada-. No dejes que un chico te haga eso, Calí. Sino, estoy seguro que Will le pateará el trasero por haber lastimado a su princesa.
-¿Su qué?-cuestioné echándome para atrás y observándolo con confusión.
-Ah, nada-rió.
Luego de eso, seguimos hablando sobre cosas sin importancia. Me relataba lo que había hecho hoy en la heladería, y como un niño pidió tocar su tatuaje en el brazo. Key se sintió tan halagado que incluso le compró un helado. Me pareció muy lindo, ya que cualquiera que lo viera pensaría en un criminal ladrón de bancos. Pero en realidad era sólo un muchacho estudioso.
Key me hizo reír incontables veces, estaba segura de que era porque mis ojos aún se notaban rojos. Se lo agradecí mentalmente, necesitaba unas risas después de lo ocurrido.
El moreno se levantó diciendo que empezaba a oscurecerse, y tenía que ir a cuidar a su hermana menor. Nos despedimos y cacada uno se fue por su camino.
Como dijo Key, no iba a dejar que esto me destrozara tan fácilmente.

ESTÁS LEYENDO
Nudes boy
RomantikDesconocido 12:32 am Ashley, mandame nudes ;) Yo 12:33 am Te has equivocado de número, amigo. Desconocido 12:35 am Mierda #138 [10/05/16] en romance, sólo imagina que tiene el primer uno, déjame disfrutar ser primer lugar en mi imaginación y seamos...