Nine;
the dateEstaba recogiendo mi cabello en una coleta cuando tocaron a la puerta. Suspiré y decidí dejarlo suelto, no alcanzaría a recogerlo. Tomé mi celular y antes de bajar las escaleras, lo revisé. Ian no me había mandando mensajes desde ayer, y comenzaba a ponerme ansiosa.
Muy en el fondo quería saber quién era esa chica. Podría haber sido su hermana o incluso su madre. Pero la voz sonaba tan sensual, joven y ronca, que dudo que haya sido cualquiera de mis dos posibilidades. Mordí mi labio. Todo me llevaba a que esa muchacha dormía con Ian.
Esfumé todos mis pensamientos y agité mi cabeza. No debería importarme lo qué hacía y con quién, después de todo, ni siquiera lo conocía. Pero eso no quitaban mis gamas de saber más sobre él, porque después de unas semanas de estar hablando, no sé su aspecto, sin embargo, él ya había mencionado su edad. Diecinueve años, y el próximo mes, veinte. Era algo mayor, pero por una extraña razón no me importaba.
Bajé las escaleras dando brincos y dejándole una nota a mi madre, escribiéndole que me iba a la feria como le había dicho antes con un amigo. Tomé un poco de dinero para el taxi de regreso y abrí la puerta.
William estaba de pie en el tapete de la entrada, mirando al suelo y jugando con sus dedos. Sonreí al verlo alzar la vista y achicar sus ojos al dedicarme una hermosa sonrisa.
—¿Lista?—se hizo a un lado, dejándome espacio para pasar.
Cerré la puerta y caminé —Lista.
///
—Definitivamente estás loca—habló levantando la cabeza, mirando el enorme algodón de azúcar que acababa de comprar.
Reí por su expresión.
—No siempre como azúcar, así que aproveché—le di un ligero codazo en sus costillas y ambos comenzamos a caminar entre la multitud de gente.
—Queda media hora para irnos, ¿quieres hacer algo más?
Ya nos habíamos subido a la rueda de la fortuna, a la montaña rusa e incluso al martillo. William no paró de reírse, en cambio, yo levantaba los brazos y gritaba como una desquiciada que era.
Busqué con la mirada algún juego que valiera la pena, y entonces vi una pequeña carpa de dardos y blancos. Tomé a William de su mano y lo arrastré conmigo hasta el lugar, y cuando él vio de qué se trataba, sonrió.
—Soy bueno en los dardos, podría ganar un oso para ti...
—Oh no, amigo mío—canturreé pagando tres dardos, mientras que el hombre me los entregaba—. Yo te daré ese oso.
Lancé el primero. Justo en el Centro, y asombré al hombre y a William. Aproveché mi buena puntería y lancé los otros dos, que dieron de igual manera. Chillé de euforia y tomé el oso como premio, para después entregárselo a William como triunfo.
—En un mundo paralelo, el hombre recibe el oso—carcajeó.
Reí junto con él y me encogí de hombros.
Después de unos segundos, un chico se acercó para jugar a los dardos. Pasó por detrás de mí, y me empujó ligeramente. Me hice para adelante y lo miré por el rabillo del ojo, con una ceja alzada.
—Amigo, anda con cuidado—masculló William, tomándome de los hombros.
Di la vuelta y lo miré. Agrandé mis ojos al reconocerlo. Cabello oscuro y ojos café marrón, tan oscuros como el cielo que comenzaba a anochecer. Vestía una chaqueta de cuero café y una camisa negra. Sus jeans eran azul oscuro y estaban rasgados. Utilizaba botas de militar, e incluso podría apostar que le hacía subir unos pocos centímetros de altura.
Levantó su cabeza y conectó sus ojos con los de William, después me miró. Estaba completamente segura, él era el chico de la foto de la ex novia de William, en su perfil de Facebook. Sin embargo, no sabía qué era de ella. Posiblemente amigos con derechos, o incluso novios.
—Lo siento, bella dama—murmuró agachándose como un hombre en la edad media—. No medí la fuerza que usé.
Me aparté para dejarlo pasar. Él se acercó al juego de los dardos, y cuando William y yo empezamos a alejarnos me di cuenta de un detalle. Una pequeña cosa que pudo haber cambiado todo, algo que... podría haber cambiado mi noche.
Esa voz. Su voz. Era la misma voz que me encanta. Ese chico, era Ian.
Me detuve en seco y giré, buscando a Ian como si de una madre buscando a su hijo se tratase. Mis ojos se volcaban de aquí para allá, pero entre la multitud no lograba encontrarlo. Estaba un noventa por ciento segura de que ese chico era Ian. Era él o tenían voces muy parecidas.
Pero sabía que ninguna voz me pondría la piel de gallina, excepto la del Nudes boy.
Parecía una desesperada buscando algo imposible entre la gente, tanto que William debió darse cuenta.
—¿Buscas algo?—me preguntó al oído.
Entreabrí mis labios diciéndole la loca idea de que buscaba a un desconocido. Pero mi mente me dio como una flecha: Ian no te conoce, no te está buscando y no le haces falta.
Mordí mi lengua y negué tan rápido como mi cabeza me lo permitió. Retrocedí y regresé a William, sonriéndole como si nada hubiese pasada. En mi interior, mi corazón gritaba que dejara al rubio y fuera a buscar a Ian, mi amigo loco. Pero mi mente decía lo contrario, que William era real y podría pasar más tiempo con él.
Ambos caminamos hasta la calle principal delante de la feria. Él había dicho que después tendría que ir a una junta en la empresa de su padre, así que desgraciadamente no podría llevarme. No discutí nada, me despedí con un beso en la mejilla y paré un taxi.
Al subir, agité mi mano en el aire de modo despedida para William y después le dije la dirección al conductor. Solté un suspiro y me recargué en mi asiento, mirando por la ventana las luces y colores que otorgaba la feria en la noche.
Deslicé mi dedo en el vidrio como si fuera una típica película de drama.
—¿Se encuentra bien, señorita?—cuestionó el conductor, un hombre de mediana edad con cabello rojizo y delgado.
—Creo que hice algo mal...—susurré sin pensármelo. Él sonrió y dirigió su mirada nuevamente al frente.
—Si hizo algo mal, para algo bueno, no debería estar triste—habló.
Miré hacia atrás, hacia donde anteriormente había estado de pie William con una radiante sonrisa. Me reí por adentro.
—Quizá tenga razón.

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Nudes boy
RomansaDesconocido 12:32 am Ashley, mandame nudes ;) Yo 12:33 am Te has equivocado de número, amigo. Desconocido 12:35 am Mierda #138 [10/05/16] en romance, sólo imagina que tiene el primer uno, déjame disfrutar ser primer lugar en mi imaginación y seamos...