Nudes boy

twenty; do you know him?

twenty;
do you know him?

—¿Te subió a su auto así porque sí?

Dylan no había parado de verme furioso desde que se enteró lo que pasó aquélla noche. Will seguramente le había contado lo que él pudo ver y ahora pensaba que yo me había ido con Ian–o como lo conocían, Black–porque quise. En cambio, Lía estaba más que emocionada porque según ella mi vida se había convertido en una telenovela recientemente.

—Pasó muy rápido—contesté encogiéndome de hombros e intentando no conectar mi mirada con la del castaño sentado frente a mí.

—¿Y a ti no te gustó?—inquirió Lía alzando sus cejas y bajándolas, haciendo el mismo movimiento varias veces.

Rodé mis ojos. No estaba ayudando para nada.

Para mi fortuna, Will llegó a sentarse con nosotros junto con su bandeja de comida e interrumpió nuestra conversación, yo ya no tuve que contestar. Se posicionó a mi lado y le sonrió a cada uno de nosotros.

—Hola—saludó.

Cada uno le respondimos lo mismo al unísono. Luego de eso, Dylan se puso a platicar con Will acerca de una fiesta que un chico de un grado superior haría una fiesta cerca de donde él vivía. Lía y yo nos mantuvimos al margen, intercambiando miradas. Ella ya se había dado cuenta de cómo Dylan me había estado viendo últimamente. Y lo entendía, su mejor amigo era Will y le parecía mal que me haya subido al auto de otro tipo dejándolo a él atrás. Pero no importaba cuantas veces le repetiera que no fue mi culpa, él parecía no querer ceder. Will era el único que no se había enterado de nada aún.

—¿Quieres ir con nosotros, Lía?—preguntó Dyl girando la cabeza.

Lía se rascó la nuca distraída y lo miró con el ceño fruncido.

—¿Eh? ¿Adónde?

—A la fiesta de Rob, Will y yo iremos.

La chica me miró por el rabillo del ojo, al igual que yo hice con ella.

—Ah, claro. ¿Y tú, Calí...?

—Muy bien, entonces iremos sólo nosotros tres.

Mordí mi lengua. Lía me dirigió esa típica mirada de "no estoy entendiendo nada, explícate". Will aún estaba muy distanciado de la conversación, su concentración se fijaba en atrapar un chícharo con su tenedor y no dejarlo escapar.

Quizá dejaba pasar que Dylan estuviera enojado conmigo, pero esto estaba fuera de esos límites. Actuaba tan infantil que hasta me dolió y sorprendió lo que acababa de decir. Sabía que lo decía con el afán de que yo entendiera de que no iría por nada del mundo, tal vez porque ya no me tenía confianza o sólo para molestar. Cualquiera de esas opciones me molestó, por lo que me levanté de mi asiento y tiré de mi mochila con fuerza para salir del comedor casi trotando.

No vi si Will o alguien más me siguió, pero tampoco me importó.

Me dirigí hasta el aula de Ciencias, la clase que se supondría seguía en mi horario después del descanso. Como era de esperarse, no había nadie a excepción de Lily, una chica que raramente veía en el comedor. La llamaban "cerebrito" porque tenía calificaciones muy altas y en su tiempo libre, estaba aquí, en el laboratorio. Tenía entendido que amaba la ciencia y tenía varias becas en muchas escuelas debido a eso.

Su cabello rojizo estaba atado en una coleta, despejando su rostro. De pecas en toda su cara, unos lentes enormes de fondo de botella y dientes arreglándose por frenillos. Cuando escuchó la puerta abrirse, se levantó del microscopio a verme.

—Oh—sonrió—, creí que eras el profesor.

No le contesté y opté por sentarme a su lado, dejando la mochila en el suelo.

—¿Qué haces?—junté mis manos encima de la barra.

—No lo entenderías.

Auch.

—¿Calíope, cierto?—no volteó a verme, sólo veía por el lente y escribía en su libreta.

—Calí—corregí—. Tú eres Lily, si no me equivoco.

—Exacto... ¿Calí? ¿La novia de William, el dios de esta escuela?

¿Qué?

—Diablos—rió—, deberías sentirte afortunada.

No sabía cómo sentirme al respecto después de llamarle a Will un dios y a mí afortunada.

—¿Por qué?

—Ser novia de Will es como tener un montón de cupones: ser invitada a todas las fiestas, los chicos siempre te verán, las chicas te querrán en su mesa en los descansos, incluso algunos profesores te amarán.

—Hablas de él como si fuese un objeto—empezaba a pensar seriamente en irme de ahí.

Lanzó una carcajada y anotó unos números en su libreta, y después le sacó punta a su lapicero.

—No, tú eres el objeto.

—¿Yo?

—Ay, Calí—dejó caer sus hombros y me miró con lástima, como si fuese un perrito bajo la lluvia más flaco y delgado que todos los demás perros callejeros—. En serio no conoces a William, ¿verdad?

—¿Y tú sí?—levanté una ceja, enfureciéndome aún más de lo que ya estaba al salir del comedor.

—Uso lentes; veo muy, muy bien.

♦

Caminaba a casa arrastrando los pies y masticando el osito de goma en mi boca. En mi mano llevaba la bolsita de dulces y en la otra, aseguraba el dinero sobrante. Después de esa plática con Lily, evadí a todos en la escuela. A Lía, a Dylan e incluso a Will. Necesitaba tiempo a solas y para pensar.

En el trayecto a casa, no hice más que comer y saltar en la banqueta para no pisar ninguna raya. Un juego de niños.

Y en casa, lancé la mochila y subí más escaleras hasta mi habitación. Prendí las bocinas y dejé que una canción se reprodujera al azar, para después yo acostarme en la cama bocarriba y dejar el celular a mi lado.

Segundos después, vibró. Lo tomé y leí el mensaje que me habían enviado. Mi estómago se retorció cuando mis ojos pasaron por encima de esas palabras.

Will <3
03:21 pm
Estás bien? Te noté muy extraña. Quieres que vaya a tu casa?

Apagué el celular y me acosté de lado en el colchón. Las palabras de Lily retumbaron en mi mente una y otra vez haciéndome un mal dolor de cabeza.

Deberías de conocer mejor al chico que le tomas la mano.